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Seminario
El fantasma y la clínica psicoanalítica
Su lógica

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Organizado por : PsicoMundo

Dictado por : Alfredo Eidelzstein


Clase 2


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Preparando la clase me di cuenta que quizá la propuesta de trabajo para hoy requiera más de una reunión y entonces sería también el tema de la próxima. El tema que nos ocupará será "La noción de fantasía inconsciente" en Freud, pero evidentemente lo vamos a trabajar desde la posibilidad que los desarrollos teóricos freudianos nos permitan articular con la noción de fantasma en Lacan. No se trata en absoluto de ir a buscar una respuesta de la índole de "si es o no es lo mismo", si es equivalente fantasía inconsciente en Freud y fantasma en Lacan, sino tratar de dar cuenta de cuál es la articulación lógica de las formulaciones de uno y otro, siendo que hay entre ellas puntos en común interesantísimos, pero a su vez hay diferencias que hay que tratar de establecer.

Para dar cuenta de los puntos en común entre las dos formulaciones, que después de este largo e intenso rastreo hecho por la obra de Freud, les advierto que son muchísimos, decidí colocar en la pizarra, en el sector del grafo del deseo que nos va a hacer falta para ir inscribiendo en esta red construida por Lacan un montón de enseñanzas freudianas, un cierto número de citas que aluden a ellas, para que las podamos discutir. Pero quisiera también, desde el vamos, marcar el horizonte de este trabajo que supone poner en relación "fantasía" y "fantasma".

La propuesta que les hago es la siguiente: dada la ausencia en Freud de la noción de objeto a, una de cuyas dimensiones estructurales más importantes es, precisamente, la de dar cuenta de la forma de articulación entre simbólico, imaginario y real que no se resuelve en Freud; no se termina de poder decir en Freud dónde reside la novedad que la práctica del psicoanálisis puede producir respecto del deseo. Nos queda claro que a partir de Freud hay una nueva práctica en el mundo -nunca existió antes- que es el psicoanálisis, que se reporta al deseo inconsciente. Lo que yo estoy planteando es que en términos de Freud, no se puede terminar de decir qué es lo que esta práctica novedosa aporta como nuevo a cada sujeto respecto de su propio deseo.

Para que ustedes ya empiecen a tener pies más firmes en estas cuestiones respecto de lo que afirmo, quisiera que piensen que ya en el Seminario 14 "La lógica del fantasma" el lugar que tiene la noción de acto analítico es crucial; me estoy refiriendo exactamente a lo nuevo que el psicoanálisis puede aportar como un problema estructural respecto de la fantasía inconsciente y la concepción de fantasma; prueba de ello es el lugar que tiene en ese seminario la noción de acto analítico.

¿Por qué se puede decir esto? Importa no equivocar el rumbo. La maniobra del analista es la interpretación, tanto para Freud como para Lacan, y entonces ¿qué es el acto analítico? Esto, por no haber sido suficientemente desarrollado en algún tiempo de la transmisión y el conocimiento de la enseñanza de Lacan en Buenos Aires, se supuso que era por parte del analista hacer algo de la índole de cortar una sesión, aumentar un honorario, darle al paciente una indicación precisa (...) Hubo una época en donde era realmente muy común la idea de que "acto" implicaba "hacer algo", y entonces los analistas mandaban a hacer algo al paciente: ir al cementerio a ver la tumba del padre o renunciar a un trabajo, etc., etc. (...) Me parece que ese es un equívoco terrible, porque fuera del acto de palabra, son pocos los que tienen la virtud del corte inherente al acto analítico.

El problema es que entre interpretación y acto psicoanalítico, Lacan está tratando de descifrar que la interpretación debe estar orientada hacia la producción de algo absolutamente nuevo; y llamar a la interpretación mediante la noción de acto analítico es agregarle a aquélla la dimensión de lo nuevo.

Entonces, les propongo considerar el tránsito de la fantasía inconsciente al fantasma para trabajar este problema: cómo se aborda en psicoanálisis un concepto de la interpretación que hace de ella la vía de producción de lo nuevo. Entre otras ideas, este enfoque requiere situar el acto analítico como la noción que da cuenta de lo nuevo en psicoanálisis. Les advierto que este es el modo según el cual se empieza a dar en Lacan -pero ya varios años antes del Seminario "La lógica del fantasma "-, la distinción neta y radical entre el "A" y el "lugar del analista".

¿Por qué? El lugar "A" indica aquél desde donde uno puede recibir toda índole de sugestiones, en función del poder que la palabra tiene, y también casualmente -pero casualidades que suceden-, uno puede recibir también interpretaciones de "A"; recuerden al respecto ese famosísimo caso del paciente de Lacan que no evolucionaba bien en el tratamiento con sus intervenciones, pero que en la noche en que su partenaire, luego de un fracasado acto sexual sueña que es ella quien tiene el pene entre las piernas, resuelve un problema de impotencia. O sea, ese hombre recibió una interpretación de su partenaire sexual, una mujer; quiere decir que la mujer ahí ¿fue analista? No, no fue analista, fue "A", siendo que en "A" uno puede encontrar funciones de sugestión vía la palabra como también interpretaciones. Para que pudiésemos decir que alguien es analista debe también, a la posición de "A", asociarle la función de objeto a, no alcanza con ocupar o cubrir el lugar de "A".

Bien, las vías de investigación que les voy a proponer recorrer son: 1) Fantasía inconsciente e histeria; 2) Fantasía inconsciente y realidad; 3) Fantasía inconsciente, histeria y realidad; 4) Fantasía y síntoma; 5) Fantasía inconsciente y dirección de la cura; y 6) El deseo como motor de la fantasía. Estos seis temas van a ser trabajados por nosotros, yo calculo que nos va a dar el tiempo para trabajarlos cómodamente en la reunión de hoy; como les decía, voy a recurrir a citas que preparé para ustedes, provenientes de una enorme cantidad de textos freudianos. Me imagino que para la gran mayoría, todos estos temas deben ser comunes, espero que con la sola enunciación de los temas ya empiecen a notar ustedes que efectivamente estas son temáticas freudianas.

La segunda parte de este recorrido no abarcará ya tan sólo Freud, sino la articulación entre Freud, Jakobson y Lacan; después de abordar esos seis puntos, nos quedarán por recorrer otros dos para poder llegar a un esbozo de la teoría de lo nuevo que aporta el psicoanálisis; será cuestión entonces de articular a Freud, Jakobson y Lacan en el punto donde los tres se juntan: la "Verschiebung" y la "Verdichtung", los dos términos alemanes que designan, el primero, al "desplazamiento" y el segundo a la "condensación".

Bien, ustedes sabrán -me parece que Lacan lo dice una cantidad suficiente de veces- que si para el sujeto las leyes del lenguaje son ocultas, siempre la metáfora es mucho más oculta que la metonimia. Aquí nos volvemos a encontrar con el problema, porque efectivamente donde se produce el problema es en la forma de interpretar según las leyes del lenguaje, la condensación de Freud -la "Verdichtung"-; para Jakobson ésta no será el equivalente de la metáfora, como lo es para Lacan, sino que dará cuenta del simbolismo estudiado por Freud; de manera que a nosotros muy probablemente nos resulte mucho más natural la lectura de Jakobson. En tanto con el desplazamiento no hay problema, corresponde a la metonimia, donde vemos la sustitución es francamente en el simbolismo, no en la condensación; para decirlo de una manera más simple: ¿Acaso ustedes no saben que en Freud la condensación es desplazamiento múltiple? Siendo que la condensación es desplazamiento múltiple -algo que leyeron una enorme cantidad de veces-, ¿cómo puede ser que sea un desplazamiento múltiple "metáfora"? ¿Cómo pueden devenir metáfora las metonimias múltiples? Dependerá de la teoría que tengamos de la metáfora.

En Lacan, esa teoría comporta ya un fuerte ciframiento; saben ustedes que la estructura del lenguaje tiene dos leyes, que son metáfora y metonimia, porque Jakobson lo dice –y nombrarlo no es nombrar a cualquiera. Fue él quien planteó que todo lenguaje humano, habido o por haber, incluido aquél que pudiera venir a crearse en el futuro, tendría por leyes fundamentales la metáfora y la metonimia.

Esto es una producción de Jakobson; el problema es que Jakobson, en un trabajo acerca de las afasias, aplica las leyes del lenguaje a las del inconsciente, pero lo hace de una manera absolutamente distinta de como lo hace Lacan; ahí está el problema al que yo los quería llevar, porque la pregunta es: ¿saben ustedes que la creación poética se articula en psicoanálisis al problema de la metáfora? ¿Recuerdan en eso que parecen las fórmulas de la metáfora y de la metonimia, un "más", que es el atravesamiento de la barra? A esa función de atravesamiento de la barra le asignamos la función de creación, la función creadora de la palabra. Bien, ¿eso es lo nuevo?, ¿será eso lo nuevo? ¿será una metáfora el acto analítico? La propuesta es hacer todo este recorrido porque yo quiero demostrarles cómo en Freud Verdichtung -la condensación- se anuda íntimamente a fantasía inconsciente, y es porque Freud no cuenta con la noción de fantasma, que efectivamente vía la Verdichtung y la fantasía inconsciente se le hace imposible teorizar lo nuevo del psicoanálisis.

¿Se entiende? Lo voy a decir de una manera más neta: la fantasía inconsciente es un invento -significa que no es de la realidad-, lo que descubre Freud es que la escena de seducción que había sufrido la histérica en la infancia por parte de un adulto -su padre- era un invento. Bien, ¿eso es lo nuevo del psicoanálisis? ¿Ven el problema? ¿Eso es un invento? Freud contestó: "No"; ¿Entienden lo que sería? Inventar fantasías (...) "No, lo que pasa es que ahora me creo que soy, qué se yo" cualquier estupidez; ¿eso es el fin del análisis, ese invento? Bueno, pero entonces si no hay invento al fin del análisis, hay un límite, que es "envidia al pene" y "angustia de castración", es un impasse. ¿El fin del análisis es un impasse? ¿o hay un pase? Pero si es que hay un pase, como dice Lacan ¿es la metáfora? ¿es un invento? Tiene que ser algo nuevo, pero tenemos que poder teorizarlo, que no sea un invento, porque no hace falta el psicoanálisis para tener un invento; nosotros, sin analizarnos tenemos el invento.

Hecho este planteo, empecemos a recorrer lo que espero sea una no demasiado tediosa serie de citas freudianas, que me propongo leerles y discutirlas para ustedes.

La primera, hace al primer ítem, histeria y fantasía, o podríamos decirlo mejor, Fantasía inconsciente e histeria. Pero atención con ese "e" que viene cubrir el lugar de un "y": estoy diciendo que en la obra de Freud hay una relación esencial entre fantasía inconsciente e histeria. La pregunta que yo les propongo hacer es: ¿de dónde proviene esta relación esencial? Tengo que formular la pregunta porque es una banalidad decir que en la neurosis obsesiva no hay fantasma (...) ¿Acaso no lo hay? El padre muerto, la dama idealizada, la proeza (...) ¿no son las propiedades características del fantasma en la neurosis obsesiva? Pero voy a tratar de mostrarles, mediante las citas que elegí, las que me parecieron las más lindas, más divertidas y donde Freud decía las cosas con más claridad, coloco de cada tema dos o tres, hay decenas; si ustedes revisan en la edición de Amorrortu la cantidad de veces que Freud dice "fantasía inconsciente" -y el índice analítico y temático de Amorrortu no es completo, se les escapan un montón-, esa cantidad debe superar las cuatrocientas veces; más de veinte, treinta, cuarenta veces por tomo, a lo largo de los veintitrés.

Vamos a la Carta 59, que es de 1897, Tomo I, (pág. 285): "[...] El chiste que se me ha escapado en la resolución de la histeria consiste en el descubrimiento de una nueva fuente, de la que deriva un elemento nuevo de la producción inconsciente. Me refiero a las fantasías histéricas, que, según veo, por lo general se remontan a las cosas que los niños oyeron en época temprana y sólo con posterioridad { nachträglich} entendieron.". Esta cita es impresionante. La leo de vuelta: "El chiste que se me ha escapado en la resolución de la histeria ... [ven que no es de la neurosis, es de la histeria] ...consiste en el descubrimiento de una nueva fuente, de la que deriva un elemento nuevo de la producción inconsciente. [ya está acá el problema de producir lo nuevo, la producción de algo nuevo vía el inconsciente], ...Me refiero a las fantasías histéricas,... [no a las fantasías inconscientes en sentido general para la neurosis, ven que lo que se descubre para Freud en el '97 es que a la histeria le corresponde tomar en cuenta un elemento -yo diría- doblemente nuevo, no sólo porque son inventos de los pacientes sino que es nuevo en la teoría freudiana, algo nuevo para el psicoanálisis, y es que a la histeria le corresponden fantasías histéricas] ...que, según veo, por lo general se remontan a las cosas que los niños oyeron en época temprana y sólo con posterioridad (...) entendieron.".

Carta 61, es del mismo año, de un mes después -del '97-, Tomo I, (pág. 288): "...Por primera vez he conseguido una vislumbre cierta sobre la estructura de una histeria.". Un mes después lo dice de una manera categórica: "...Por primera vez..." [y ustedes saben que es por primera vez en la historia del mundo, porque fue por primera vez para Freud pero por primera vez para todos; estoy ya tomando en cuenta la posición de Breuer; ustedes saben que Breuer descubrió el inconsciente, no Freud, pero la fantasía inconsciente la descubrió Freud, por la buena razón que Breuer huyó despavorido. [Ya hablaremos luego un poco de Breuer]. "...Por primera vez he conseguido una vislumbre cierta sobre la estructura de una histeria. Todo desemboca en la reproducción de escenas; unas se obtienen de manera directa y las otras siempre a través de fantasías interpuestas."; a veces, en el trabajo analítico se puede acceder a ellas de manera directa, en otros casos hay que hacerlo a través de fantasías –esto es, su atravesamiento. "...Las fantasías provienen de lo oído , entendido con posterioridad, y desde luego son genuinas en todo su material.".

¿Cómo puede decir esto Freud? ¿Es tonto? ¿Qué es esto de "fantasías genuinas en todo su material"? ¿No toma siquiera la prevención de considerar que algunas no lo son? (...) Y agrega: "...Son edificios protectores, sublimaciones de los hechos, embellecimientos de ellos, y al mismo tiempo sirven al autodescargo.". ¿Por qué estas fantasías se interponen entre la posición del sujeto en análisis y las escenas de la infancia? –siempre se trata de escenas de la infancia, no de escenas de la vida cotidiana-; ¿y por qué Freud dice que son siempre ciertas? Porque producen efecto, jamás podríamos suponer que una fantasía inventada por falsa, para el sujeto que la inventó pueda producir efectos patógenos; esta fantasía siempre debe ser genuina -genuina quiere decir que efectivamente está hecha con lo que se escuchó-, siempre debe ser verdadera porque produce efectos, jamás un sujeto que estaría mintiendo tendría efectos patógenos de su propia mentira.

Les traigo ahora una cita del caso Dora, ustedes saben que el caso Dora -que se llama "Fragmento de análisis de un caso de histeria"- primero iba a ser publicado con otro título, el título original que Freud le había asignado era "Sueños e histeria, fragmento de un análisis"; yo quisiera preguntarles a ustedes -no sé si últimamente leyeron ese texto, pero aunque no lo hayan leído estoy convencido que se acuerdan precisamente de ese historial-, ¿creen ustedes que el eje de la "curación" (entre comillas porque fue un análisis fallido, fue fragmentario), el eje del análisis de Dora pasó por los sueños? ¿No creen que pasó más exactamente por el estudio y el análisis de las fantasías de Dora? Recuerden para ello por ejemplo las fantasías de desfloración, de venganza, de embarazo. Recuerdan ustedes todo el trabajo que hace Freud en torno a la noción de transferencia como obstáculo –precisamente es aquí donde aparece-, Freud se ocupa de esta cuestión en Dora articulándola a la fantasía de venganza: se trataba, según lo formula, de una venganza de Dora contra él, en su condición de representante del señor "K" y del padre.

Por mi parte les propongo que, a mi entender, el caso Dora es un historial que merece reportarse, más que a "sueños e histeria", a "Dora y sus fantasmas". Así, el propio Freud indica en ese texto Tomo VII (pié de pág. 90) : "He indicado ya (...) que la mayoría de los síntomas histéricos, una vez que han alcanzado su pleno despliegue, figuran una situación fantaseada de la vida sexual: una escena del comercio sexual, un embarazo, parto, puerperio etc." -parece el libro de Raquel Soifer. ¿Entienden así cuál es la pregunta que se nos arma?: ¿y de los síntomas obsesivos qué hay? ¿Cómo puede decir Freud que el síntoma histérico se racionaliza en función de la puesta en funcionamiento de las fantasías inconscientes? ¿Y el síntoma obsesivo? ¿A qué responde esta unión entre el síntoma histérico y la fantasía histérica?

En "Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis", escrito en la misma fecha en que es publicado "Dora" -1905- Tomo VII, (pág. 266), Freud dice: "...Sólo al introducirse el elemento de las fantasías histéricas se hicieron trasparentes la ensambladura de la neurosis y su vínculo con la vida de los enfermos; y se obtuvo también una analogía realmente sorprendente entre estas fantasías inconscientes de los histéricos y las invenciones que en la paranoia devenían concientes en calidad delirio .". Una vez más, ven la íntima, esencial relación entre síntoma histérico y fantasía histérica, de hecho no hace falta que cite nada del escrito de Freud de 1908 que lleva por título "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad".

¿Y las fantasías obsesivas? Bien, les advierto que este no es un problema en Freud correspondiente a los primeros años de sus desarrollos teóricos, por ejemplo, ya producida la segunda tópica, el "Más allá del principio del placer", y todo, en las "Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis", que lleva por título "32ª conferencia. Angustia y vida pulsional", del año 1932, Tomo XXII, (págs. 111-112), Freud dice: "...Al fin tuve que llegar a la intelección de que esos informes eran falsos, y así comprendí que los síntomas histéricos derivan de fantasías,...". De modo que en 1932 aún sigue funcionando este mismo argumento que sostiene la relación esencial entre la fantasía inconsciente y el síntoma histérico, no el síntoma neurótico en general.

Les propongo dejar esto como pregunta y ver si -yo creo que así ocurrirá-, en el desarrollo de ítems y de citas freudianas que he preparado hoy para ustedes, se da una excelente respuesta a este problema.

Segundo punto: "Fantasía y realidad". Quizás en cuanto al primero, muchos de ustedes podría decir que se trataba de citas que habían leído pero sin reparar especialmente en ellas. Podrían apuntar entonces: "Es cierto, ahora que lo decís, efectivamente, recuerdo que siempre había en Freud mucha unión entre fantasía inconsciente e histeria", pero es probable que nunca lo hubieran tomado como un verdadero problema freudiano; este segundo, sí, ciento por ciento estoy seguro que para todos ustedes es un problema freudiano, quiere decir que es un problema que tiene Freud pero también es un problema que ustedes tienen en la lectura de Freud, el problema que se llama "Fantasía y realidad".

¿Cuál es el problema aquí? Es el siguiente: ¿cuál es la estructura del borde, de la frontera que separa y asocia fantasía y realidad? Yo sé que ustedes tienen la respuesta, mi propuesta, siguiendo las enseñanzas de Lacan, es destruir la respuesta que ustedes tienen -vamos a ver si se logra, es muy difícil destruir algo-, y avanzar que la noción de realidad psíquica es parasitaria en psicoanálisis, hay que deshacerse de ella. Estoy postulando que la salida a la pregunta por el borde, por la estructura de frontera entre fantasía inconsciente y realidad, no debe ser resuelta mediante la idea de realidad psíquica; más aún, avanzo que la idea de realidad psíquica debe ser erradicada del campo del psicoanálisis, no sólo por el alcance que tiene en sí misma, sino por la función que tiene para todos nosotros, en la medida que ella explica todo para todos.

Lacan se dedicó extensamente a reubicar todas aquellas nociones que se caracterizaban por explicar todo en el momento en el que se dedica a la enseñanza en psicoanálisis; es por eso que atacó y reubicó la noción de libido –"...Hoy no tengo libido para ir a la oficina...-, como una suerte de explicación universal, y según entiendo, peor que ella funciona la de realidad psíquica, que permite decir, por ejemplo: "...Para mí -es mi realidad psíquica-, lo que me dijiste fue muy agresivo" y en verdad, sirve para todo.

Para trabajar la frontera entre realidad y fantasía inconsciente debemos reemplazar esa única frontera por más de una frontera. Les propongo sustituir la frontera entre realidad psíquica y realidad objetiva por aquélla que hay entre la realidad y lo real. Esto es, pasar de considerar una a considerar dos fronteras y una vez dividido así el problema en un comienzo unitario, les propongo quedarnos con el segundo y no con el primero.

El problema unitario es la oposición fantasía-realidad, a éste propongo dividirlo en dos; la frontera entre realidad psíquica y realidad objetiva comporta, en Freud, una oposición: o es una cosa o es la otra; o hubo seducción en la infancia de tal mujer o no la hubo y ésta la fantaseó; la idea es sustituir esa frontera por aquélla que se define entre la realidad y lo real, de donde se desprenden dos cosas:

Todo cuanto estoy diciendo, de la manera más intuitiva, es que la estructura del fantasma se corresponde con la del cross-cap; estoy haciéndolo como con vaselina, si ustedes quieren, estoy introduciéndolo despacito.

Primer problema; el concepto de fantasía inconsciente en Freud es -a mí me parece, no sé qué dirán ustedes- un tema muy poco estudiado entre los post-freudianos, hay muy pocos estudios sistemáticos y serios al respecto; quizás hay más acerca de lo que es el fantasma en Lacan o lo que es la fantasía inconsciente en Melanie Klein, eso sí, hubo muchos psicoanalistas que lo han estudiado. Y por otra parte, hay un prejuicio según el cual la gente supone que esa noción en Freud se traduce en términos de "la realidad es del color del cristal con el que se la mira"; que entre el sujeto y la realidad está la fantasía y ella es la responsable de algo así como errores de percepción.

Pero ocurre que no es así. Ésa impresión no es sino el producto de la subjetividad, del modo en que la realidad viene a ser interpretada, algo también traducible en términos de "Cada uno habla según cómo le va en la feria". Pero para Freud la función de la fantasía no está en absoluto dirigida, constituida para ser la vía por la cual el sujeto interpreta o significa la realidad. La fantasía inconsciente tiene para Freud la función de resignificar las escenas infantiles, no la realidad cotidiana del sujeto. Y esto es así todo el tiempo, dado que la sexualidad humana se caracteriza por proceder en dos oleadas o en dos acometidas -¿recuerdan esto?-; la sexualidad humana es tal en función de ese período que separa en dos su desarrollo y que designamos "latencia".

¿Qué quiere decir "latencia"? ¿Que los chicos durante la primaria, por ejemplo los varones, ya no se tocan los genitales? Seguro que no; afirmarlo sería falso; se lo tocan muchísimo menos, pero también es cierto que ya saben ir al baño para hacerlo, de modo que la novedad que supone la latencia no pasa por allí. La latencia es un concepto teórico -no la descripción de un período- según el cual hay un quiebre, un abismo entre los dos momentos de la sexualidad humana.

¿De qué índole es este abismo? Ya en la primera etapa de la sexualidad humana hay elección de objeto; saben ustedes que cuando Freud habla de elección de objeto habla de objeto total, no de objeto parcial, cuando se trata de elección de objeto siempre es un hombre o una mujer, distinto del objeto en juego en el deseo y en la pulsión; aquella elección que se caracteriza por libido objetal, implica el pasaje del yo al objeto, pero recordarán que el yo será objeto para la libido en tanto yo unificado; cuando se trata en Freud de la elección de objeto, se trata de una persona, el error post-freudiano fue creer que dada esa elección de objeto que recaía en una persona, todos los objetos parciales confluían en aquél. Algo que nunca dijo Freud, como lo señala Lacan. Así, el objeto parcial nunca queda subsumido en la dialéctica del objeto total, pero no es que no haya objeto total para el ser humano; aun en la enseñanza de Lacan, se trata del objeto en juego en la elección de objeto. Freud dirá, sí, que la fantasía inconsciente es la forma mediante la cual el sujeto, retroactivamente, desde la segunda fase sexual hacia la primera, reinterpreta las escenas infantiles.

Vayamos al Manuscrito "L", que es el anexo a la Carta 61, Tomo I, (pág. 289); ahí Freud habla de arquitectura de la histeria, y dice: "La meta parece ser alcanzar las escenas primordiales. A veces se lo consigue de manera directa, otras veces por el rodeo de unas fantasías. En efecto, las fantasías son unos parapetos psíquicos edificados para bloquear el acceso a esos recuerdos." De modo que la fantasía no está destinada a interpretar la realidad, no es lo que yo uso todos los días para hacer del mundo algo adecuado a mí; la fantasía inconsciente, la función que tiene es atacar al recuerdo.

En el Manuscrito "M" del mismo año, Tomo I, (pág. 293): "Las fantasías se generan por una conjunción inconsciente entre vivencias y cosas oídas, de acuerdo con ciertas tendencias. Estas tendencias son las de volver inasequible el recuerdo del que se generaron o pueden generarse síntomas.". Freud considera, entonces, que la función de la fantasía es colocarse entre el recuerdo patógeno y el síntoma, pero nunca es la fantasía un dispositivo para atacar la realidad en el sentido de lo cotidiano de la vida del sujeto.

Agrega en el mismo año -1897-, Carta 69: (pág.302) " (...:la fantasía sexual se adueña casi siempre del tema de los padres.)", esto es, va a tomar recuerdos infantiles pero correspondientes al período en el que hay ya elección de objeto. "(...) Parece de nuevo discutible que sólo vivencias posteriores den el envión a fantasías que se remontan a la infancia;...". De modo que la fantasía se remonta a la infancia; su función no responde a las frustraciones de la realidad, sino que se constituye de escenas sexuales infantiles, de material de índole edípica. La materia prima, lo que será llamado "el paño" por parte de Lacan, que debería ser mejor traducido por "estofa" o "estopa", la materialidad del fantasma -dice Freud- ¿de dónde proviene? Del recuerdo de las escenas de la infancia donde ya se había producido la elección de objeto, o sea, proviene de escenas con los padres, de naturaleza edípica.

Es preciso acentuar bien esto, porque es la única forma de entender por qué Lacan sostiene, por ejemplo en el Seminario 10, "La Angustia", que el fantasma se produce del lado del Otro. Si ustedes recuerdan el cuadro de la división subjetiva tal como aparece en la segunda clase de ese seminario, en su parte superior figura una división que inscribe, por un lado, A como divisor y por el otro $, como dividendo y el resto. Si ustedes, debajo de A, alcanzan a poner un rombo entre $ y A, tienen el fantasma debajo de A. Más explícito aún, Lacan escribe debajo: "Lado del Otro". ¿Qué incluye en el sector que designará "mi lado"? Va a poner S y, por debajo de él, , o sea, el significante de una falta en el Otro.

Se produce así una inversión bastante increíble, porque el significante de una falta en el Otro queda del lado del sujeto, "mientras que el fantasma, todo él -dice Lacan- queda del lado del Otro". Podemos entender ahora lo que esto quiere decir en Freud, a saber, que el material con el que se construye son recursos edípicos, está armado totalmente con la historia edípica. No olvidemos que nuestro problema era cómo teorizar lo nuevo que se podía producir mediante la experiencia analítica en relación con el deseo, que no fuese envidia del pene o angustia de castración.

Vamos a la Carta 101, 1899: (pág. 318) "...las fantasías son productos de épocas posteriores, proyectadas hacia atrás,-no proyectadas a la realidad- desde el presente respectivo hasta la primera infancia; y el camino por el cual ello acontece ha resultado ser, de nuevo, una conexión-palabra.", Esto es interesantísimo, porque Freud nos advierte así que el punto de unión entre la fantasía actual, mediante la que reinterpretamos la primera infancia y aquélla a la que nos remontamos por esa vía, no son imágenes, sino "conexión-palabra", tiene estructura de palabra. Aquello que conecta al fantasma y al recuerdo, es palabra, no son imágenes.

Se trata de productos actuales -el fantasma es un producto actual- que permite reinterpretar la primera infancia. Una vez que Freud ya tiene esto, ya está en condiciones de afirmar, dándole un estatuto de "secreto": "Ya no creo más en mi neurótica". ¿Cómo creen ustedes que fue entendido esto? Que Freud ya no creía en su paciente. ¿Acaso ustedes no lo entendieron así? Por mi parte, reconozco que así fue. ¡Pero no tiene nada que ver con lo que dice Freud!

En la Carta 67 del `69, donde esto que vendrá un mes después ya se prepara, Freud consigna: (págs.300-301) "[...] Eso fermenta en mí, no he llegado al cabo de nada; con la Psicología, muy satisfecho; en la neurótica [teoría de la neurosis], martirizado por graves dudas, muy lerdo,...". De modo que Freud está dejando de creer, no en la paciente, sino en su teoría sobre la neurosis, en absoluto tiene que ver con que ya no crea en sus pacientes. Y agrega en Carta 69 (pág. 302): "Todo ello –esto es, la fantasía sexual- me predispuso para una doble renuncia: a la solución cabal de una neurosis y al conocimiento cierto de su etiología en la infancia.".

De modo que la renuncia de Freud abarca dos aspectos: el conocimiento cabal de la neurosis -no lo tiene todavía-, y el conocimiento cierto de la etiología en la infancia, porque si hay fantasía, ya la etiología de la histeria no puede ser reenviada a la infancia: la fórmula según la cual toda mujer enfrentada tempranamente a una vivencia sexual placentera será histérica, ya no resultará, porque las fantasías están cumpliendo allí una función y el conocimiento preciso de la infancia ya no basta para dar la respuesta. Toca abandonar entonces la teoría de las neurosis –la neurótica- y agrega Freud algo importante: "(...)Si yo estuviera desazonado, confuso, desfalleciente, dudas así podrían interpretarse como fenómenos de cansancio. Pero como mi estado es el opuesto, tengo que admitirlas como el resultado de un trabajo intelectual honesto y vigoroso,...".

¿Entienden lo que significó para Freud renunciar a su neurótica? Estaba contento, no estaba ni desazonado, ni confuso, ni desfalleciente, todo lo contrario, consigna que se enorgullece "(…) por ser capaz de una crítica así luego de semejante profundización. ¿Y si estas dudas no fuesen sino un episodio en el progreso hacia un conocimiento ulterior?". Un buen ejemplo de lo que es el deseo de saber. Pocos casos van a conocer en la historia de la humanidad donde se manifieste a un punto tal, habilitándolo no sólo a dar el paso cuando todavía no tiene dónde apoyar el pie, sino a alegrarse cuando se le cayó algo que ya tenía, su "neurótica", su "histérica", esto es, su formulación válida hasta entonces.

Vamos ahora a la estructura de borde. Repito una vez más, no es cuestión de remitirse aquí a la correspondencia mantenida con Fliess, al primer período del psicoanálisis, antes de "La interpretación de los sueños". Por ejemplo, y para que me crean, les voy a leer dos notas de 1924; una está en "Sobre los recuerdos encubridores", Tomo III, (pié de pág. 203). Dice allí Freud: "Todo esto es correcto, pero debe considerarse que en aquella época yo todavía no me había librado de la sobrestimación de la realidad y el menosprecio por la fantasía.". Ven que todavía en 1924 e l problema se sigue presentando de la misma manera: oposición -si una es sí, la otra es no, si una es no, la otra es sí- entre realidad y fantasía. La otra nota también es de 1924, figura en "Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa", y fue agregada treinta años después de la fecha que corresponde a la redacción de ese texto. Freud consigna en ella: (pié de pág. 169) "Esta sección está bajo el imperio de un error, que después he admitido y rectificado varias veces. Por aquel entonces yo aún no sabía distinguir entre las fantasías de los analizados acerca de su infancia y unos recuerdos reales.".

Como ven, efectivamente en Freud no se termina de resolver el problema de cuál es la relación lógica entre realidad -lo real para Freud- y la fantasía.

Bien, tercer punto; a ver si empezamos a ordenarnos un poquito y nos tranquilizamos. "Fantasía-realidad-histeria": les propongo que hay en esta serie mucho de verdad respecto del progreso y el saber del psicoanálisis. Pero como ya pasaron cien años, además de las cartas (...) vamos a Lacan y consideremos lo formulado en los últimos seminarios, eso que uno quiere saber, porque es lo que uno cree que no sabe.

Les voy a dar una articulación para que se produzca aunque sea la función de horizonte que nos tranquilizaría un poquito; como ustedes saben, Lacan afirma que la histeria busca hacerse de un amo para luego destituirlo -eso ya suena más moderno ¿no?-; no pierdan de vista que esa modalidad histérica se da estrictamente vía la cuestión de la verdad. Y para que se tranquilicen otro poquito más -ojo que yo digo que ustedes se tranquilizan en el momento en que a mí me ocurre otro tanto-, es precisamente a la altura del Seminario 14, "La lógica del fantasma", donde aparece planteada la verdad como una de las dimensiones más estructurales de S (); no es ni el objeto a causa del deseo, ni la pérdida de goce, es el problema de la verdad.

¿Qué quiero decir con esto? Por cierto, no se trata del hecho que cuando alguien habla no sabemos si dice la verdad o está mintiendo, sino que la dimensión y la cuestión de la verdad para los seres humanos comporta esa inscripción de la falla o la falta de la omnipotencia del Otro; si en el orden humano está inscrito que el Otro no es omnipotente, es porque en el mundo humano está la cuestión de la verdad.

Lo voy a argumentar un poquito: primero, recordarán el famosísimo "proton pseudos" de la histérica; se acuerdan del "Proyecto…", recuerdan que una primera vez lo escribe en alemán, pero la segunda lo hace directamente en griego, como se los consigné la vez pasada; saben que según la lógica de la argumentación, cuando la premisa mayor es falsa, la que está anudada lógicamente a ella no puede ser verdadera. La premisa mayor falsa, en este caso, sería una fantasía funcionando como recuerdo infantil: "No puedo estar enferma de un síntoma histérico ahora porque fui seducida cuando niña"; siendo falso que haya sido seducida cuando niña, es falso que sea por esa razón. "Proton-pseudos-histérica" no es el proton-pseudos-neurótico, es el proton-pseudos-histérica. ¿Cómo olvidarse a esta altura de la famosísima "pseudosiesis" -el embarazo psicológico- de "Anna O", que está en los orígenes mismos del psicoanálisis, en su momento fundante?

Se agregan a esto al menos las tres modulaciones más comunes en nuestra clínica con la histeria, a saber:

Se dice que ella miente.

En efecto, ¿qué analista no tiene la sensación que la histérica cuando le cuenta lo que le cuenta le puede estar mintiendo? Y no hace falta ser analista para tener la sensación que la histérica está mintiendo porque todo el mundo tiene esa sensación;

¿Cómo no vamos a tener esa sensación si ella misma dice que miente?

Y el punto más radical de la mentira histérica es el fingimiento en la cama. Pero, algo que me parece interesante, porque es allí donde resulta más difícil atraparla, es el argumento según el cual:

el deseo es esencialmente ficción. ¿Quieren que se los demuestre de una manera histérica?: "¡ahhhhh! ... Yo no lo deseo... ¡Ay! La verdad es que no deseo nada...".

¿Cómo pueden establecer que eso es mentira? El famoso tedium vitae histérico, ese "no deseo nada", "no hay nada que me entusiasme, por eso finjo" ¿acaso operar sobre él no es lo más difícil? Creo que hay hasta cierta sabiduría popular en esa consideración según la cual no hay nada que le venga bien; es verdad, de modo que es cierto que ella miente cuando dice no desear nada, pero es cierto también que es una de las cosas más difíciles de demostrarle que es ahí donde miente.

Lo más peligroso de todo es querer ubicarse uno como causa del deseo de ella, que es el problema de Freud con Dora: "¿Cómo que no, si tú me deseas a mí?". Se acuerdan del olor del cigarrillo, el tabaco, de la serie Freud / Señor K -el padre de Dora- y de la manera en que Dora avisó, sin que Freud se diera cuenta en un primer momento, que sólo quedaban dos sesiones, que "la despedida había comenzado". En ese momento Freud afirmaba: "Estoy muy contento porque ahora la convencí". La sesión siguiente, Dora lo manda de paseo con su "dasein" y le avisa que quedan dos veces. ¿Por qué? Porque el problema justamente es postularse como el objeto del deseo, ya que no hay nada más fácil que mentir en ese punto.

Es por eso que la fórmula lacaniana al respecto es interesantísima, porque dice que ningún neurótico -por más histérica que sea- puede llegar respecto del deseo más lejos que a desear no desear, ningún neurótico -por más histérica que sea- puede llegar, en su rechazo del deseo, más lejos que a desear no desear; a lo mejor se dan cuenta que está el deseo ahí -siendo que deseo no es en absoluto "yo deseo X", sino estar causado por el objeto a.

Entonces -y no por casualidad-, la transferencia como obstáculo se presenta por primera vez en el caso Dora, porque justamente lo que se postulaba como problema era la mentira histérica, especialmente vinculada al deseo. Es factible ahora anudar lógicamente un montón de cosas.

En 1924 Freud redacta su presentación autobiográfica -Tomo XX, (págs. 20-21); dice allí: "La enferma se restableció y quedó sana en lo sucesivo, y aun se volvió capaz de significativos logros.-está hablando de Ana O.- Pero respecto del final del tratamiento hipnótico había un punto oscuro que Breuer nunca iluminó; tampoco podía yo comprender por qué había mantenido tanto tiempo en secreto su conocimiento, inestimable a mi parecer, en vez de enriquecer con él a la ciencia.".

Les quedará claro que una de las formas más típicas de mentir es mantener algo en secreto: no decir algo para que el otro calcule en función de lo que sí digo, pero que no pueda tomar en cuenta lo que no digo, de modo que Freud afirma aquí que Breuer mintió acerca del modo en que concluyó el tratamiento de Anna O.

(pág. 26) "...al fin atiné a interpretar rectamente ese caso y a reconstruir basándome en algunos indicios que él me había dado al comienzo, el desenlace de su tratamiento. Después que el trabajo catártico pareció finiquitado, sobrevino de pronto a la muchacha un estado de «amor de transferencia», que él omitió vincular a su enfermedad, por lo cual se apartó de ella estupefacto.".

Breuer se apartó de Anna O estupefacto, por la famosa pseudosiesis: ella vino un día a decirle "Doctor, estoy embarazada de usted"; saben que Lacan trabaja extensamente este aspecto, en relación con su teoría de que el deseo es el deseo del Otro, de modo que justamente lo que hizo aquí Anna O fue interpretar el deseo de Breuer de tener un hijo con ella, y formulada la interpretación, Breuer salió corriendo, le hizo una hija a su esposa en el viaje que emprendieron inmediatamente después de haber huido del consultorio, hija que pocos años después se suicidó; de modo que no es una historia para reírse, es una historia trágica.

Pero ven entonces, efectivamente, la verdad de la interpretación: era con Anna O. con quien Breuer quería tener un hijo, no con su esposa, y es por eso que la hija advenida en ese embarazo de su esposa no era ésa –como lo convalida el suicido que cierra esta trágica historia.

"Cinco conferencias sobre psicoanálisis", como recordarán, son las que dio Freud en los Estados Unidos en 1909; las encuentran en el Tomo XI, (pág. 9); dice allí: "Por eso los histéricos pierden la simpatía;..." del médico.

Es el estado de cosas que encuentra Lacan cuando empieza a enseñar el psicoanálisis, en la década del '50, ¿quiénes tenían la simpatía del médico? Los obsesivos, porque venían puntuales, asociaban puntualmente, pagaban los honorarios puntualmente y si uno de pronto les decía: "... Y, ¿no se le ocurre ningún sueño?", él contestaba: "Ay, la verdad doctor que no", pero a la sesión siguiente se le ocurrían seis sueños; se había pasado toda la noche soñando, con lo cual se interpretaba ahí transferencia positiva; mientras que las histéricas hacían todo lo contrario, se alineaban entonces en la transferencia negativa.

"Por eso los histéricos pierden la simpatía del médico. Los consideran como unas personas que infringen la leyes de su ciencia, tal como miran los ortodoxos a los heréticos, les atribuyen toda la malignidad posible, los acusan de exageración, deliberado engaño, simulación, y los castigan quitándoles su interés".

Como ven, el diagnóstico que hace Freud de la relación del médico con el padecer histérico -porque es el médico, no la gente en general-, es el de un rechazo, en función del valor de verdad –la función de la verdad y de la falsedad- en juego en el síntoma histérico. El psicoanálisis está destinado a terminar con ese rechazo, reintroduciendo el valor de verdad.

"Fantasía y síntoma". De aquí en más, llevaremos a la estructura del grafo propuesto por Lacan las afirmaciones de Freud.

¿Nunca se preguntaron cómo es que Lacan construye el grafo? ¿Fue una ocurrencia estilo ¡eureka!? ¿Por qué lo planteó de esta manera y no de otra? ¿Por qué las flechas se orientan en este sentido y no en otro?(...) Ustedes dirán: "Porque es lógico"... ¡Ah!, sí, claro, una vez que Lacan lo escribió y que ustedes lo estudian les resulta lógico. Bien, lo que vamos a trabajar es la relación fantasía inconsciente / síntoma, localizando la fantasía inconsciente en el grafo entre las dos cadenas significantes, (y haciendo valer significado del otro, s(A), con el valor de síntoma); con lo cual se nos plantea la relación que yo marqué en rojo (en el pizarrón) entre el fantasma y el síntoma.

"El caso Dora", 1901, publicado en 1905, Tomo VII, (pié de pág. 90): "He indicado ya [...] que la mayoría de los síntomas histéricos, una vez que han alcanzado su pleno despliegue, figuran una situación fantaseada de la vida sexual: una escena de comercio sexual, un embarazo, parto, puerperio, etc.".

Quiere decir que directamente se establece una relación -veremos de qué índole- entre fantasía inconsciente -en este caso trabajada en términos de Lacan: fantasma- y el síntoma. Agregando para esto Freud que si el síntoma tiene que ver con la fantasía es en tanto y en cuanto la fantasía representa una escena sexual, cosa que hasta ahora no tenemos de ninguna manera justificado, ¿por qué sexual? ¿Por qué no puede ser de otra índole?

"Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad", Tomo IX, (pág. 141): "...-las llamadas 'fantasías {Phantasie} histéricas' - se pueden discernir importantes nexos para la causación de los síntomas neuróticos.", (son nexos de causación, quiere decir que están asociativamente planteados como causas respecto de los síntomas);(pág. 143) "El interés de quien estudia la histeria, abandona pronto los síntomas para dirigirse a las fantasías de las cuales proceden.", o sea, el síntoma procede de la fantasía, la flecha va de la fantasía hacia el síntoma, mientras que la dirección de la cura es inversa: va del síntoma al fantasma.

"La técnica psicoanalítica permite, primero, colegir desde los síntomas estas fantasías inconscientes y, luego, hacer que devengan concientes al enfermo." (pág. 144) "Todo cuanto pueda averiguarse acerca de la sexualidad de los psiconeuróticos -esto es fuerte- se obtiene por este camino de la indagación psicoanalítica,... -¿cuál es este camino? Se dan cuenta que ya estamos trabajando, en términos freudianos, la dirección de la cura entendida como atravesamiento del fantasma-,...que lleva desde los llamativos síntomas hasta las fantasías inconscientes escondidas;...". Un conocidísimo trabajo sobre el fantasma que circula a rabiar por Buenos Aires está armado sobre esta cita de Freud (…) pero no la hace figurar.

Bien, el problema que yo les quisiera plantear es el de cómo podemos dar cuenta de que la fantasía siempre se plantea en términos de causa para el síntoma, y como tal comporta la escenificación de escenas sexuales. Les voy a proponer, respecto del grafo del deseo, una lectura del S () como significante fálico. S () tiene varias versiones; cito algunas rápidamente para que se hagan un horizonte de ideas acerca de lo que indico cuando me refiero a ellas:

Puede ser el "-1"; puede ser el "nombre propio", ambas funciones que pueden venir a localizarse en el grafo como S (), significante de una falta en el otro. Pero para el caso que nos interesa, ahí se coloca el significante fálico, y en función de eso, como ven, de S () la flecha va toda entera, pasando por el fantasma, al síntoma; no estoy tomando esta flecha del costado, que va hacia arriba, sino la que para ustedes está a la izquierda. Y entonces lo que podemos decir es que "Toda fantasía inconsciente será una escenificación sexual porque está determinada por el significante fálico". Esto quiere decir que no sabemos qué es escena sexual, qué estructura tendrá la escena sexual para un determinado sujeto, lo que sí sabemos es lo que nos enseña el grafo del deseo: dado que una de las versiones del significante de una falta en el otro es el significante fálico, siempre el fantasma tendrá la virtud de escenificar -para decirlo con Freud-, de embellecer cierta problemática sexual.

Con esto tratamos de explicar por qué para todo neurótico toda fantasía inconsciente se funda en la problemática sexual, aun cuando no sepamos qué estructura tendrá esa escena; algo en común para todos los neuróticos -y lo digo de esta manera porque voy a un problema que conocen-, es la cuestión de la "metáfora paterna". Una afirmación muy difundida pero errónea es la de considerar que la significación fálica es la significación compartida; si entre los neuróticos hay algo compartido, es la determinación del síntoma por el fantasma, y por otra parte, el significante fálico, en tanto da cuenta de la determinación del fantasma como una modalidad de la inscripción de la falta en el Otro. Por el momento, me limito a situar los conceptos; queda claro que para todos ustedes se sigue planteando la cuestión acerca de cuál es el camino, el recorrido entre ellos; espero que en el transcurso del año esto pueda ser cabalmente explicado.

Traigo una cita, como para asegurarlos en el sentido que Freud mismo es quien avanza este tipo de cosas. La extraje del texto acerca de "Las fantasías inconscientes y su relación con la bisexualidad" , (pág. 146) y dice así: "Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconsciente...".

Estoy tratando de dar cuenta del modo según el cual el grafo del deseo da cuenta de que para todo síntoma histérico la fantasía será sexual, porque está determinada por la función del significante fálico, esto es, por la forma en que el sexo se inscribe en el inconsciente.

Además de este contenido sexual de los síntomas, otra de las cuestiones compartidas por todas las neurosis es la de las fantasías universales, cuya condición de tal responde, una vez más, al significante de una falta en el Otro.

Si ustedes recuerdan, Freud sitúa estas fantasías en términos de patrimonio de la especie –tiene su importancia plantear así la cuestión-, transmitido a cada uno de sus miembros por vía filogenética –explicación esta que nunca nos satisface. Se trataría de experiencias reproducidas a lo largo de la historia de la humanidad, siguiendo un recorrido donde se fueron introduciendo variantes. Así, en un comienzo se castraba a la gente; ahora ya no, aquello que fue una experiencia se convirtió en un patrimonio de fantasías universales.

Efectivamente, se trata de un problema de patrimonio; el problema es cómo concebimos nosotros la función del valor. En Lacan, el problema del patrimonio -el problema del valor- se trabaja mediante la noción de "A", situada en términos de "tesoro del significante", indicando así la transmutación del concepto de código, traído de la lingüística, a partir de su incorporación al psicoanálisis. "Tesoro" porque, efectivamente, he ahí el patrimonio de la especie, aun cuando resulte difícil sostenerlo como tal, en la medida en que hay diversidades en la estructura del Otro según los sujetos, así que ya no podríamos hablar de "especie", pero sí tenemos la función del valor, planteada por esa alusión al tesoro.

Pero hay que tener en cuenta que la expresión "tesoro del significante" suele ser oscura -la estructura lo es, de modo que siempre hay un punto de enunciación que también lo es. ¿De dónde procede esa oscuridad? Ocurre que "tesoro del significante" indica, por una parte, que los significantes, aquello que se plantea como más obvio para todos nosotros –y que nos lleva, por ejemplo, a viajar al extranjero en compañía de un diccionario cuando no sabemos el idioma que se habla allí- no son lo más importante, sino que lo más importante es la gramática, aquello que tendremos que articular a la pulsión, la gramática pulsional; pero tampoco se trata sólo de la gramática y de los significantes, dentro del tesoro que es el Otro para ustedes, hay sintagmas.

Lo que ustedes reciben como herencia del Otro –por qué no designarlo así, ya que hablamos de tesoro, de patrimonio; el problema es que llamarlo "herencia" es muy complicado, porque nunca va a dejar de estar en un espacio muy difícil de teorizar entre el sujeto y el Otro-, no implicará nunca tenerlo adentro al Otro; pero entre los elementos más importantes del valor que el tesoro del Otro inscribe, además de los significantes y de la gramática -la legalidad mediante la cual estos se articulan-, también tenemos frases, lo que podríamos metaforizar con los refranes: "Más vale pájaro en mano...". ¡Si habremos hecho macanas en honor a él! Y sin embargo, cumple una función: es aquello con lo que ustedes cuentan, ese es el patrimonio al que recurren para operar con los significantes, que es lo más obvio; se agregan después dos elementos mucho más oscuros: la gramática y los sintagmas, esto es, frases aportadas por el Otro en su condición de tesoro.

Entonces, si la metáfora paterna produce algo de la índole de lo compartido, no es que a partir de su operatoria adquieran esta cualidad las distintas significaciones. Si el psicoanálisis postulase que el producto de la metáfora paterna son significaciones compartidas, el psicoanálisis sería fascista, porque quien no tuviese las significaciones compartidas por el grupo resultaría excluido.

Es fácil determinar cuáles son esas significaciones compartidas; un ejemplo podría ser "Deuscheland iberale" -Alemania por encima de todo-; enseguida se sabe quién no la comparte y a partir de ahí, ya está el nazismo funcionando; si el psicoanálisis dijese algo de ese tenor, valdría la pena quemar todo.

Entonces ¿qué quiere decir que la resultante de la metáfora paterna es de la índole de lo compartido? Si la metáfora paterna produce significaciones compartidas, es porque las significaciones para el sujeto van a tener un componente sexual, y eso es así porque la metáfora paterna habilita el funcionamiento del significante fálico; de modo que aun cuando las significaciones sean muy distintas para cada uno de nosotros, todas ellas estarán determinadas por la estructura del fantasma y por la puesta en funcionamiento del significante fálico, modalidad de inscripción de la falta en el Otro.

¿Cuál es ahora, entonces, la posibilidad de vincular fantasía inconsciente, histeria y verdad, una vez hecho el parangón entre estos desarrollos freudianos y el modo según el cual se articulan los dos pisos del grafo? En efecto, hemos logrado de esta manera inscribir en el grafo de Lacan las enseñanzas de Freud, poner en relación los dos pisos del grafo. A partir de allí podemos preguntarnos: ¿por qué la fantasía siempre implicará en Freud ese anudamiento tan íntimo con la histeria? Porque la histeria es aquella posición subjetiva que, para evitar la castración del Otro, justamente la eleva a lo fundamental de la escena; la histérica seduce y frustra –es algo bien sabido-; ¿por qué lo hace? Para decir: "la frustración del otro, la pérdida de goce del otro, la inexistencia del objeto para el otro está causada porque yo me fui, entonces el otro quedó insatisfecho porque yo me fui".

¿Qué ficción se deja inscripta así en el horizonte? Aquélla según la cual la histérica considera: "Si yo me hubiese quedado, la satisfacción hubiese sido posible". Esto es, promoviendo la frustración -la insatisfacción del lado del otro- como lo más representativo de la escena, se intenta una maniobra defensiva por la cual se hace de la castración, que corresponde a la estructura, un elemento contingente –"Es porque yo no estoy"-; de modo que no aparece el objeto a, causa del deseo.

¿Pero qué ganamos ubicando en el piso superior del grafo la relación entre fantasía y síntoma en la histeria? Nuevamente Freud, para señalarnos que llegamos así a "(…) la intelección cierta de que en lo inconsciente no existe signo de realidad, de suerte que no se puede distinguir la verdad de la ficción investida con afecto". Así, en lo inconsciente no hay un signo –no existe la marca, la piedra de toque- de realidad, de suerte que no se puede distinguir entre verdad y ficción investida con afecto, porque para el inconsciente sólo valen la representación y el afecto; si la representación es falsa pero está investida con afecto, en el inconsciente no se distingue de una verdadera.

Esto es, Freud está postulando que es imposible en el inconsciente hacer la distinción entre la realidad objetiva y la realidad psíquica, porque no hay allí el signo de la verdad. Si lo hubiese, tendría que postularse a sí mismo como verdadero. En efecto, ¿acaso sería aceptable un signo de verdad que sea falso él mismo? ¿Algo así como un funcionario anticorrupción corrupto? ¡Claro que no! Pero es lo que nos ocurre todo el tiempo y es así que ya no creemos en nada, porque cada funcionario que nombran para evitar el problema de la corrupción, sabemos que es un socio más. Entonces, el problema es que todo significante que opere como signo de la verdad deberá postularse como "no mentiroso", pero eso es precisamente lo que hace todo significante mentiroso, para pasar por verdadero.

Esto es lo propio del inconsciente, registro donde la verdad se nos plantea como resultado del funcionamiento del significante; pero a partir del momento en que se perfila el problema de la verdad, se pierde la cuestión de su garantía, ya que es imposible que exista un significante que como tal garantice la verdad de todos los otros, en la medida en que, por empezar, no podrá garantizar la propia. El matema que inscribe esta erradicación de la garantía de verdad en el inconsciente es "". La metáfora paterna, a su vez, determina un modo de inscripción, inscribe que no hay.

Trabajaremos de aquí en adelante que la función del fantasma -y es por eso que todo el tiempo para Freud fantasma se opone a realidad- será ocultar la castración del Otro, que venimos trabajando en términos de verdad. Así, cualquiera de nosotros prefiere dudar de la veracidad histórica de su fantasía siempre y cuando eso no vaya a tapar la inexistencia de la verdad. Es por eso que suele darse un compromiso subjetivo enorme cuando en la sesión algo emerge como revelador respecto de la infancia de alguno de nosotros, que siempre creímos, por ejemplo, que la abuela, más allá de su fachada, era una mala persona. ¿Qué se descubre allí? Que aquello que siempre funcionó como verdad, resulta ser falso. Allí está en juego el funcionamiento del fantasma, pero no comporta todavía su atravesamiento. Éste supone acceder a la erradicación, propia del inconsciente, del signo de verdad; esto es: la abuela no es ni aquélla del fantasma que se trajo a análisis ni ésta que aparece después, su versión actual. La estructura del inconsciente determina que sea imposible para cualquiera de nosotros determinar si "A" es verdadero o si lo es "B".

Avancemos un poquito más, al menos para llegar al punto de cerrar este recorrido por "las fantasías universales", un tema teórico que me parece sumamente interesante.

Las fantasías universales ¿cuáles son? Hay siempre al respecto, según creo, un olvido; esas fantasías son tres: la fantasía de seducción por una persona adulta; la fantasía de la observación del coito entre los padres; la fantasía de castración -ésta es la que más me interesa. La castración tal como todos nosotros la entendemos, en nuestra condición de sujetos, no es la castración del S (), es la fantasía de castración.

Corresponde distinguir entonces en el registro de la estructura aquello que podríamos llamar, al menos provisoriamente, el complejo de castración, por un lado, y por el otro la versión fantasmática que tenemos de él. ¿Cómo situar esta última? En términos de fantasía de castración, cuya función es la de ocultar el complejo, taponarlo.

Así, el complejo de castración, tal como nosotros lo vivenciamos cotidianamente, es la fantasía de castración, contenidos de fantasía que refieren a la posibilidad de la castración, o sea, una pérdida de una parte del propio cuerpo o del cuerpo del otro; todo esto responde a la fantasía de castración y hay que distinguirlo muy bien de lo que es el complejo de castración.

En "Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica", texto de 1915, Tomo XIV, (pág. 269), dice Freud: "Llamo a estas formaciones de la fantasía, la de la observación del comercio sexual entre los padres, la de la seducción, la castración y otras, 'fantasías primordiales',...". De modo que en la dirección de la cura corresponde distinguir muy bien lo que vamos a encontrar en todo caso de neurosis -la fantasía primordial de castración-, de aquello que se va a constituir en eje de esa cura, como es la castración, pero ya no en su estatuto de fantasía, sino en los términos situados por Lacan, en avance respecto de Freud sobre este punto, cuando plantea desprender del fin del análisis la angustia de castración y la envidia del pene, que ahora serán fantasías de castración y no verdaderamente operar con el complejo de castración.

Vamos al texto "Fantasía inconsciente y dirección de la cura". Aquí les propongo dos articulaciones:

a) Por una parte, lo que Freud llama "destejer hilo por hilo la trama de la fantasía" y Lacan indica con el término "étoffe" (paño, estofa o estopa);

b) El problema de lo que Freud designa como "éxtasis libidinal" y Lacan como "empantanamiento".

Respecto del primer tema -"destejer hilo por hilo la trama de la fantasía"- a propósito de "A propósito de un caso de neurosis obsesiva": El Hombre de las Ratas", Tomo X, (pie de pág. 163), en esa extensísima cita a pie de página Freud dice: "No se consiguió destejer hilo por hilo esta trama de envoltorios de la fantasía; justamente el éxito terapéutico fue aquí el obstáculo." –no la reacción terapéutica negativa, sino el éxito. Saben ustedes que el Hombre de las Ratas es el único caso de los historiales freudianos publicados que pudo registrarse como tal (…) Sólo que ¡el paciente murió poco después de terminado el tratamiento, como una víctima más de la Guerra Mundial!

Freud lo lamenta porque, según consigna, ".El paciente se recobró y la vida le exigió abordar múltiples tareas, ya demasiado pospuestas, que no eran compatibles con la continuación de la cura.". Éste es un momento realmente fulgurante de la concepción de la clínica psicoanalítica por Freud. En primer término, hay habitualmente un problema de evaluación de este caso, ya que todo el mundo cree que el síntoma del Hombre de las Ratas era su idea obsesiva -"Se le meterán ratas por el culo a mi padre y a mi amada"-; pero les diría que tengan en cuenta lo siguiente: por mucho que la idea persiga y moleste, por más estúpida que sea –no faltan ideas así-, no es tan terrible. ¿Cuántas veces solemos tener ideas estúpidas que nos persiguen durante días? Ese no es un síntoma muy complicado; el verdadero síntoma del Hombre de las Ratas es que estaba atrasado en la vida, ése es un verdadero síntoma. Nos topamos otra vez con el problema del camino, del transcurso; en este caso, el atraso implicaba, si ustedes recuerdan, que tenía que elegir entre dos mujeres, esa elección se convertiría en forzosa cuando terminase sus estudios, y ante la imposibilidad de decidir, se descubrió que era eso lo que le impedía estudiar, algo que venía a sumarse al atraso en el recorrido vital.

¿Entienden ahora por qué Freud toma la decisión de interrumpir el tratamiento? El paciente vivía en una ciudad diferente de aquélla donde transcurría su análisis, de modo que continuar hubiera sido contribuir a la estructura de su síntoma, el de seguir atrasado en la vida. Así, el éxito terapéutico, o sea, la resolución sintomática, obligó a interrumpir el análisis, y el paciente vuelve a su ciudad.

Ahora bien, la dirección de la cura, más allá del éxito terapéutico ¿cuál es para Freud? "Destejer hilo por hilo la trama de la fantasía", algo muy coordinable con la dirección de la cura entendida en términos de Lacan, esto es, como atravesamiento del fantasma.

Finalmente, para concluir Tomo IX (pág. 143): "El interés de quien estudia la histeria abandona pronto los síntomas para dirigirse a las fantasías de las cuales proceden." (pág. 144) "Todo cuanto puede averiguarse acerca de la sexualidad de los psiconeuróticos se obtiene por este camino -fíjense hasta qué punto el camino del análisis tenía que ver con el camino del sujeto- de la indagación psicoanalítica, que lleva desde los llamativos síntomas hasta las fantasías inconscientes escondidas;...". Tal es el recorrido que va, ténganlo en cuenta, de S() a ( a). Lo que Freud no teoriza porque no cuenta con recursos para hacerlo, es el más allá del fantasma, su atravesamiento en dirección del punto designado por Lacan como S(), elemento que no pertenece a la teorización de Freud.

Avanzó muchísimo la hora; les digo cómo seguimos, así ustedes pueden hacerse de la bibliografía para abordar el problema. Voy a continuar con este tema y trabajar el punto culminante, esto es, el modo según el cual se oponen en la interpretación de la metáfora y la metonimia los enfoques de Jakobson y Lacan, a partir de los planteos freudianos respecto de la condensación y el desplazamiento. Voy a tomar los dos tipos de trastornos de lenguaje estudiados por Jakobson como "afasias" y el texto de Lacan donde se ocupa de esta cuestión, "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud"; les recomiendo un trabajo de Russell Grigg, el traductor de los escritos de Lacan al inglés; lleva por título "Jakobson y Lacan sobre metáfora y metonimia" y se ocupa allí de la oposición Jakobson-Lacan.


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