Seminario
La orientación en la
dirección de la cura:
la fobia como encrucijada
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fobias@edupsi.com
Organizado por PsicoMundo y Fort-Da
Dictado por : Mirtha Benitez y Carola Oñate
Clase 1
(a cargo de Mirtha
Benitez)
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Respecto del programa que nos proponemos para este seminario yo intentaré abocarme durante el mismo, a precisar entre otros temas, el de la fobia como estructurante y fundamental en la constitución de la subjetividad y cuando esta, la fobia, se constituye en síntoma. El caso, que nos permitirá un desarrollo y nos servirá como texto de referencia, tal como lo enunciábamos en la introducción de este seminario, es el caso publicado por Freud en 1909, "Análisis de la fobia de un niño de 5 años" conocido por todos en la traducción castellana como "el caso Juanito".
Este caso de importancia fundamental para la práctica del psicoanálisis nos hace recorrer los vericuetos de la constitución subjetiva, los momentos lógicos de los tiempos instituyentes tan constatables en las conversaciones de Juanito con su padre y en los efectos de la intervención de Freud y también nos permite desprender la fobia como estructurante, la función de angustia y la constitución del síntoma fóbico.
También nos detendremos en el desarrollo que hace Lacan en el Seminario IV "La relación de objeto" J. Lacan (1956-1957), acerca del caso de una fobia de una niña pequeña, que está presentado en el capítulo 4 de este seminario y según nos lo dice Lacan, se trata de la paciente de una alumna de Anna Freud. Se puede apreciar allí, como en el caso Juanito, la relación entre la fobia y la angustia.. Además tomaré algunas clases del Seminario X: "La Angustia" J.Lacan (1962-1963) para recorrer la estructura de la angustia y su relación a la fobia. Y por supuesto voy a tomar seguramente algunos ejemplos clínicos en donde voy a intentar discriminar lo que iremos desarrollando de la doctrina.
Como bien decíamos en la introducción hay una diferencia entre la angustia y el miedo, la abordaremos también a la luz del Seminario de la angustia . Allí ubicaremos cómo el objeto fobígeno responde a la fobia y el objeto "a" responde a la angustia, vamos a encontrarnos con que el lugar del objeto a, es tomado por el objeto fobígeno. Voy a adelantar hoy algunas cuestiones en relación al tema, a modo de pinceladas introductorias tal como será hoy todo el desarrollo de esta primer clase. En este seminario , el X de Lacan es en el que el objeto de la angustia es el objeto llamado "a". Cuando la angustia encuentra al sujeto o mejor dicho el sujeto se angustia, estará en "presencia" del objeto en cuestión que, hace aparecer lo inquietante en lo psiquíco, por su oscuridad o su imposibilidad de traducción a nivel significante. Allí la angustia se detona y deviene una pérdida de referencias significante. Por eso se suele decir que la angustia invade, inquieta, desconcierta en lo psiquíco y que llama a que el sujeto quiera ubicar el nombre de su angustia, intenta ponerle un nombre a la angustia: "lo que siento es por " "quizá lo que me pase sea " "creo que ya sé, que es lo que me angustia ", se hace sumamente necesaria para todo sujeto nominar la angustia, se busca anclaje en los significantes, de tal modo de acotar el estado angustioso para que se haga mas tolerable. Por ejemplo, imaginen que nos levantamos a la mañana angustiados sin saber porqué, ese sin saber porqué se convierte en una sensación entre desagradable y amenazante. Lo que viene en auxilio de esa sensación, son intentos de respuestas que vienen en auxilio de tal estado inquietante y molesto, aparece el: "estoy angustiado por ", "¿será que soñé ?" "¿tengo alguna preocupación? ¿por qué me siento así?".Seguramente el monto de angustia se calma relativamente cuando encuentra anclaje en el significante, que son los recursos simbólicos con los que contamos los neuróticos. Razones a veces inverosímiles tales como: "me cayó mal la comida " o " tal me contagió su mala onda " pueden ser los nombres que encontramos para acotar la angustia que nos inquieta. El sujeto en cuestión nomina, cree encontrar una razón y ello lo alivia.
El tema de la angustia y el objeto nos llevará ineludiblemente como decía, a la relación entre la angustia y la fobia.
En relación a este tema recordemos hoy un ejemplo que nos da Freud en la conferencia XXV: La angustia, de las "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis" (1915-1916). Es un ejemplo muy simple que todos recordarán pero que tiene sus implicancias doctrinales. Freud nos habla allí de un niño de tres años (que es el hijo de Freud) que llama a la tía en la oscuridad. Freud nos dice:"Las primeras fobias de situaciones que observamos en el niño son las que se refieren a la oscuridad y la soledad Un niño, angustiado por hallarse en la oscuridad, se dirige a su tía, que se encuentra en una habitación vecina, y le dice: «Tía, háblame; tengo miedo.» «¿Y de qué te sirve que te hable, si de todas maneras no me ves?» «Hay más luz cuando alguien habla», responde el niño. La tristeza que se experimenta en la oscuridad se transforma de este modo en angustia ante la oscuridad ". Freud nos va a decir que la tía como sustituto materno, lo protege al niño de la soledad. Con Lacan y con el desarrollo que él hace de la angustia y su objeto "a", que desplegaremos en próximas clases mas especifícamente, podemos decir algo mas sobre el ejemplo. Sabemos que el niño en la oscuridad llama a la tía y le dice que él tiene miedo y que ella le hable. La tía le dice que en realidad está oscuro y sigue estando igual oscuro si ella le habla. Si el miedo es a la oscuridad ¿por qué lo calmará que ella le hable?. El niño responde: "hay más luz cuando alguien habla", en el sentido de que el significante, la cadena significante en las palabras de la tía se hace presente, cuando alguien habla se hace la luz, en tanto el niño encuentra una amarra, un ancla en las palabras del otro. El niño se angustia frente a la oscuridad como una inmensidad inabordable. Pero algo mas importante aún, es que el objeto "voz", la voz funciona como una luz en la oscuridad, produce un corte en el sin corte de la oscuridad, en esa continuidad oscura, introduce la discontinuidad en la continuidad oscura y amenazante para el niño. Es en ese corte, que el niño alivia su angustia y se siente protegido. ¿Cuál es tal protección entonces? La palabra, los significantes en los que encontrará un lugar de anclaje en el deseo del Otro y que por intermedio de la voz, de la voz cortando ese silencio oscuro, se produce ese corte necesario que funciona como protector del niño. De hecho sabemos que muchos niños piden que sus padres no se duerman antes que ellos, que haya gente despierta en la casa mientras se entregan al sueño, que les cuenten cuentos o que simplementen den muestras de presencia, quieren escuchar sus voces.
Esta temática nos llevará, como decíamos, al objeto de la angustia que es del registro de lo real, al significante que es del registro de lo simbólico y a la construcción imaginaria de la fobia. Los tres registros: real, simbólico e imaginario en articulación al Complejo de Edipo y al Complejo de castración.
También nos abocaremos como lo anunciabamos en la presentación del seminario a las menciones sobre la fobia presentes en los Seminarios VIII: "La Transferencia" J.Lacan (1960-1961) y Seminario IX: "La identificación" J. Lacan (1961-1962), que ya oportunamente daremos cada referencia. También vamos a darle un lugar de importancia a la cita de Lacan del Seminario XVI: "De un otro al Otro" J.Lacan (1968-1969) y que dá el subtítulo a nuestro Seminario: La fobia como encrucijada.
La encrucijada que es la fobia nos dará qué hablar durante nuestros encuentros y trataremos de abordarla desde diferentes articulaciones para que nos de luz, nos oriente en la dirección de la cura.
Entre las articulaciones que venimos relevando sobre la estructura de la fobia y lo que la fobia estructura dijimos, la fobia y la angustia, la fobia y el objeto, otra relación fundamental para abordar el tema es, la fobia y el espacio, la fobia y su relación al territorio.
Hasta aquí un punteo de temas relativos a la fobia y algunas consideraciones a modo de anticipo de su desarrollo posterior.
Ahora nos detenemos un momento y tomaré esta relación fundamental entre la fobia y el espacio.
¿De dónde viene el término fobia?
Viene del griego. Fobia viene de "Fobos" que es un dios griego y quiere decir pánico o terror. Pero fíjense que interesante esto: el dios Fobos es un dios protector. Es el dios que permite que el enemigo se retire, le promueve terror al enemigo y a la vez proteje al guerrero que se ampara en él. Es un dios que asusta al enemigo, entonces los griegos invocaban al dios Fobos para provocar la retirada del enemigo. Con este dios, con Fobos, atemperaban la posibilidad de quedar despedazados, aniquilados, por el enemigo. Ponían con este dios límite al horror de no saber acerca del desenlace, de las consecuencias del avance del enemigo. Fobos funcionaba, decíamos, como amenazante para el enemigo pero protector para el guerrero.
Recuerdo un artículo de Vicente Batista que salió en el diario Clarín hace algún tiempo, que se llama "El viejo miedo que nos protege", en donde habla del miedo como algo protector para el sujeto humano, y dice que en general lo que producía en la historia de la humanidad horror, a la vez tentaba a un acercamiento a ese horror que producía el objeto del miedo, el objeto que producía miedo producía también atracción. En ese contexto Vicente Palomera hace una referencia a las películas de terror que producen tanta fascinación o los libros como los de Stephen King. Además señala que pensando en la historia, evidentemente el miedo ha sido una protección para el sujeto en algún sentido, el miedo como protección se constata en que, mientras el hombre de la antigüedad se encontraba ante determinadas cuestiones que no podía reconocer, ni resolver y que le producían un gran miedo, buscaba nombrarlas y hacía de ellas un dios, al constituírse en Dios con nombre, el miedo queda acotado, precisado a un objeto que tiene nombre. Eso es la fobia, miedo a un objeto que tiene nombre, ese es el objeto fobígeno (Recordemos la función que tiene la nominación, a la que hacíamos mención hace un rato, para calmar la angustia). Entonces, el que aparezca miedo a algo indica una protección para el sujeto, el miedo es a algo y no a todo. Indicará el miedo, señalará un espacio por el que sí se puede circular y otro espacio por el que no. Es en ese sentido que organiza un espacio, ordena un circuito por el que el sujeto circulará y quedará protegido en cierto sentido. Lacan nos recuerda que cuando el fóbico pierde el miedo se encuentra desamparado ante la angustia.
En el Seminario V:"Las formaciones del inconsciente" de J. Lacan (1957-1958), en el capítulo IX sobre la metáfora paterna, Lacan habla del caso Juanito y dice que en ese caso de lo que se trata es de la estructura de un circuito. La fobia arma un circuito, un trayecto, un determinado movimiento, hay una relación directa entre la fobia y el espacio. De hecho claustrofobia, agorafobia, son cuestiones que remiten al espacio. Entonces ahí él habla de la estructura del circuito. Es más, Lacan cuando estudió el caso Juanito se fue a Viena y recorrió los circuitos descriptos en el Historial de Juanito y se fijó donde los carros arrancaban y paraban. Hizo todo un recorrido espacial para ver de qué se trataba eso que Juanito describía en relación a su fobia, su angustia y los recorridos. Recordemos que Juanito decía que él se angustiaba o se ponía mal si el carro arrancaba. El padre le interpreta: "tienes miedo que el carro arranque porque no vas a poder volver a mami", en el sentido de que lo va a separar de la mamá y el no poder volver a ella lo angustiaría. Y miren lo que dice Juanito: "yo siempre sabría como volver". Juanito parece estar muy seguro de saber volver a su madre, no parece ser ese su temor mas fuerte, aunque también lo sea, aunque también lo angustie separarse en un sentido. Es como si Juanito le dijera: "mi miedo mayor no es separarme de mami, porque puedo siempre volver". Entonces Lacan dice en relación a eso en el Seminario IX: " La identificación", que la posibilidad de que el niño vuelva siempre a la madre es una posibilidad que desemboca en un encierro. Un año después en el Seminario X: "La Angustia" va a decir que la angustia máxima es a que falte la falta, que no haya falta entre él y su madre, en el sentido de que él pueda siempre, inexorablemente, volver al mismo lugar sin corte, con la posibilidad amenazante, aunque imaginaria, fantasmática, de hacer "UNO" con la madre. Por ejemplo, si yo les dijera: vamos a tener vida eterna todos en principio nos pondríamos contentos, ¿verdad?. Inmediatamente si nos ponemos a pensar qué es la eternidad, es un por siempre, sin corte, ¿no les aparece un un fenómeno angustioso? ¿cómo será un "tiempo eterno" que nunca se termine? ¿la eternidad es un tiempo? ¿de qué dimensión temporal se habla si no hay corte?. Esto nos llevaría a distintos niveles de cuestiones a desprender, lo que es ineludible es que si algo se eterniza imaginariamente en un encierro nos invade una sensación inquietante, un fenómeno angustioso. Ese fenómeno angustioso que es estructural en cada sujeto, remite a poder volver siempre al mismo lugar, la posiblidad de volver imaginariamente al seno materno genera inquietud, aparece el encierro como amenaza que impide lo que es el discurrir de la vida. De eso estaba advertido Juanito con sus escasos años de vida, gracias a que se inauguraba su neurosis.
Vuelvo al Seminario V, clase IX, para seguir hablando de la fobia y el espacio, la fobia y el territorio. Van a encontrar que al final del punto 4 dice: "el deseo es deseo de otra cosa". Lacan es taxativo: no hay que entender el deseo de otra cosa como otro objeto, en el sentido del deseo de irme a tan lado sería el deseo de hacer otro viaje el mes que viene. No es un objeto. Con el deseo de otra cosa, en el Seminario V, Lacan se refiere a la función de la falta. Si la falta está presente, está garantizado el deseo. Deseo que es siempre de otra cosa, otra cosa no se refiere a ningún objeto, no es un objeto. Es una función, que está operante en cada sujeto cuando hay en él posibilidad deseante. Entonces cuando lean al final de esa clase "el deseo de otra cosa" no lo entiendan como un objeto sino como la función de la falta en juego.
¿Por qué está puesto ahí el "deseo de otra cosa"? ¿Por qué está allí en la clase de la Metáfora Paterna? Porque es la Metáfora Paterna la que inaugura la función de la falta. Si no hay significante del Nombre del Padre que entre y sustituya el significante deseo materno en la metáfora, no va a haber modo de que esté en juego la función de la falta. Hace unos días un paciente que ha intentado suicidarse varias veces, me decía: "yo cada vez que hago algo, lo que pienso es que no vale la pena, ¿para qué hacer algo? Si en realidad vamos todos a la muerte, no tiene sentido la vida, nada me interesa". Se puede escuchar allí, que falla, que es deficitaria la función de la falta, en el sentido de que la función de la falta es un recurso subjetivo, fantasma mediante, que nos permite soportar que todos nos vamos a morir, que no hay garantía de vida y que es cierto que lo que hagamos tiene un límite, que en algún momento se va a terminar pero si está en juego la falta, está el deseo y alguna satisfacción pulsional posible en juego, mientras vivamos.
Y es ahí, luego de referirse al "deseo de otra cosa" es que Lacan sorprende y habla de la función del enclaustramiento. Ahí dice:"el enclaustramiento como la agorafobia". El enclaustramiento en relación a la agorafobia, además de pensarlo como claustrofobia. Y dice cómo el sujeto puede sentirse enclaustrado afuera. O sea que el enclaustramiento podría traducirse también en la agorafobia, no solamente en la claustrofobia. Ahora paso a explicarlo. Sabemos que la agorafobia es un síntoma. Todos podemos tener alguna sensación agorafóbica sin tener el síntoma de agorafobia en un desierto o en una playa desierta. O en la cima de una montaña.
Dice Lacan en este punto 4 : " tan pronto como un hombre llega a alguna parte, a la selva virgen o al desierto, empieza a encerrarse ". Entonces ahí en un espacio totalmente abierto el hombre empieza a encerrarse. " Si fuera más preciso como Camy se llevaría dos puertas al desierto o a la selva virgen para producirse corrientes de aire ". Ustedes vieron como se siente uno en la playa cuando va sin sombrilla, sin carpa, sin algo que delimite un territorio. Porque la sombrilla tiene una función significante de reparo. ¿Qué hacemos primero cuando llegamos a la playa?: armamos la carpa, la sombrilla o extendemos la lonita. ¿Para qué? Para delimitar un territorio. Eso no es porque todos los seres humanos seamos fóbicos, sino porque en la estructura del sujeto está la fobia. Entonces delimitar el territorio inmediatamente remite a la sensación de que se es dueño de un determinado territorio y eso hace a un amparo que es significante, no puede ser de otra manera para el ser hablante. También sucede en los campings, en una montaña alejada de la ciudad, que lo primero que se arma es la carpa o se busca algún recoveco en la naturaleza para guarecerse. Generalmente lo primero que arma un sujeto cuando llega a un espacio abierto es algo para guarecerse. Otro ejemplo: los niños y la casita con las ramas.
Todos esos fenómenos de lo que tratan es de la necesidad que tiene el ser humano de enclaustramiento, dice Lacan. Se trata de establecerse en el interior de un exterior y hay un exterior de un interior. En este modo de situar el espacio ya está en juego la topología, rama de la geometría, a la que Lacan le dará todo un desarrollo para dar cuenta de una serie de conceptos, a partir del Seminario IX.. La función del eclaustramiento nos conduce a la constitución del Gran Otro en la estructura. Es entre el adentro y el afuera que se constituye el Gran Otro. Es en el "entre", en el intervalo, (pensemos en el Fort-dá), en el interjuego de presencia-ausencia, que queda constituído el Gran Otro y también el objeto. Un modo de entender dicha constitución es a partir de esa división espacial del adentro y el afuera. Si el sujeto está dentro de la carpa no está afuera. Si está afuera no está adentro. En esa lógica del adentro y del afuera, si el sujeto está adentro está en falta afuera. El afuera es el Gran Otro, dice Lacan. El sujeto y el Gran Otro no pueden constituirse en un mismo lugar. El Gran Otro queda por fuera de la constitución de la casita del sujeto. Es allí donde el sujeto falta. Podríamos hacerlo al revés y hacer que el sujeto esté afuera y que tenga miedo de estar adentro, que tenga claustrofobia. Entonces Lacan va a decir que ahí en esa escena el Gran Otro es donde falta el sujeto. El Gran Otro va a ser el adentro. Lo importante es que donde está el Gran Otro no está el sujeto y donde está el sujeto no está el Gran Otro. Porque si están los dos en el mismo lugar no hay sujeto, no se constituye el sujeto porque no hay intervalo, entre el adentro y el afuera siempre hay intervalo, hiancia. Recuerden, como decía recién, el juego del Fort-da. El adentro y el afuera se constituyen gracias al intervalo, como el sujeto, el Otro y el objeto precipitado en el intervalo, como resto de esa constitución. Esto es lo que les describía como fenómeno del enclaustramiento, hay sujetos que padecen síntomas de agorafobia o claustrofobia, pero todos participamos de esta sensación. Por eso Lacan va a decir que el sujeto en su constituciòn va a estar siempre en una tensión estructural. En el momento de constitución del sujeto, en los primeros años de vida, Lacan nos dice que el sujeto vive en esa tensión: en un polo de la tensión está el encuentro con la castración de la madre y la tentación de ir a ese lugar, como falo para la madre. Es toda una tentación para el niño, que a la madre no le falte y que sea él el que tome ese lugar para gozar. Un lado de la tensión sería entonces, castración materna y que el niño va a ese lugar a querer completar el agujero materno, a gozar como falo imaginario de la madre. En ese sentido eligió por un polo, que no le ahorrará angustia por el encierro que este polo conlleva y por la amenaza a su posibilidad de sujeto deseante. En el otro polo, dice Lacan, va a estar la angustia de Castración, el Complejo de Castración para el niño y los avatares que se desencadenan a partir que el niño se embarca en el intento de solución a esta problemática de que la castración de la madre recae sobre él. No es menudo el trabajo subjetivo que lo espera. El sujeto tiene que decidir por un polo o por el otro. Elige por momentos, un polo o el otro. Cuando se pone en relación a la castración: le viene angustia, pero cuando reniega de ella también, tendrá que decidir porqué camino seguir, que respuesta fantasmática le ofrecerá al Otro. Pero en el caso que se anime a restar el goce que implica imaginarizar el falo de la madre, allí el sujeto deseante, la subjetividad del niño o niña está protegida por la función de la falta en juego, que garantiza el deseo y también un modo de satisfacción posible en el fantasma.
Con este desarrollo intenté señalar la relación entre la fobia, el espacio, el Gran Otro que, son inherentes a la estructura y a la constitución del sujeto.
En la próxima clase, voy a trabajar el ejemplo de una fobia de una niña, que está en el punto 3 del capítulo IV, La dialéctica de la frustración del Seminario IV :"La relación de objeto"de J. Lacan.