Seminario
Introducción a la
enseñanza de Lacan
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Clase 7
El deseo y su interpretación
A cargo de : Eduardo Albornoz
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(Este texto es la desgrabación de una charla de comentario del seminario Vi de Jacques Lacan "El deseo y su interpretación, realizada en SABA el 22 de agosto de 1994)
I - Presentación
Buenas noches. Les voy a hacer un comentario sobre el seminario VI. El Seminario VI se dicta en 1958 y tiene como antecesor al Seminario de las Formaciones del Inconsciente y como sucesor al Seminario sobre la Ética del Psicoanálisis. Este es un Seminario que Lacan dicta en la misma época que él escribe su artículo sobre "La Dirección de la Cura y los Principios de su Poder". Me interesa resaltar esto, porque justamente "La Dirección de la Cura" es un texto que nos permite individualizar los interlocutores que tiene Lacan en este momento, algo que a veces no resulta explícito en el mismo seminario.
Él está discutiendo, por un lado, con los psicólogos del Yo, con Ana Freud, con Lowenstein, con Glover; sobre todo con Nacht. Es muy interesante porque la confrontación con Nacht está planteada en todo el seminario sin que él sea mencionado ni una sola vez. Ustedes recordarán que Nacht decía que el psicoanálisis consistía o debía consistir en una reeducación emocional. Precisamente esta cuestión es la que va a discutir Lacan. Y la otra cuestión es que Nacht le daba a la interpretación de los sueños un carácter totalmente secundario en la cura analítica. Lacan precisamente va a tomar una serie de sueños, en el transcurso del seminario, o sea que esta confrontación con Nacht está presente, diría yo, en todo momento.
Yo pienso que hay una ventaja que tenía Lacan y una desventaja que tenemos nosotros, y es que Lacan sabía con quienes estaba discutiendo, porque en aquella época se hablaba explícitamente de reeducación emocional. Hoy no, hoy tenemos el problema de que no se habla de reeducación emocional, simplemente se lleva a la práctica. Entonces decía que tenemos una desventaja en ese sentido, pero tenemos la ventaja de tener la enseñanza de Lacan como herramienta para discutir estas cuestiones.
En esta época, por supuesto, también discute con los psicoanalistas de la escuela inglesa, con Melanie Klein, con Ella Sharpe. Es interesante ver en esta doble confrontación con los psicólogos del Yo y la Escuela Inglesa, el respeto con el que Lacan trata a la Escuela Inglesa. Es decir, que si en la confrontación con los psicólogos del Yo, Lacan se basa en la ironía y en la burla, nunca deja de destacar los análisis exhaustivos que se hacían por el lado de la Escuela Inglesa; eso vamos a tener oportunidad de verlo mejor.
Esta época es la época que se conoce como la época clásica de Lacan. A esta altura, la posibilidad de reconocimiento del deseo ya ha sido modificada; ya desde el seminario V el Otro y el sujeto habían sido barrados, con los cual los dos partenaires del esquema Lambda quedaban abolidos. Sin embargo, creo que sería un error decir que en este Seminario se trata sólo de la lógica del significante; porque es un seminario en el que se produce un viraje en su desarrollo mismo y si bien Lacan empieza planteando cuestiones que tienen que ver con la pura lógica del significante, termina, cada vez más, cerniendo al objeto en el transcurso del seminario, con algunas idas y venidas, por supuesto. En la parte final, él vislumbra la función de causa que cumple el objeto como señuelo del ser. No quiere decir que establezca al objeto como causa del deseo. No lo establece allí, y precisamente ese es uno de los impasses del seminario, en el que no llega a invertir la formula del fantasma. El objeto queda en algunos casos como sostén del deseo, en otros como rehén del deseo, pero siempre tiene su aspecto significante. Algunas veces lo designa como real, y hasta algunas veces como resto, pero el aspecto significante del objeto siempre está presente y esta es una de las cuestiones que problematizan la lectura de la última parte del seminario.
Es en este seminario que Lacan nos presenta los tres esquemas del grafo del deseo. Lo hace en la primera parte, ubicando el enunciado en el primer piso y la enunciación en el segundo. Si bien él modificará, en el seminario XVI, este ordenamiento que hace del grafo del deseo, me parece importante destacar que esto no le quita para nada actualidad al seminario VI, no le quita actualidad en lo que hace a las herramientas que nos brinda para la clínica.
Lacan había constatado en el psicoanálisis de los post-freudianos el velamiento del deseo, él dice que la palabra "deseo" ya ni siquiera se utilizaba. Nos dice que darle su lugar al deseo, nos va a permitir un clivaje en la técnica y en la teoría analítica. Es interesante, porque una de las acepciones que tiene esta palabra "clivaje" en francés, es la de utilizarse con el sentido de "abrirse camino con un hacha a través de un bosque", pero tiene una doble acepción en el sentido de que uno a la vez que construye, que va produciendo el camino, lo va encontrando. Entonces toma esta cuestión del velamiento del deseo y dice que prefiere usar esta palabra "deseo" en lugar de referirse a esos sentimientos vagos, a esas referencias confusas a la afectividad, que estaban a la orden del día en ese momento. Nos dice entonces que darle su lugar al deseo nos va a permitir orientarnos en la transferencia. Y fijensé como ya acá aparece una cierta ligazón entre la transferencia y el deseo del analista, que es una conceptualización que Lacan va a hacer mucho tiempo después. Vamos a ver como una serie de cosas ya están acá, de alguna manera, si no formalizadas, firmemente intuidas por Lacan.
Otra de las grandes desviaciones de la época estaba dada por la reducción de la transferencia a una relación de a dos, a una situación interpersonal. Entonces, tenemos por un lado esta reducción de la transferencia a una relación de a dos y por el otro la desvalorización de la interpretación. Dos cuestiones decisivas en la dirección de la cura. Se sostenía que había que lograr que primero la transferencia se instalara, para entonces, luego, producir la interpretación, bueno, Lacan nos dice que es al revés; que primero viene la interpretación y después la instalación de la transferencia. Es decir, la interpretación no aparece subordinada a la transferencia.
En la primera clase de este seminario, Lacan nos indica que se va a dedicar a hablar del deseo y su interpretación; y pocas clases después nos presenta el aforismo, que seguramente ustedes conocen, que dice que el deseo es su interpretación. Ahora, si nosotros recordamos que el Seminario sobre la Ética plantea que la ética del psicoanálisis es la ética del deseo y ponemos en continuidad estos dos planteos, es decir, que el psicoanálisis es la ética del deseo y que el deseo es su interpretación, vemos muy directamente como aparecen anudados ética e interpretación. Nos queda de alguna manera establecido que la ética es algo que se juega en la interpretación, es allí donde se pone en juego la ética y la ética consecuentemente no sería algo que atañe a los pensamientos del analista, a las ideas que tenga acerca del bien y del mal etc., sino que es una cuestión que se pone en juego en la interpretación. O sea que la ética se pone en juego en un acto, en tanto un acto es susceptible de un juicio. Esto es importante, me parece, porque un analista no es que tenga que saber si hizo bien o si hizo mal, pero tiene que poder decir qué hizo.
Bueno, yo simplemente para organizar la lectura de este seminario, lo consideré dividido en tres partes. No es que en estas partes se consideren temas diferentes, eso lo quiero dejar claro, porque la pregunta sobre qué es el deseo, pregunta con la que Lacan abre el seminario, es una pregunta que podemos ver que recorre el seminario de punta a punta. Esta pregunta, que también la podemos plantear como "¿cómo accede un sujeto al deseo?", recorre todo el seminario. Lacan, por supuesto, como siempre, nos dice que es una pregunta que no habrá de respondernos; sin embargo va a hablar del deseo durante todo el seminario y vamos a ver ahora algo de lo que nos dice.
Para comenzar nos dice que debemos tener en cuenta el desarrollo que hace Aristóteles en la "Ética a Nicómaco", porque allí, cuando Aristóteles se refiere al deseo, es muy interesante, porque Aristóteles no duda en identificar, en el hombre, al placer con el Bien y a partir de esta identificación no le queda más remedio -porque es muy riguroso en identificar placer y Bien- que dejar el deseo del lado de la bestialidad. Es decir que el deseo queda exiliado del campo del hombre. La cuestión que plantea Lacan con esto es que Aristóteles se identifica a una ética del Amo. Al identificar placer y Bien termina identificándose él a una ética del Amo. La traducción de Pontalís se refiere misteriosamente a "una ética del amor", no sé por qué. En la versión francesa está varias veces muy claramente "una ética del Amo".
Bueno, después confronta un poco -yo no me voy a meter en este tema- la posición de Spinoza. Spinoza planteaba que el deseo es la esencia del hombre. No quiero que con esto entiendan que la filosofía de Spinoza está contrapuesta a la filosofía de Aristóteles, no es esto lo que Lacan plantea aquí, sino que simplemente rescata esta frase de Spinoza: el deseo es la esencia del hombre. Así, frente a la idea que tenía Aristóteles de identificar placer y bien, y por ese lado exiliar el deseo del campo de lo humano, tenemos la confrontación que implica esta frase de Spinoza.
Es interesante esto, porque quince años después, en "Televisión", Lacan recuerda que fue a partir del estudio que hace de la "Ética a Nicomaco" como puede diferenciar a la ética del Amo de la ética del psicoanálisis. Por supuesto que en "Televisión" lo dice en otros términos, dice "el bien decir, no dice donde está el bien". Pero vemos que la idea viene de quince años atrás.
En la primera parte del seminario, entonces, Lacan nos enseña a utilizar el grafo. Dice: "les voy a enseñar a utilizar este grafo. No les voy a decir qué es el deseo, pero les voy a enseñar a utilizar mi grafo".
La segunda parte se inicia aproximadamente en la mitad del seminario y el deseo es articulado con el duelo, que es el análisis que hace de Hamlet que salió publicado en "Lacan Oral". Es también esta articulación, del deseo con el duelo y también del deseo con la ética y con la acción; porque acá Lacan nos destaca que es en la tragedia donde siempre podemos situar la relación entre la acción y el deseo, siempre podemos ver esa relación entre la acción y el deseo en la tragedia. La veremos también por supuesto en Edipo, en Antígona.
La tercera parte trata de la cuestión del objeto, de la posición del objeto en el fantasma. Es en esta tercera parte donde Lacan hace una primera lista heterogénea de los objetos a. Y dice que si en el seminario IV, de "Las relaciones de objeto", él había trabajado el objeto en su nivel diacrónico, en este seminario lo va a trabajar en su nivel sincrónico. Y nos dice que nada del objeto puede ser tratado si no es en la sincronía del fantasma. Es allí, en el fantasma, donde el sujeto al no tener respuesta a la designación de su ser en el Otro, responde con el fantasma. Esta frase, creo, debemos remarcarla, ya que podemos ubicar ahí el momento en el que Lacan sin abandonar la idea del deseo como metonimia, pasa directamente a la estructura, al deseo en la estructura, a la estructura del deseo.
Bueno. Mi idea es tomar, teniendo en cuenta esta división arbitraria que hice, la primera parte del seminario, que coincide con lo que hemos venido trabajando en el grupo de los lunes.
En esta primera parte tenemos tres sueños que analiza Lacan. Pienso que esos tres sueños nos pueden servir de andamiaje para ver los temas que él allí está desarrollando. No es que la cosa este planteada de esta manera en el seminario, sino que yo decidí, elegí, tomar tres sueños para ver algunas cosas que Lacan plantea.
Entonces, Lacan nos dice allí que él va a abordar la pregunta por el deseo y la va a abordar a partir de la Interpretación de los sueños. Acá está la discusión con Nacht que decía yo antes. Nos dice que en el sueño, cuyo fundamento es el deseo, es un wunsch, un anhelo, quien se satisface, y esa satisfacción, nos dice Lacan -y en esto es estrictamente freudiano-, es una satisfacción verbal. Es decir que el cumplimiento del anhelo supone una satisfacción verbal, pero al mismo tiempo pone en juego esa estructura paradojal que es la del deseo. O sea que por una lado se supone allí una satisfacción, pero eso pone en juego la estructura del deseo.
Lacan nos habla un poco del anhelo y nos dice que el anhelo es algo que se suele expresar, que se expresa generalmente con el verbo en infinitivo y que es algo del ser lo que satisface al anhelo. Y para mostrárnoslo toma una pequeña poesía popular. Esta poesía dice así:
" Ser una bella chica, rubia y popular,
que llena el aire de alegría
y despierta el apetito de los obreros de Saint Denis".Nosotros tenemos esos versos de Alfonsina Storni, "ser alta, soberbia, perfecta quisiera..."
¿Es ser una linda chica lo que podría expresarse como un deseo?. Lacan nos dice que sí, que el deseo se expresa bajo la forma del anhelo, pero siempre de un modo ambiguo, porque él dice, ¿qué es eso de llenar el aire de alegría? y el apetito, no nos deja de resaltar, queda del lado de los obreros de Saint Denis. No es menos ambiguo el poema de Alfonsina, hay que leerlo. Vemos así como siempre la expresión del anhelo implica paradojas y ambigüedad.
II- 1er Sueño- ne forclusivo-ne discordancial-enunciado-enunciación
Bueno, el primer sueño que él considera es el famoso sueño de Ana Freud que está al principio del capitulo 3 de la "Interpretación de los sueños", donde Freud dice, precisamente en el título que el sueño es una realización de deseos. Para los que no lo recuerden, Freud comenta que teniendo su hija diecinueve meses hubo que someterla a dieta durante un día. A la noche, dormida, la oye expresar en voz alta: "Ana Freud, fresas, frambuesas, bollos, papilla". Freud nos está planteando que los sueños infantiles son con frecuencia una simple realización de deseos, y que el hecho que la fruta aparezca repetida en este enunciado de Ana Freud, es una rebelión contra la policía sanitaria casera que le había prohibido ese día comer frutas. Lacan nos dice que el niño se las tiene que ver con los prohibido. Es interesante constatar que tiene solo diecinueve meses y ya juega aquí la interdicción, dando lugar a lo que se estructura como deseo en el sueño; es decir, ya está puesta en juego la interdicción.
Lacan dice que la verdad del deseo es por sí una ofensa a la autoridad de la ley; es decir que no se trata de la pura y simple satisfacción natural. Los objetos de los que se trata son objetos precisamente prohibidos.
Lacan resalta también que el sueño tiene el valor original de haber sido articulado en voz alta durante el dormir y que por esto mismo no deja ninguna clase de ambigüedad sobre la estructuración significante del sueño, la satisfacción de la que se trata en el sueño es una satisfacción verbal, una satisfacción simbólica.
Lacan destaca que en la cabeza de la secuencia del sueño de Ana Freud ella se anuncia, se nombra: "Ana Freud, frambuesas ...", etc.-, ella dice "Ana Freud" y después hace su serie. Y ella aparece inscripta en esa estructura significante. Algo en este anunciarse de Ana Freud nos marca que el sujeto no está constituido. Esto nos marca la diferencia con la multitud que grita "Pan", y sabe que ese grito, "Pan", es suficiente para constituir al emisor que no necesita enunciarse, tenga cien o mil bocas. Lo que constata Lacan allí es que hay una dificultad para separar en el sueño las cadenas del enunciado y de la enunciación, y es esa dificultad lo que le permite legitimar la distinción entre el sueño del niño y el sueño del adulto. Esto lo decía Freud, que había una distinción entre el sueño del niño y del adulto, y Lacan dice que esta dificultad en separar el enunciado y la enunciación es lo que legitima esta diferenciación que hace Freud.
Entonces Ana Freud se cuenta en su enunciado -dice Lacan- y recuerda allí el test de Binet que detectaba esa dificultad en los niños, hasta una etapa bastante avanzada, para ver lo que cojea en una frase del tipo "tengo tres hermanos: Pablo, Ernesto y yo"".
En francés, en esa frase -"tengo tres hermanos..."- aparece dos veces quien habla, como Je y contándose como moi; entonces, tenemos que a nivel del moi, el niño se inscribe en ese conjunto de "los hermanos", se cuenta como un elemento más en el conjunto. Y a nivel del Je, está por fuera de ese conjunto, dando cuenta de él mismo. Entonces Lacan dice que el absurdo aparece en esta simultaneidad de ambas dimensiones: contando un conjunto e incluyéndose a la vez en él. La manera adulta de constituir el conjunto sería "somos tres hermanos" o "tengo dos hermanos"; es decir, incluyendo o excluyéndonos, pero no simultáneamente.
Entonces Lacan nos resalta que durante un tiempo, el niño esta tomado en las líneas grafo -dice-, entre el enunciado y la enunciación. Y dice que algo tiene que producirse para que el chico pueda desengancharse. Dice que no quiere apelar a vías que pareciesen concesivas en cuanto a apelar a nociones de desarrollo, pero que el niño descubre en un momento dado que esos adultos, reputados de conocer todos sus pensamientos, no los conocen para nada. Hasta ese momento, hasta que no se da cuenta de esto, el niño no puede descontarse. Que el niño acceda a esta posibilidad es condicional a la estructura.
En un texto posterior, en "Subversión del sujeto", que es un texto de 1960, nos marca que la constitución del sujeto se produce en ese momento en el que él se sustrae de la batería significante y la descompleta "debiendo a la vez contarse en ella sin llenar en ella otra función que la de falta". Esto lo va a decir tres años después.
Tenemos entonces un sujeto no constituido, un sujeto en Constitución -no está ni en Retiro, ni en Plaza Miserere, (ni en el Retiro de la psicosis, ni en la Miseria de la neurosis); hay algo, nos dice Lacan que todavía no está terminado, precipitado por la estructura y que se manifiesta en "la dificultad que permanece largo tiempo para el sujeto en distinguir el yo del enunciado y el yo de la enunciación", "el sujeto no sabe descontarse". Acá, podemos ver en este análisis -que es del '58, como están presentes de alguna manera las operaciones de alienación y separación que Lacan va a trabajar recién en el seminario XI. Podemos sacar entonces la conclusión de que la distinción entre enunciado y enunciación nos va permitir dar cuenta el modo en que juega el deseo en el adulto, en tanto el deseo en el adulto está marcado por la represión, que al nivel del sueño, Freud la refiere como siendo una censura que recae sobre la verdad del deseo. Pero la censura, vamos a ver, tiene imposibilidades, hay imposibilidades en la censura y esto es lo que le va a interesar a Lacan.
Vemos como la distinción entre el deseo del niño y el del adulto nos lleva directamente a la distinción entre enunciado y enunciación.
Ustedes saben que Lacan ubicaba al enunciado en el primer piso del grafo y la enunciación en el segundo. La lingüística nos plantea una diferencia, una oposición entre las frases que pueden ser dichas o escritas, a las que denomina "enunciados" y la situación de discurso a la que denomina "enunciación". Pero sin embargo, en un sentido estricto, no se entiende por enunciación el fenómeno físico de la emisión del habla ni las modificaciones aportadas al sentido por la situación, lo que se entiende por enunciación son aquellos elementos que pertenecen al código de la lengua y cuyo sentido sin embargo depende de factores que cambian de una enunciación a otra, por ejemplo yo, tú, ahora, etc. En otros términos, lo que la lingüística rescata es la huella que queda en el enunciado del proceso de enunciación. Son las marcas de la enunciación que aparecen en el enunciado las que van a interesar a la lingüística, esas huellas.
Lacan nos indica que en el menor acto de palabra se pone en juego el sujeto como efecto de ese acto de palabra; y lo tenemos en sus dos dimensiones: lo tenemos en la dimensión del enunciado y en la dimensión de la enunciación. Al decir se pone en juego esa división.
Esto lo quería marcar por una cuestión, porque hay veces que se confunde al sujeto de la enunciación con el sujeto del inconsciente y se confunde la forma en que lo plantea la lingüística y la forma en que lo plantea el psicoanálisis. Si yo digo: "Pedro come una manzana", el sujeto del enunciado es "Pedro", gramaticalmente; el sujeto de la enunciación soy yo que lo estoy diciendo en este momento, en este acto de enunciación. El sujeto del inconsciente ahí no está para nada. Una cosa que destaca Lacan es que no siempre las marcas de la enunciación van a aparecer en el enunciado, no es algo necesario, y aunque aparecen con mucha mayor frecuencia de lo que podríamos suponer, no quiere decir que en todo momento aparezcan las marcas.
Entonces también se podría considerar esta división -enunciación, enunciado- que se pone en juego en el que habla como una división del sujeto.
¿Qué es lo que le interesa a Lacan? Él se interesa por esas apariciones, esas marcas contradictorias que encontramos en determinados enunciados, estas enunciaciones que se denuncian, para decirlo en términos de "Subversión del sujeto" Estas marcas se producen particularmente en la negación.
En francés esto tiene una riqueza especial, que se manifiesta en el "ne expletivo", que Lacan a esta altura prefiere llamarlo "ne discordancial". Porque "expletivo", en francés, da la idea de que no agrega nada al enunciado, no agrega nada nuevo, es una partícula que aparece allí sin agregar nada al sentido. Entonces prefiere llamarlo "discordancial", porque es justamente esta marca de la enunciación la que produce estas paradojas en el enunciado. Después lo llama "ne expletivo" y no vuelve sobre el tema. Y el otro "ne" es el "ne forclusivo".
Lacan analiza una frase en francés que es:
"Je crains qu'il ne vienne" , en donde aparece el "ne" y se podría traducir como "temo que venga" y nos señala la marca de este "ne" ahí como que en el temor de que venga, el sujeto de la enunciación se denuncia en ese "ne".
En inglés también se da esta particularidad y se manifiesta, cada vez que negamos en inglés por la presencia obligada de un verbo auxiliar. No decimos "no sé" , I not know, decimos I don´t know. En realidad es un misterio como lo dicen en inglés y cuando uno escucha por primera vez, cuando tiene el primer contacto con una lengua creo que coincide con Chesterton en que el lenguaje en última instancia no es otra cosa que un sistema de gruñidos y chillidos; era muy lindo lo que decía Chesterton, porque él decía que los hombres pretendíamos con ese sistema de gruñidos y chillidos expresar todos los misterios de la memoria, todas las agonías del anhelo y todos los colores de una selva otoñal.
Bueno, la cuestión es que en castellano no tenemos algo tan general como este "ne expletivo", que sí o sí deba ser utilizado porque así lo establece esa elucubración de saber que es el lenguaje. Pero también aparecen en nuestra lengua esas marcas de la enunciación en los enunciados; por ejemplo, cuando tememos que alguien se caiga y pensamos "te vas a caer" y decimos "no te vas a caer". Aparece ahí un "no" que expresa nuestro temor a que se caiga, expresa ese temor. Ese "no" marca la enunciación en el enunciado, alguien, en la enunciación, dice no. No se trata de un "ne" discordancial porque esa categoría no existe en español, pero cumple la misma función. Un sujeto, en la enunciación, dice no al temor de que alguien caiga.
También cuando le decimos a alguien "no te quiero nada". Deberíamos decirle "no te quiero", o "te quiero nada" y sin embargo utilizamos esta doble negación, negación de la negación que no se confirma ahí como una afirmación intelectual. Sigue siendo una negación, digamos "no te quiero nada" , nadie va a pensar que eso significa que lo queremos.
Bueno. Recordaba un personaje de Cortazar que tenía miedo de decir "te quiero", no se atrevía a decir "te quiero" entonces decía "te quiero mucho". Y es fácil ver que aquí, ese "mucho", al agregarse, le quita "mucho" al "te quiero".
III- 2do sueño -Función de la interpretación
Lacan entonces aplica todas esas cuestiones al análisis del sueño de un adulto. Lo que es decir un sueño donde ha operado la censura y, por supuesto, las imposibilidades de la censura. Lacan toma el sueño que podemos llamar "el padre estaba muerto y no lo sabía", es un sueño que Freud analiza en "Dos principios del suceder psíquico" y también lo analiza como un agregado en el capitulo dedicado a los "sueños absurdos" en "La interpretación de los sueños". Para quienes no lo recuerden, es un sueño soñado por un hijo, en realidad siempre los sueños son soñados por un hijo, y es un sueño posterior a la muerte de su padre. Este individuo cuidó a su padre durante su agonía y durante los meses siguientes a la muerte de éste soñó repetidas veces que su padre se hallaba de nuevo con vida y hablaba con él como de costumbre. Pero al mismo tiempo sentía con dolorosa intensidad que su padre había muerto ya, aunque él no lo sabía.
Uds. saben que Freud agrega que el camino que puede conducirnos a la solución de este sueño es agregar que "su padre había muerto ya, según su deseo, aunque él mismo no lo sabía. No sabía que era según su deseo que estaba muerto. Freud nos dice que las ideas latentes de este sueño eran las siguientes: El, efectivamente le había deseado la muerte, que la muerte venga a poner término a esa agonía del padre, había sido un anhelo consciente durante la enfermedad del padre, "que se muera de una buena vez, así deja de sufrir" y hubiera sido terrible que el enfermo se enterara de tales deseos. Se trata del conocido caso de duros reproches después de la pérdida de un ser querido y el reproche retrocede a la significación infantil del deseo de muerte del padre. Estas son dos cuestiones que toma Freud, pero que no son la interpretación, porque dice que la interpretación tiene que ser "según su deseo".
Lacan establece que el mecanismo de la represión consiste en la elisión de un puro y simple significante o de una cláusula, en este caso la cláusula "según su deseo" y esta cláusula es lo que explica que el pensamiento del sueño fuera doloroso; el sueño sustrajo al texto algo que no está hurtado a la consciencia del sujeto.
Lacan se propone analizar en el grafo del deseo, las relaciones que hay entre los significantes del relato. "El estaba muerto", por una parte, "El no lo sabía", por otra parte y "según su deseo" en tercer lugar.
Vayamos por partes.
Tenemos un momento anterior a la interpretación. En ese momento anterior tenemos que él estaba muerto, que él no lo sabía y tenemos un afecto, el dolor. El sujeto, nos dice Lacan, se nos presenta como un afecto, es el dolor; se nos presenta como dolor. Otra cosa que nos indica Lacan es que no se trata de interpretar el deseo según el wishful thinking (tomar el deseo por la realidad, aquí el deseo de recobrar al padre)
Entonces Lacan ubica "el estaba muerto" en el enunciado y resalta que decir "el estaba muerto" introduce algo del orden de la existencia. La existencia no siendo otra cosa que el hecho de que el sujeto, a partir de que se plantea en el significante, no puede destruirse. Ustedes saben la cuestión que Lacan trabaja en el seminario VII referente a Antígona, en relación precisamente al hecho de que se lo condenaba a Polínices a una segunda muerte al no enterrarlo, al prohibirle el sepulcro. Como se le negaba el sepulcro, se lo condenaba a morir en el significante.
Bueno, Lacan nos había dicho antes que las marcas de la enunciación las encontramos privilegiadamente en la negación. Entonces Lacan no duda en ubicar a "él no lo sabía" en la enunciación. Se dan cuenta que esta negación, es una negación forclusiva en francés, pero también denuncia la enunciación en varios sentidos, pero en un sentido porque ¿cómo alguien va a saber que está muerto?. Hay algo paradojal ahí, en ese "él no lo sabía". Aparece esta paradoja. Entonces, nos dice Lacan, toda negación es algo que desciende de la enunciación implicando cierta paradoja. La satisfacción del anhelo -dice-, es una satisfacción que se da en el enunciado mismo del sueño.
Antes de la interpretación tenemos la elisión, falta un significante y las cadenas de enunciado y enunciación, si bien están presentes acá antes de la interpretación, están encubiertas -diría yo-, no aparecen nítidamente.
Lacan en algún momento dice que estamos simplemente ante un enunciado, porque precisamente lo que va a producir esa diferenciación entre enunciado y enunciación es la interpretación. Cuando escuchamos a un paciente no decimos "acá está el enunciado, acá la enunciación", eso no aparece, aparece todo como un solo enunciado y encontramos en ese enunciado ciertas paradojas; y esas paradojas nos denuncian a la enunciación.
Entonces, es interesante ver esta cuestión que aparece en estas dos frases y aparece el sujeto como un ser del dolor, como un afecto. La interpretación, lo que hace, es justamente quitarle al sujeto ese ser del dolor y constituirlo como tal, como falta en ser, en la medida en que se pone en juego el deseo. Entonces, el deseo está ligado al significante reprimido como tal y nosotros vamos a adelantarnos en la obra de Lacan y decir que antes de la interpretación, el sujeto falta como significante en la cadena, pero está incluido en su dolor. Es decir que falta como elemento homogéneo al conjunto, pero se incluye como un elemento heterogéneo al conjunto.
La interpretación lo que pone de relieve es el absurdo de este dolor, ya que está motivado, según el relato del sueño, en la ignorancia del Otro. El sujeto consiente en sufrir en lugar del otro porque el otro no sabe. Lo que se mantiene detrás de ese sufrimiento es un engaño. El sufrimiento por el otro encubre el dolor por existir. Ese dolor de existir por el que había pasado el padre, y con el que el soñante no quiere enfrentarse.
Lacan nos habla acá de una identificación histérica, por esto de sufrir por el Otro. Habla de una crisis histérica por la identificación que se produce ahí, donde se pone en el lugar del Otro y sufre por el Otro.
El dolor por la perdida de un "ser querido". Yo me detuve en esta frase, porque a veces la lengua cotidiana, en su polisemia, encierra, tal vez inexplicablemente, ciertas verdades. Precisamente somos nosotros los que perdemos un "ser queridos", es decir, nos perdemos como causa del deseo de ese otro que ya no está. También perdemos un ser, porque la muerte del otro nos enfrenta a la falta en ser. Entonces la pérdida tiene que ver con algo del ser del sujeto.
El dolor, nos dice Freud, encubre un reproche, sino no habría dolor. Y el reproche nos indica que estamos ante la realización de un deseo edípico en la satisfacción verbal del anhelo, porque el anhelo se satisfacía en esa frase, en "el estaba muerto". En la frase.
La interpretación también pone en cuestión este "él" de "'él no lo sabía", porque ¿quien es él?, ¿quién es el que no lo sabía?. "Él" puede ser el padre, puede ser el sujeto. Es el sujeto mismo, dice Lacan, el que está necesitado de no saber para constituirse como sujeto. Entonces, me parece que lo que está diciendo Lacan con este ejemplo es valido para todo sueño, porque todo sueño pone en juego esta cuestión de un decir, esta cuestión de un no-dicho, con sus dos vertientes: un no dicho como un dicho que no y el no-dicho como indecible. Es decir que hay dos cuestiones en el no-dicho. Y por otro lado, algo elidido.
Ahora, una cosa importante que nos aclara Lacan en esto, es que la restitución de esos significantes, o sea la restitución del "según su deseo" -que se produce en la interpretación-, no quiere decir que enuncie pura y simplemente el deseo. Y dice, es otra cosa lo que se articula en esos significantes reprimidos, que es siempre una demanda, el deseo es otra cosa. El deseo es algo por lo cual el sujeto se sitúa respecto de esa demanda. Esto, a mi entender quiere decir que el enunciado que resulta de la restitución de los significantes reprimidos no es el enunciado del deseo, el deseo es incompatible con la palabra; es decir, tenemos un significante reprimido pero ahí no tenemos un deseo. Lo que se enuncia es una demanda. El deseo se ubica en el sentido en que ubica al sujeto en relación a esa demanda. El deseo es una ubicación del sujeto respecto de esa demanda y esto también lo podemos ligar al tema del seminario XI. En el seminario XI Lacan dice, que la pulsión solo se modifica si se modifica la posición subjetiva.
Bueno, Lacan sigue diciendo que "no es de eso que el demanda de lo que se trata, es de eso que es en función de esa demanda. Es eso que es en la medida que la demanda es reprimida, enmascarada, y esto es lo que se expresa en el fantasma de su deseo, es su relación a un ser del que no se trataría si no hubiera allí demanda, discurso".
Podemos apreciar que en esta lectura que hace Lacan del sueño, va más allá del planteo que hacía Freud, porque Freud se detenía en la rivalidad edípica, en la significación infantil del deseo de muerte del padre. Lacan está planteando que el deseo del sueño es sostenerse en la ignorancia, pues a partir de la muerte del padre, el sujeto está enfrentado a eso de lo cual la presencia del padre lo protegía. El dolor de existir nos dice la "x", la significación de la castración.
Esto es importante porque cualquier contenido de ese "según su deseo", cualquier contenido que le demos -por ejemplo reducirlo al deseo agresivo- aparece como una protección, como una defensa a la articulación del deseo. El padre juega en el sueño como soporte del deseo -nos dice Lacan- , ya que esta rivalidad le sirve al hijo de escudo.
Una cosa que no podemos dejar de remarcar es que buen arqueólogo que es Freud, porque no destruye, porque cuando él propone la interpretación, si bien sus pensamientos, sus ideas acerca de las cuestiones a que remitía esta interpretación -que remitía al anhelo que había tenido el hijo en la agonía del padre y que remitía a su deseo infantil de muerte del padre-, él interpreta "según su deseo", no destruye lo que investiga, deja el lugar para que el deseo se realice allí como deseo del Otro. Es decir no aplasta el deseo con la interpretación. La interpretación es "según su deseo", y no las ideas que lo llevaron a formularla.
Bueno, en este punto Lacan presenta la formula del fantasma y nos dice que el deseo como tal y en relación a todo objeto posible para el hombre plantea la pregunta por su elisión subjetiva. A nivel del fantasma, nos dice, ya no se trata del dolor por el otro. O sea, que la interpretación lo que viene a articular en ese caso es el dolor, ese afecto que Lacan acá lo ubica en el primer piso del grafo. Y la interpretación ubica la posición del sujeto en el fantasma, la posición del sujeto frente al ser perdido. Y Lacan se pregunta cómo mantener ese frágil equilibrio, y dice "preservando siempre un objeto de deseo", "y el deseo -nos dice- subsiste siempre en una cierta retención del objeto". Esta retención permite, sirve de soporte al deseo y el objeto revela su función de prenda del deseo.
Esto lleva directamente a la dialéctica del cofre y el avaro que no voy a tomar, pero sucintamente les digo que Lacan dice que sabríamos mucho sobre el deseo, si supiéramos lo que significa el cofre para el avaro y Lacan nos dice que el cofre para el avaro es su secreto, es un secreto pero también es su secreto, para él es un secreto.
IV- 3er sueño - Conceptualización de la entrada en análisis
Vayamos al tercer sueño. No lo voy a desarrollar porque es un sueño que Lacan toma de un paciente de Ella Sharpe, es muy exhaustivo y bastante extenso, entonces yo voy a tomar solamente algunas cuestiones previas al relato del sueño para que no se nos convierta en una pesadilla.
La teoría de Ella Sharpe sobre la transferencia interesó mucho a Lacan y él toma -en este caso- un libro de Ella Sharpe sobre la interpretación de los sueños de 1937. Se trata de un paciente -nos dice Ella Sharpe- que tiene problemas de elocución, es un abogado que no logra defender sus causas.
Toda la interpretación de Ella Sharpe consiste en retrotraerlo a la rivalidad con su padre y en alentarlo para que pelee, para que exprese su agresividad. Lacan pone de relieve, en el análisis que hace aquí, que lo central en el sujeto no era la rivalidad agresiva, que para él el padre estaba bien muerto y que lo esencial no estaba de ese lado. Lo esencial para el sujeto era saber dónde estaba el falo. Este es un punto en donde Lacan llama la atención de los psicoanalistas. El dice que no hay que apurarse a referir el síntoma a la rivalidad edípica, por más que en algunos casos se presente la rivalidad. También eso puede indicar que no hay nada por ese lado. Para orientarnos en la cura -dice Lacan - hay que distinguir lo imaginario de lo simbólico. En el caso de Ella Sharpe no se trata de rivalidad principalmente -aunque también se trata de rivalidad-, sino de saber quien tiene el falo. Y para este paciente el falo lo tienen las damas. Para el paciente es Ella Sharpe la que lo tiene. Para el paciente, la indicación que le da la analista, "vaya y pelee", produce el acting out. Al ir a un partido de tenis, un compañero se burla de su juego, hallándose ambos en el vestuario, el paciente de Ella Sharpe lo agarra al tipo del cuello y le dice que no lo vuelva a hacer. La analista se pone contentísima, Lacan no. "Para hacerlo -dice- haría falta que este abogado defienda su causa de acuerdo a las reglas del Otro". Entonces Lacan nos aclara la indicación de distinguir imaginario y simbólico.
Ella Sharpe nos dice que va a dedicar ese capítulo de su libro al análisis de los sueños, a la consideración de todo lo que había dicho un paciente de un sueño durante una hora, del sueño relatado. Y ella nos comenta que si bien se trataba de un paciente muy silencioso, varias veces lo había escuchado toser en el momento anterior a entrar en el consultorio. Entonces, ese día el paciente, después de un saludo, comienza diciendo: "he estado considerando esa pequeña tos que me da antes de entrar. Hoy, mientras subía las escaleras hice un esfuerzo mental para no toser, sin embargo nuevamente tosí, uno debería pensar que eso sirve a algún propósito. ¿Pero a qué propósito podría servir es difícil de pensar"
Ella Sharpe hace un pormenorizado análisis de las asociaciones de su paciente acerca de esa tos.
Pero Lacan nos dice que ella elide lo fundamental, elide eso mismo que nos había indicado: que hay allí una tos y que el sujeto dice allí literalmente que "esa tos es un mensaje" y a continuación se pregunta, "¿cual puede ser el propósito de ese mensaje?". Fijensé que esa pregunta sobre la tos, nos dice Lacan, es una pregunta en segundo grado sobre el suceso. Es esa pregunta en segundo grado la que Lacan ubica en el segundo piso del grafo y nos confirma -dice Lacan- que el paciente está en análisis.
Lacan es taxativo al decirnos que es en este punto que podemos confirmar que el paciente entra en el discurso analítico: "Se ha constituido allí esa inocencia, esa docta ignorancia a la que accede por el hecho de estar en análisis". Esa tos, siendo el sujeto quien la emite, la recibe él mismo como mensaje ya que la tos actúa en este sujeto como un significante enigmático que le viene del Otro; se pregunta qué función tiene, qué quiere decir, sobre todo de dónde le viene. Es decir que el sujeto se anuncia y al mismo tiempo se interroga con esta tos.
Podemos pensar en un momento anterior: todas las veces en que él tosía y esa tos no le suscitaba ninguna pregunta. Es un momento en que podríamos decir él era la tos. Pero el momento en que se produce la entrada en análisis es el momento en que él deja de ser la tos y trasforma su ser en una pregunta, en un vacío, en un agujero. y es ese momento en que se constituye el síntoma como síntoma analítico, es el momento en que el padecer se pone en forma y el sujeto se constituye como falta.
Es de algún modo, con ese "ser la tos" que el sujeto sostiene que el Otro tenga el falo. El problema es que para Ella Sharpe hay un ser del Otro, está la madre fálica. Lacan dice que no, que el Otro no tiene ningún ser, el ser es del sujeto.
La primer asociación que se le ocurre al paciente con la tos es que sirve para separar a amantes que están juntos y la analista le pregunta ¿y entonces porqué tose antes de entrar aquí?; y hay allí un elemento que denuncia la enunciación, porque si allí ella no está con nadie, ¿por qué tose en ese momento?. El problema es que en el desarrollo de la sesión, Ella Sharpe deja de lado este tema. Lacan dice que la trampa en la que cae Ella Sharpe está dada por la no distinción de los dos pisos del grafo. Porque el paciente, luego de la pregunta por la función de la tos, dice "es absurdo porque desde luego no me hubiera hecho subir si hubiera alguien aquí". Pero a continuación de decir que eso es absurdo, relata su fantasía (la del perro), entonces Ella Sharpe se detiene en el relato de la fantasía y no atiende esta enunciación que se había denunciado en este absurdo. Podemos pensar que Ella Sharpe no pone su atención en los desperdicios de la vida mental, en el sentido en que Freud nos indicaba también, cuando alguien relataba un sueño, que todo lo marginal constituye también el texto del sueño. Ella se detiene en la fantasía. Precisamente por detenerse en la fantasía, por esta preocupación que tiene por la función de la tos como separadora de amantes que están juntos, deja de lado ese otro aspecto que venimos marcando, que la tos tiene la función de advertirle de su llegada y en un sentido, que estaba dado por las asociaciones del paciente, de preservarla, de no encontrarla en falta, porque para el paciente es ella quien tiene el falo y no tiene ninguna intención de que lo pierda. Lacan nos dice que no ubicar la posición del falo simbólico y reducir las situaciones a las relaciones de la pareja parental, a la rivalidad imaginaria y a la supuesta omnipotencia del paciente, es lo que extravía a Ella Sharpe. Entonces, este consejo "vaya y haga" provoca el acting. Es la omnipotencia de Ella Sharpe lo que el sujeto quiere preservar con la tos. Ella Sharpe hablaba de la omnipotencia del paciente y Lacan lo que toma es la omnipotencia del discurso y nos dice que la omnipotencia del discurso nos indica la omnipotencia del Otro, no del paciente.
Bueno, acá Lacan da un consejo que me pareció muy gracioso, sin dejar de ser importante, dice: "tengan mucho cuidado al meterse con la familia".
Para finalizar, me interesaría marcar algunas cuestiones, porque Lacan en toda esta parte se toma todo el trabajo de desarrollar una serie de cuestiones relacionadas con el "ne expletivo" para terminar afirmándonos que es en ese "ne" que vamos a encontrar el sujeto de la enunciación y que es en la enunciación donde debemos buscar la presencia del inconsciente. Pero fíjense Uds. que en los dos casos, en el caso del padre muerto, el reconoce la enunciación en un "ne forclusivo" , no es un "ne expletivo". Y en el paciente de Ella Sharpe reconoce la enunciación en esa pregunta que el sujeto se hace sobre su mensaje, tampoco reconoce allí un "ne expletivo". A mi me parece que estos dos ejemplos que analiza Lacan a nosotros nos permiten reflexionar que esta enunciación en la que debemos buscar la presencia del inconsciente, tiene su lado universal en la lengua, en ese "ne", vestigio de la represión primordial, pero tiene también su lado particular. Y a nosotros nos interesará la particularidad. No está demás decir que resulta esencial en nuestra práctica producir esa diferenciación entre deseo y demanda, entre enunciado y enunciación, puesto que en primera instancia de lo que se trata es de ubicar al sujeto en relación a su demanda, confrontarlo con su demanda, llevarlo sin cesar al nivel de la demanda para de esa manera reducir pura y simplemente lo que es el deseo. Es en esta operación que se irá cirniendo el objeto, pero para la particularidad del caso, no en la generalidad, no en lo que hace a la lengua, al habla cotidiana.
La otra cuestión que marcaba con respecto al sueño del padre muerto es que no se trata solamente allí de técnica. Lacan no deja de preguntarse hasta que punto el analista tiene derecho a interpretarlo y está en posición de hacerlo. Porque en todo caso interpretar o no "según su deseo", va a depender del momento de la transferencia. Y de esto también dependerán los efectos que tenga sobre la posición del analizante.
Bueno, esto es más o menos lo que tenía para decirles, no sé si quieren hacer alguna pregunta, algún comentario...
V- Preguntas-respuestas-comentarios
Pregunta: inaudible.
Respuesta: Lo que puedo decir, que se me ocurre, es que Lacan en este momento se pregunta, se está preguntando por la estructura. El dice que hay un momento en que el sujeto está tomado en las dos líneas del grafo y por eso es que se cuenta en ese enunciado que hace. Y después dice que él no quiere referirse a las vías del desarrollo, porque precisamente, me parece que lo que está diciéndonos es que es la estructura lo que va a determinar que esto suceda en algún momento. Es decir, corresponde a la lógica de la estructura que el sujeto pueda, en algún momento, descontarse.
Pregunta: [inaudible]
Respuesta: No sé como se podría pensar una génesis ahí, pero para que esto se produzca va a tener que ver a cómo operó del deseo del Otro en el sujeto y eso es lo que va a posibilitar, me parece a mi, que en determinado momento se pueda producir esa separación.
Pregunta: [inaudible]
Respuesta: ... como vos decías que él recuerda que en este seminario, al menos en la primera parte, el deseo aparece como metonimia, que también es una figura de la retórica; y no deja de resaltar Lacan que en algunos momentos la interpretación también puede tomar la figura retórica de la metáfora. O sea que hay muchas figuras de la retórica en juego. ¿Por qué eligió interpretación?. Eso no lo podría decir. Sí te puedo decir que no deja de referirse a otras.
Nota: Lacan toma en una de sus clases la crítica que Marx hace en "Miseria de la filosofía" al texto de Proudhon "Filosofía de la miseria" y nos aconseja la lectura de ese escrito donde Marx despachurra a Proudhon . Precisamente allí Marx indica que Proudhon es un hábil retórico pero un mal lógico y que en todos los casos la retórica debe estar subordinada a la lógica y no al revés.
Pregunta: Vos a qué te referías cuando ... [inaudible]
Respuesta: Lo que yo trataba de decir es que desde mi lectura de esta primera parte, me parece que Lacan -en las primeras clases- está totalmente dentro de la lógica del significante y a medida que va desarrollándose el seminario, él se va topando con otra cosa. Entonces, cuando digo deseo como metonimia, es en esos momentos en que está trabajado el deseo en este aspecto metonímico y que el objeto no está todavía considerado.
Pregunta: Incluso en el seminario III, cuando toma el sueño de Ana, lo toma para hablar de la metonimia.
Respuesta: A mi me parece que en el primer sueño que analiza, el de Ana Freud, está dentro de la lógica del significante. Después pasa al sueño del padre muerto que es un sueño donde aparece el objeto. Y después el sueno de Ella Sharpe, donde aparece toda la cuestión del falo, pero está trabajado más dentro de la lógica del significante también. Así vemos toda una serie de virajes, pero que estos virajes van dando una orientación hacia el objeto que va a ser el campo que va a desarrollar después, en el seminario VII.
Comentario: [Pregunta en relación al wunsch]. El deseo inconsciente se satisface a nivel del wunsch, a nivel de aquello que puede ser articulable, lo cual plantea dos pisos que hacen a una diferencia que me parece interesante. Porque me parece que si el deseo sea su interpretación mantiene una diferencia, tal que la interpretación - a mi gusto- se mantendría al nivel del wunsch. Y que solamente a nivel del wunsch es que se satisfacería, articulable, en su interpretación el deseo.
Comentario: Por otra parte quedan planteadas algunas cuestiones relativas a génesis y estructura. Y a mi me parecía que en el sueño de Ana Freud podía leerse, como sueño casi ejemplar en ese sentido, porque me da la impresión de como si quisiera dar cuenta de ciertos movimientos de la estructura en donde pareciera ser que a través de la inscripción de la interdicción; es decir, los movimientos de la inscripción del nombre-del-padre, podría parecer que empezara a aparecer aquello que todavía no es posible de ser pensado; pero que estos movimientos del cual el sujeto intenta representarse a partir de los significantes que lo representan. Es decir que la interdicción materna, permitiría ... [inaudible] ... de la condición del sueño en la cual Ana Freud, aún cuando se anuncia, comienza por representarse en los significantes en relación a lo que había sido interdicto. Esto es muy interesante porque en alemán hay un sufijo que se mantiene en todos los significantes que Ana Freud introduce, que es el sufijo "Eu"; con lo cual me parece que da cuenta de una dialéctica que hace transferencia entre este "Ana Freud" y en lo que ya aparece en el movimiento de la borradura, que es este "Eu" que se va recortando en la repetición significante.
Fichman: Quería decir algo de lo que vos planteas. La interdicción del nombre-del-padre aparece claramente en las neurosis, acá esta todo el problema de las psicosis. No sé si se desprendería de lo que vos afirmaste, como posibilidad misma del nombre-del-padre, en ese sujeto en ese sujeto que entonces completa la estructura, decir qué, a nivel de la psicosis es justo hablar de estructura ....[inaudible]... es un problema complicado, porque si lo afirmamos así ... no hablo de formas de restitución, que es la delirante; pero tendríamos que en la psicosis el sujeto no está dividido y por lo tanto tendría un ser. Entonces no podríamos afirmar que el sujeto siempre es falta en ser. Y Lacan es estricto en esto. Cuando se le pregunta si pueden usar sus matemas, los matemas del grafo, para la psicosis, el dice que si. Hay sujeto en la psicosis, el sujeto del delirio. Entonces creo que hay que plantear algo del nivel de la interdicción, de la elección del nombre-del-padre y de la elección propia de la estructura, que es la que va a predominar después en Lacan, que es que por el solo hecho de hablar ya hay perdida de goce, por eso no hay ser. ... [tramo inaudible]...
También lo de génesis y estructura es un tema interesante porque qué quiere decir Lacan cuando critica tanto a los genetistas?... para Lacan es impensable una génesis que no esté ... digamos que no hay génesis sin estructura. Que hay génesis a partir de que hay estructura. Este es el problema, sino Lacan no hubiera hablado de desarrollo. El habla de desarrollo en "La significación del falo". El habla de desarrollo y no de evolución porque él no hace una teoría evolutiva; es decir la génesis de un sujeto acabado, así es como se diferenciaba el análisis del niño y del adulto, porque el adulto -se decía- ya está constituido.
Me parecía importante esto del por qué del nombre de este seminario -el deseo y su interpretación- , que se torna luego en que el deseo es su interpretación misma. Bueno, entonces qué interpretación. Lacan en "Instancia de la letra...", dice que el deseo es metonimia y lo pone en itálica. Es decir, que cuando dice que el síntoma es metáfora, dice que esto no es metáfora del síntoma, y decir que el deseo es metonimia no es decir que es una metáfora sino que es metonimia en sí mismo, si no habría posibilidad de hablar del deseo como tal -porque sería pura negatividad-.Ahora, esta introducción de la interpretación es compleja, porque además esta el seminario XI.
Ahora, en el seminario XI, él lo ubica del lado del S2 al deseo y su interpretación; y ubica del lado del S1 al andamiaje sintomático. De ahí viene la cuestión de que uno podría decir que el deseo es su interpretación misma, en tanto consideramos al deseo como un significado- al deseo significado pero no al deseo contado-.
Pero a mi me parece que es importante la diferenciación que hizo Eduardo entre la presentación como enunciado -relato- y el efecto que tiene la interpretación misma en cuanto a la separación de los dos pisos; es decir que hay algo que hace que se separen los dos pisos. En ese caso, yo pensaba que el deseo es una interpretación en la medida en que tomamos interpretación como una operatoria. Ahí nos acerca a un mecanismo -digámoslo así- que tiene que ver con el significante, que tiene que ver con la retórica. Que es el significante en su uso, que es el uso mismo del significante. Porque no actúa como significante engañador, sino como una operatoria que hace a la diferenciación entre enunciado y enunciación. Ahí uno podría entender porqué Freud plantea la introducción de una forma de lo que es la interpretación totalmente novedosa, porque en esa interpretación hay una producción en juego.
Vale la pena mantener esta cuestión que es bastante enigmática, es decir, el deseo es su interpretación misma.
Pregunta: En el cuarto nudo, donde pone el síntoma, junto con el nombre-del-padre y junto con el Edipo ...[inaudible]...