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Pertinencia del término immixtion en la definición del sujeto, tal como se lo entiende en el marco de una ética propia del psicoanálisis

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Dictado por : Pablo Peusner


"Pertinencia del término immixtion en la definición del sujeto,
tal como se lo entiende en el marco de una ética propia del psicoanálisis"

Episodio I


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Reunión del 15 de agosto de 2002.

 

Cuando en el mes de junio pasado les presenté mi backstage acerca del concepto de immixtion para definir al sujeto, no pensé que habría una segunda parte. Y, como lo que sigue no es la segunda parte, entonces será el "Episodio I" aunque sea nuestra segunda reunión sobre el tema. De esta manera les dejo bien en claro que no tenía mucha idea previa de un recorrido, y que éste se fue armando solo en base a los restos de la reunión anterior y a vuestras preguntas (las que, por suerte, no fueron pocas). Y de paso, les transmito algo del espíritu lúdico con el que al igual que Lacan creo que conviene enfrentar ciertos temas. A mí siempre me dio buenos resultados el psicoanálisis amusante, esa intención de desacralizar la cosa, de quitarle ese peso de encima que tanto nos ha ahogado durante nuestros años de primeros pasos en el psicoanálisis...

En fin, quisiera hoy proponer un espíritu de trabajo. Para eso, elegí una hermosa cita de Lacan, del Seminario 2. Ahí va:

"...les pido tener presente que en estas sesiones abiertas no están de ningún modo para exhibirse, (...). No deben tratar de decir cosas elegantes, destinadas a hacerlos notar ni incrementar la estima que pueden inspirar. Están ustedes aquí para abrirse a cosas que aún no han visto y que en principio son inesperadas. Entonces, ¿por qué no dar a esta apertura su máxima repercusión, planteando los problemas en el punto más profundo que alcanzan en ustedes, aunque esto se traduzca de una manera algo vacilante, imprecisa y hasta barroca?

En otras palabras, el único reproche que podría dirigirles, si me permiten, es que todos ustedes quieren parecer demasiado inteligentes. Todo el mundo sabe que lo son; entonces, ¿por qué querer parecerlo? Y, de todas formas, ¿qué importancia tiene, para el ser, o para el parecer?

Dicho esto, los que ayer no pudieron expresar sus inquietudes, o lo contrario, quedan invitados a hacerlo ahora, pues el interés de estos encuentros radica en que tengan consecuencias." (1)

 

Bueno, en esta línea quiero trabajar y para eso, nada mejor que un recuerdo infantil si me permiten ustedes...

Esto tendría que empezar con fondo negro, letras apareciendo, diciendo: "Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana...", tal como empieza "La guerra de las galaxias". En un fin de semana de 1977 –que es una galaxia muy lejana, comparado a como estamos hoy– un niño de nueve años veía en el cine "La guerra de las galaxias", totalmente deslumbrado por las imágenes. Y el lunes, en la hora de "castellano" en la escuela, escribe su composición acerca de la actividad del fin de semana y, obviamente, cuenta la película.

Este muchachito quedó muy impresionado por uno de los androides que aparecía en la película: se trataba de un androide de ceremonial, que no fue el más popular de los androides en toda la saga. Era el androide de ceremonial que, paradójicamente, acompañaba a la princesa tratando de hacerla cumplir con los requisitos formales de su investidura. ¿Cómo se llamaba este androide? Este niño recordaba así el nombre-: "Citripio". Cuando llegó el momento de la composición, el problema que se le planteaba al pequeño era cómo escribir ese nombre. Entonces, probó de varias formas. La primera era "Sitripio", con "s". Ya existía el borratinta -¿se acuerdan del "Super-pirat"?-, entonces, borró, escribió "Citripio", con "c". Pero cuando lo miró, no le pareció muy de androide escribirlo con "c", entonces directamente tachó y lo escribió con "z". Ahí quedó la composición pero el nombre de este muñequito le seguía dando vueltas...

A los pocos días aprendió el número ÿ por primera vez, en su valor más sencillo -que es el de 3,14-, y pensó que podía escribir: "Ci" –con "s", con "c", o con "z"-, "tri", poner la letra griega "ÿ", y una "o". Y se dio cuenta de que podía jugar con las letras de esa manera. Hasta que en el mes de agosto, en el día del niño, recibió de regalo a su androide preferido (todavía este niño conserva este muñeco, que tiene 25 años –hay gente que pagaría dinero por él). Y cuando llegó el regalo, en la caja, donde tenía que estar el nombre del muñeco, decía esto: "C3PO". De esa manera, el niño de nuestra historia, pensó que había muchas formas de escribir el modo en que se escuchaban ciertas palabras. A partir de ahí, esto se transformó en un juego constante: jugar a escribir de manera diferente, distintas palabras, de similar pronunciación.

Esta pequeña historia, inspirada en un personaje de la saga "Stars Wars" , es sumamente pertinente al trabajo que vamos a desarrollar hoy. Porque otra vez voy a proponer exactamente el mismo título de hace dos meses. Y otra vez vuelvo a hacer la misma aclaración: no voy a hablar de la "immixtion", sino que el concepto en juego –si es que hubiera alguno en la intervención de hoy- es el concepto de "sujeto" y no en cualquier marco, sino en el marco de una ética tal como la entendemos en psicoanálisis lacaniano. Cuento con la versión escrita de la clase anterior y, mientras leía la clase para hoy, recordando qué se había dicho en aquel momento, me encontré sorpresivamente con que los desgrabadores hicieron lo mismo que este niño de nueve años había hecho con el nombre del androide. Porque en algún momento de la intervención, optaron por reemplazar, o por escribir de distinta manera, algunas palabras que yo fui diciendo. Puedo testimoniarlo respecto de las mías, no sé de las palabras de las otras personas que intervinieron. Pero en las páginas 13 y 15, hay al menos dos momentos de mi intervención, en los que yo dije "Otro", y ellos escribieron la letra "A". Lo cual es interesante porque, evidentemente, se comprueba que es posible hacer esto que yo les proponía antes: se puede escribir una cosa de maneras distintas. Por supuesto que aquí la operación es un poco más compleja, porque de por medio hay cierto saber relacionado con el psicoanálisis, cierto modo de manejar conceptos y palabras que ya dejan de ser palabras, porque son retiradas de la posición que ocupan en el sistema de la lengua. Pero no dejo de señalar que me encontré con ese mismo efecto en la clase.

Ustedes vieron que yo anticipé una serie de títulos para la reunión de hoy. No voy a ser fiel a todos ellos. Así que vamos a intentar, hoy al menos, discutir algo de eso. Pero hay un tema que sí me interesa plantear y es lo que yo llamé "el sujeto en el Flat land". No sé si los sorprendió o no ese pequeño título.

Lacan utiliza la expresión "Flat land" una vez en los seminarios, al menos en las versiones que nosotros manejamos. Es en el "Seminario XXI", "Los no incautos yerran", o vaya saber qué quiso decir Lacan con ese título. Ahí Lacan afirma de una manera muy interesante algo que les voy a leer.

"Se trata de una manera de hacerles experimentar lo siguiente: que no tenemos el sentido del volumen, sea como fuere lo que hayamos logrado imaginar como tres dimensiones del espacio. El sentido de la profundidad, del espesor, es algo que nos falta, mucho más de lo que creemos. Lo que quiero decirles, de entrada, es que ustedes y yo somos seres de dos dimensiones, a pesar de la apariencia. habitamos el flat land." (2)

Es decir, somos seres planos, 2D, sin volumen, sin espesor. Cuando leí esta cita me acordé de una novela que se llama "Planolandia", de Edwin Abott que si bien Lacan no cita explícitamente, resuena en sus palabras sospecho que algún conocimiento del libro tendría.

De entrada aquí está proponiendo un sujeto plano, un sujeto bidimensional. No es el único lugar en el que Lacan afirma esto sino que la idea está desde hace bastante tiempo antes. Y lo que quisiera proponerles es un pequeñísimo recorrido por algunos lugares y una utilidad que me parece que tiene este modo de concebir al sujeto, para luego poder hacer el procedimiento de cotejar la pertinencia o no de una "biología". Otro de los temas que les propongo es revisar unas clases breves de Jacques-Alain Miller, en las que él presenta la "biología lacaniana". Entonces, mi intención de hoy es pensar al sujeto bidimensional, en contrapunto a un sujeto pasible de ser estudiado por medio de la biología.

En el Seminario XII, "Los problemas cruciales del Psicoanálisis", Lacan propone:

"Para acercarse a las cosas, no tenemos que sorprendernos tanto de tener que hablar del sujeto como de una superficie." (3)

No debemos sorprendernos de eso. Luego, hace un comentario acerca del modo en que Freud produce la "función neurótica", él dice que la produce como "interna". Pero lo que propone luego, es lo siguiente:

"No tengo que entrar aquí en una crítica previa, que sería la de la tercera dimensión, sino para asegurar que esta crítica previa, en el punto en que estamos de la experiencia filosófica, me parece que no ha sido bastante profundizada como convendría." (4)

Es decir que él propone hacer una crítica de la tercera dimensión. Y, paradójicamente, propone que la misma no ha sido lo suficientemente profundizada.

"Yo diría que para abordar lo que allí es de la estructura subjetiva, sería suficiente justificación que nos atuviéramos a la superficie..." (5)

O sea, nuevamente, hace la propuesta de situar al sujeto en una superficie. Y de las referencias que encontré acerca de este punto, la más clara a mi gusto y la más operativa para la clínica psicoanalítica, es la que se plantea en el Seminario XIII, "El objeto del psicoanálisis". Porque Lacan toma una posición muy clara allí al afirmar:

"Hoy (...) se trata del significante como determinando la división del sujeto". (6)

Entonces, yo empezaría la lectura de estos párrafos proponiendo una pequeña escritura que sería:

S --> $

Lacan va a proponer esa articulación. ¿Qué puede darnos la estructura de esta articulación? Dice:

"... yo voy a intentar hacérselos sentir por medio de consideraciones topológicas. Si procedo así es porque hay un hecho absolutamente sorprendente (...) no hay ejemplo de que todo lo que es del orden del sujeto y del saber al mismo tiempo, no pueda siempre inscribirse sobre una hoja de papel." (7)

Lo vuelvo a leer. Lacan lo dice al revés, lo dice como negándolo. Yo lo voy a invertir, lo voy a afirmar: "Hay ejemplo de que todo lo que es del orden del sujeto y del saber, puede siempre inscribirse sobre una hoja de papel.".

Cualquiera de nosotros que haya tenido la experiencia de intentar escribir un caso clínico, a lo mejor, ha tenido algún encuentro con esta idea. Sigo leyendo:

"Considero que hay allí un hecho de experiencia más fundamental (...), del que creemos tener las tres dimensiones, porque hemos aprendido a hacer vacilar un poco estas tres dimensiones." (8)

Fíjense qué interesante: Lacan propone hacer vacilar las tres dimensiones, es decir, el cuerpo que podríamos llamar "real", que podríamos llamar "tridimensional", que sumergido en un líquido desplazaría volumen, en favor de otra noción de sujeto que ya no coincida directamente con un cuerpo sino que, él dice, es un sujeto que puede ser inscripto sobre una hoja de papel.

Pero falta una condición, dice él, es que:

"... habría que saber qué condición debe cumplir una hoja de papel, lo que se llama en topología: una superficie." (9)

Es decir, se trata de que el sujeto siempre es inscribible en una hoja de papel, siempre y cuando consideren ustedes a la hoja de papel como una superficie. Y ahí tenemos un problema porque ustedes saben que una hoja de papel, por despreciable que sea su espesor, presenta algún espesor. De hecho, gente que está especializada en cuestiones de gráfica, de dibujo, etc., compra hojas de papel de distinto grosor. A nosotros no nos interesa eso. El problema es que Lacan dice que habría que considerar a la hoja de papel como si fuera "ultraplana", como si fuera "infinitamente plana", lo cual es un concepto de índole matemática. Y, para eso, la única manera es utilizar la topología.

Entonces, si les parece, mi idea, para poder entender mejor esta propuesta de Lacan, era que hiciéramos un brevísimo recorrido por la topología para tratar de situar bien la noción de " superficie". Para eso les propuse el libro que nosotros consideramos como el más claro para algunas de las cuestiones que hemos abordado, incluso nos ha facilitado la comprensión de algunos problemas en la lectura de Lacan, en los que nos habíamos trabado para entender cuestiones topológicas. Es el libro de Mario Tomei "Topología elemental", que tiene unos párrafos dedicados a qué es una superficie. Porque una hoja de papel no es una "superficie" pero el problema que tenemos es que, en nuestra experiencia cotidiana con los objetos, nunca tenemos contacto con una superficie. Entonces, vamos a ver cómo él propone exactamente dónde situar una superficie.

En primer lugar, la idea de la superficie es eliminar la profundidad. En principio, una superficie es lo que no tiene profundidad y en el texto va a dar tres ejemplos. El primer ejemplo es la pared, el segundo es el mar y el tercero es la hoja de papel. Vamos a trabajarlos uno por uno para tratar de explicarlo bien. Voy a empezar por el segundo, por el mar: la superficie del mar considerada como una superficie.

Supongan que alguno de ustedes saltara desde algún lugar hacia el agua del mar o de una pileta, para el caso es lo mismo. Se produciría el fenómeno de que, en el momento en que estuvieran atravesando la superficie, la mitad del cuerpo estaría en contacto con el agua y la otra mitad en contacto con el aire, pero no habría ninguna parte del cuerpo en contacto con alguna cosa intermedia. Es decir que solamente habría una parte de aire, una parte de agua, pero no habría ningún espesor en esa superficie. Ese es uno de los primeros ejemplos que da Tomei, considerando para este caso de superficie, una que tiene dos caras: una en contacto con el aire y otra en contacto con el agua. Pero no hay ningún espesor que separe una cara de la otra.

El otro ejemplo que él da es la hoja de papel. En el libro todos los ejercicios están hechos con hojas de papel y nosotros, para ejemplificar, hemos aprendido ya a hacer bandas de Moebius con papel y el modelo simétrico de la botella de Klein. Entonces, nos va a proponer que para poder trabajar con eso, hace falta posicionarse, respecto de la hoja de papel, como si la hoja careciera de espesor. A pesar de que, insisto, fuera despreciable para nosotros, el espesor debería desaparecer.

Entonces, lo que propone Tomei es dibujar una hoja de papel de una manera exageradamente ancha.

Esto sería el grosor de la hoja de papel que para nosotros son apenas milímetros. Y lo que él propone es que, si uno quisiera mirar la superficie, tendría que ubicar, por ejemplo, el ojo aquí [1]. El ojo aquí miraría esta cara de la superficie. Para poder mirar la hoja, la cara de la superficie, el ojo tendría que estar colocado como suponiéndolo dentro del papel [3], no desde el otro lado [2]. Porque desde el otro lado ya pasaría a considerarse el espesor, mientras que, desde dentro del papel, lo único que se consideraría sería esta línea como la superficie. Es decir, que hay que hacer un forzamiento para poder pensar esto.

Cuando uno trabaja los ejemplos que Tomei propone en el libro -la hoja es considerada como una superficie- frecuentemente, indica marcar puntos de un lado de la hoja, pero uno, para poder manipular los esquemas, debe trasladar ese punto del otro lado. Porque como la hoja no tiene espesor, si el punto está marcado de un lado, está marcado del otro. Lo que separaría al punto de la cara superior del punto de la cara inferior, esa diferencia, estaría dada por el espesor. Si no hay espesor alguno, un punto arriba es un punto abajo.

En este sentido, entonces, el sujeto, entendido como "asunto", no supone profundidad alguna. Lacan hace un chiste incluso con esto en el escrito sobre criminología, cuando dice que, la única posibilidad de aceptar que la psicología de Freud es psicología "profunda", es en relación a la falta de profundidad que tienen los desarrollos psicológicos que se hicieron luego de su producción.

Retomemos, entonces, el ejemplo inicial, el de escribir palabras. Y ahora, escribamos esas palabras sobre una hoja de papel considerada como una superficie. Nos vamos a encontrar con algún tipo de fenómeno que Lacan explica muy bien en un seminario que se llama "El momento de concluir", que es el Seminario XXV. Los primeros párrafos de la 3ª clase, la del 20 de diciembre, a mí me dieron una pista.

Entonces, les voy a proponer una lectura y una traducción también, porque no encontré, en la traducción que me proporcionó el CD, nada muy satisfactorio. Conseguí una versión en francés y voy a tratar de hacerlo aquí. En el tercer o cuarto párrafo, dice:

"El analista, él, zanja –"zanja", en el sentido de "zanjar la cuestión"-, corta. Eso que él dice, es corte. Es decir, participa de la escritura precisamente en esto: por lo que él equivoca sobre la ortografía." (10)

Es decir, lo que el analista dice participa de la escritura por lo que él –el analista- equivoca de la ortografía. Era el chistecito que yo hacía con el nombre del muñeco.

"Él escribe diferentemente de manera que, por la gracia de la ortografía, por la gracia de una forma diferente de escribir, suena otra cosa que aquello que es dicho con la intención de decir, es decir, conscientemente, aunque la consciencia vaya bien lejos." (11)

Es clara la cita. O sea, por la gracia de la ortografía, por la gracia de escribir, por la escritura que hace el analista, lo que suena, lo que se escucha, es una cosa distinta que aquello que se pretendía decir.

"Es por ello que digo que, ni en lo que dice el analizante, ni en lo que dice el analista, hay otra cosa que escritura. La consciencia no va lejos, no se sabe qué se dice cuando se habla. Es, seguramente, por eso que el analizante dice más de lo que quiere decir. El analista zanja al leer lo que ahí está, de eso que se quiere decir, si es que el analista sabe lo que él mismo quiere." (12)

A mí estos párrafos me parecieron espectacularmente claros. Yo siempre tenía la idea de que algunos seminarios de Lacan –sobre todo los últimos- eran dificilísimos, complicadísimos, pero no sé si es porque justo veníamos estudiando todos estos problemas o porque estos párrafos realmente son claros, que explican perfectamente gran parte del desarrollo que yo quise señalarles con la historia del muñequito. Es decir, esta posibilidad de que, mediante la ortografía, o sea, mediante considerar a eso un hecho de escritura, se produzca una diferencia y, entonces, el texto, el verdadero texto, advendría en la dimensión del escrito y desde la posición del analista.

Encontré un caso publicado de un psicoanalista que trabajó así, al menos en una ocasión. Es interesante, porque es un caso que todos conocemos muchísimo: es el paciente fetichista de Freud. Porque, en este caso, Freud hace exactamente esto. Les recuerdo rápidamente cuál es la cuestión.

"Por obvias razones, los detalles de estos casos no son aptos para publicidad (...). El caso más asombroso me pareció el de un joven que había elevado a la condición fetichista cierto "brillo en la nariz". Se obtuvo un esclarecimiento sorprendente al averiguar que el paciente había sido criado en Inglaterra, pero luego se estableció en Alemania, donde olvidó casi por completo su lengua materna. Ese fetiche, que provenía de su primera infancia no debía leerse en alemán, sino en inglés: el "brillo (glanz) en la nariz", era en verdad una "mirada en la nariz" ("glance", "mirada"); en consecuencia, el fetiche era la nariz, a la que por lo demás él prestaba a voluntad esa particular luz brillante que otros no podían percibir".(13)

Mi conjetura es que este paciente, para poder mantener la potencia sexual, tenía que estar en una posición tal que pudiera mirar la nariz de su partenaire. Es impresionante. Freud dice que el fetiche "no debía leerse en alemán, sino en inglés". Pero la diferencia no es de sonidos, porque las dos se pronuncian igual, la diferencia sólo adviene cuando uno escribe "glance" o "glanz". Sólo al momento de escribirlo -uno podría decir, sobre una hoja de papel, podríamos considerar al pizarrón como una hoja de papel-, adviene lo que Freud va a trabajar como un fetiche.

No sólo me sorprende eso sino algo más, porque si ustedes le preguntan a cualquier persona -es más, me atrevería a decir: cualquier psicoanalista del ámbito-, qué es un fetiche, lo más probable es que obtengan una definición del fetiche en términos de objeto tridimensional, es decir, el clásico: una bota, un zapato, el portaligas, etc. Sin embargo, en el único caso –yo creo que es el único, no me acuerdo de que haya otro- en el que Freud cuenta claramente un fetiche, el fetiche que pone como ejemplo es bidimensional, no tiene estructura tridimensional. O sea, sólo adviene como fetiche si uno lo puede inscribir en una hoja de papel. Sino, no adviene.

Me parecía que este caso es interesante para situar esta idea que Lacan nos proponía en el seminario "Momento de concluir", porque es el ejemplo más claro que encontré, el más sencillo y el más conocido por todos nosotros. Que Freud afirme que el fetiche "debe leerse" –ya no importa lo que sigue-, deja claro que el fetiche no es un objeto tridimensional, sino que la estructura que tiene es la de algo que está escrito. Sino, ¿cómo leerlo?

Hay, al menos, dos indicaciones que siguen esta misma lógica, es decir, la lógica de tratar al asunto como un asunto bidimensional, que Lacan da para los psicoanalistas de niños. Y como son interesantes y cortitas, aprovecho para proponerlas.

Una es del Seminario 4. Ahí Lacan está haciendo un comentario del caso de Juanito y trabajando las proliferaciones de Juanito, sus juegos, las permutaciones que se van produciendo en los objetos de la fobia y, específicamente, está hablando del dibujito de la jirafa. Recuerdan que Juanito le pide al papá que le dibuje una jirafa y, cuando el papá se la dibuja, Juanito le agrega un trazo que tiene por particularidad no tocar el cuerpo de la jirafa sino que guarda una separación, al cual califica como el "hace pipi".

Lacan dice algo muy interesante en esta clase. Propone que:

"El paso de lo imaginario a lo simbólico no tiene mejor traducción que a través de esos detalles aparentemente contradictorios e inconcebibles. Lo que cuentan los niños siempre lo convertimos en algo que participa del dominio de las tres dimensiones, cuando resulta que en el juego de los símbolos algo se encuentra también en las dos dimensiones. (...) La jirafita arrugada significa algo del mismo orden que el dibujo de una jirafa que en otra ocasión le había hecho a Juan su padre y que les voy a dar en seguida, con el hace- pipi añadido por el niño." (14)

No importa lo que sigue, lo que interesa es lo anterior ¿en qué sentido? Que lo que cuentan los niños, lo que dibujan los niños, el juego de los niños, se encuentra en las dos dimensiones, también. Entonces, habría que preguntarse qué valor darle, por ejemplo, a un dibujo, porque cuando los chicos dibujan sobre una hoja eso sí es tridimensional. Entonces, habría que preguntarse si el valor que Lacan propone que se le dé al dibujo es un valor de objeto tridimensional o si, en realidad, es otro tipo de valor: es el valor de operar un pasaje de las tres a las dos dimensiones.

Algo de esto también queda sugerido en el artículo de criminología, cuando Lacan propone una manera de considerar, en la clínica psicoanalítica, el concepto, o mejor, la idea –no sé si es un concepto- de "dependencia genérica" del hombre con respecto a su medio. Porque la "dependencia genérica", no la pone en términos de donación de ningún tipo de objeto tridimensional (por ejemplo: el alimento), sino que la pone en términos de "dependencia significante". Dice así:

"...la miseria fisiológica propia de los primeros meses del hombre (...) expresa la dependencia, genérica en efecto, del hombre con respecto al medio humano.

Que esa dependencia pueda aparecer como significante en el individuo en un estadio increíblemente precoz de su desarrollo, no es este un hecho ante el cual deba el psicoanalista retroceder." (15)

Mi idea es que, de esta manera, se puede fundamentar que un psicoanalista de niños no retroceda ante un niño, siempre y cuando pueda considerar que la dependencia del niño al medio humano es significante y no en términos de objetos tridimensionales.

Entonces, tenemos al sujeto en el Flatland, lo tenemos situado como infinitamente plano, como bidimensional. Todo lo que se le puede suponer, es susceptible de ser escrito sobre una hoja de papel, considerando que la hoja de papel sería como una superficie, al menos ese es el recorte que yo les propuse del breve recorrido que hice recién de algunas posiciones de Lacan.

Para ver el contraste, voy a comentar brevísimamente el libro de Jacques-Alain Miller, "Biología lacaniana.". Lo que me interesa es poner en tensión estas dos posiciones. Ustedes habrán visto que nada más alejado de algo tridimensional que la propuesta de Lacan. Y mi sorpresa proviene de la respuesta que da Miller a la pregunta "¿Y para qué necesitaríamos la biología siendo psicoanalistas lacanianos?".

El libro de Miller es de este año pero, en realidad, son tan sólo algunas clases del curso que Miller dicta todos los años en París. Este fue el curso del ciclo ‘98/’99, que se llamó "La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica". Y hay que tener en cuenta algo, yo estuve investigando cómo funcionan esos cursos de Miller, porque sino no entendía. Miller da un curso todos los años, al mismo estilo que lo hacía Lacan. De hecho, ya los empezó a publicar, hay tres publicados. Y por el tempo que utilizó en publicar los de él, yo calculo que en cualquier momento vamos a tener más seminarios publicados de Miller que de Lacan, al menos formalmente. Él no los llama "seminarios", él utiliza el término "curso", se llaman "Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller", así lo ponen en los cursos publicados. En el curso del ’99, Miller propuso, en las lecciones de marzo y abril, lo que él llamó "Los seis paradigmas del goce" –no sé si escucharon alguna vez esa expresión, yo a algunos de ustedes les pasé una fotocopia de esto porque me parecía que había que enterarse, al menos, cómo es que se piensa esto en ese terreno.

"Los seis paradigmas del goce", son seis escansiones temporales, cronológicas, que Miller produce en la obra de Lacan y, en cada una de ellas, una noción distinta del goce. Esto lo hizo en marzo y abril del ’99. El libro bajo el cual nos llegaron se llama "El lenguaje, aparato de goce", también lo tenemos traducido. Y de lo que yo me di cuenta es que, sin entender o sin conocer medianamente el último de los paradigmas del goce de Miller, no se entiende por qué la biología. Porque me parece que hay una concatenación. Entonces, si ustedes me permiten, les voy a leer brevísimos párrafos que recorté de "Los seis paradigmas del goce", para que se entienda de dónde sale esto de la biología. Miller empieza afirmando en ese libro, lo siguiente:

"Con el paradigma 6, que tomo del seminario ‘Aún ’ –ahí tienen la ubicación temporal- hay una inversión con relación a todo el recorrido de Lacan." (16)

O sea, todo el recorrido de Lacan, se invierte en el seminario "Aún".

"Mientras que el goce era en su enseñanza siempre secundario con relación al significante (...) fue necesario este sexto paradigma para que el lenguaje y su estructura, que eran hasta entonces tratadas como un dato primario, aparecieran como secundarios y derivados." (17)

Lo que se invirtió es la relación entre el lenguaje y el goce, quedó el goce primero ahora.

"Este paradigma está fundado en la no relación, en la disyunción (...)". (18)

"Lo que distingue este paradigma, (...) es tomar como punto de partida el goce (...).

El punto de partida de esta perspectiva no es el <no hay relación sexual> sino, al contrario, un <hay>. Hay goce. (...)

Hay goce en tanto es propiedad de un cuerpo viviente, es decir, una definición del goce que relaciona al goce únicamente con el cuerpo viviente. Sólo hay psicoanálisis de un cuerpo viviente y, sin duda, que habla." (19)

El punto de partida del goce reconduce al Uno solo (...).

Este esquema completamente elemental es útil para captar que lo que ocupa a Lacan a lo largo de este seminario [Aún] es poner en evidencia todo lo que del goce es goce Uno, es decir, goce sin el Otro. (20)

Es redescubrir en el psicoanálisis mismo lo que triunfa hoy en el lazo social, lo que se llama, sin pensar más, el individualismo moderno (...). El punto de partida encontrado en el goce es el verdadero fundamento de lo que aparece como la extensión (...) del individualismo contemporáneo. (21)

Pero si se lo mira lúcidamente, el goce-Uno se presenta como goce del propio cuerpo (...). En todos los casos, como tal no se relaciona al Otro. El goce como tal es goce Uno." (22)

Esto es lo que Miller propone de "Los paradigmas del goce", en el momento de llegar al paradigma Nº 6. Tengámoslo como nuestro horizonte porque después de proponer eso en los meses de marzo y abril, en mayo y junio, da las clases sobre la biología lacaniana. Con lo cual, adviertan ustedes que hay cierta continuidad.

¿Alguien pudo revisar el libro "Biología lacaniana."? ¿Alguien tuvo la experiencia? No. La edición del libro es paupérrima, realmente, es muy pobre porque la innumerable cantidad de citas que tiene no están correspondientemente fichadas. Es decir que aparecen citas y frases que uno no saben de dónde salieron, de dónde las sacó. Yo me tomé el trabajo de escribir en el CD las que me parecían importantes y probar con una o dos palabras clave a ver si aparecían, y algunas aparecieron, algunas encontré. Eso me permitió establecer, exactamente, no sólo qué citas tomó Miller sino dónde las cortó. Porque vieron que, cuando nosotros tomamos citas, no leemos toda la clase o todo el párrafo. Entonces, el trabajo que hice fue, no sólo ubicar algunas de las cuestiones, sino también ubicar los párrafos y ubicar cuál es el contexto de las oraciones que él propone como cita.

En el principio, el libro comienza mediante el análisis del concepto de "la vida" poniendo en tensión dos citas de Lacan. Él propone plantear un Lacan contra otro Lacan: un Lacan del "Seminario 2" y un Lacan del "Seminario 20 ". Muchas de las citas del libro son del "Seminario 20". La cita del "Seminario 2" que él propone, es de la clase 6, que se llama "Freud, Hegel y la máquina". Es muy interesante la cita, porque Lacan claramente expone que en la década del ’50, ya ningún biólogo estudiaba el problema de "la vida". Los biólogos, desde que apareció la termodinámica, dejaron de estudiar el problema de "la vida" y se dedicaron a estudiar la composición molecular de los seres vivos. Pero "la vida" en sí, como concepto, no les interesó más.

Con lo cual, la tarea de estudiar la composición molecular de un ser vivo no tiene ninguna diferencia con estudiar la composición molecular de una piedra. Lacan empieza planteando esto y, finalmente, lo que termina haciendo es un planteo para la "biología freudiana". Dice que la " biología" de Freud es, en realidad, una energética y que no tiene nada que ver con la biología. Freud se dedicó a proponer la cuestión biológica como un problema entre cargas, entre cantidades. Es el modelo del "Proyecto...", pero también es el modelo de Freud para explicar la pulsión. En ese sentido, dice Lacan:

"El fenómeno de la vida sigue escapándosenos, hagamos lo que hagamos, y a pesar de las reiteradas reafirmaciones de que nos acercamos a él cada vez más. Los conceptos biológicos le resultan [a la idea de la vida] totalmente inadecuados lo cual no impide que conserven todo su valor." (23)

Es decir que la biología no sirve para estudiar la vida, para nada, no tiene ninguna idea en relación a esto. Y Miller pone en correlación esto con el "Seminario 20", porque, si bien, en el " Seminario 2", Lacan decía que no hay manera de entender, ni de acceder al concepto de "la vida", en "Aún" dice algo que es exactamente la frase que toma Miller... "No hay cómo entrar a la vida". Y en la otra dice: "Está bien, no tenemos cómo entrar a la vida, pero requerimos del cuerpo viviente."

Y luego de proponer esto hace, en un brevísimo párrafo, la anticipación de todo el libro, juega todas la cartas menos una. Y como juega todas las cartas, para qué vamos a leer todo el libro, se los leo. Dice así:

"Sólo sabemos que no hay goce sin la vida. ¿Y por qué no formular este principio bajo la forma de que la vida es la condición del goce?(...) Se trata precisamente de la vida bajo la forma del cuerpo." (24)

O sea, no es cualquier forma de vida, es la vida en el cuerpo, es el cuerpo viviente.

"El goce mismo es impensable sin el cuerpo viviente, el cuerpo viviente que es la condición del goce.

Este punto de partida justifica reabrir el dossier biológico." (25)

Es curioso, porque él dice que la vida es la condición del goce y se demora tres capítulos en decir que el significante también. Aquí, que está anticipando el desarrollo, lo único que propone es que la vida es condición de goce, a condición –valga la redundancia- de que, esa vida, sea vida de un cuerpo.

Luego pasa a hacer un análisis de la "biología" de Freud. Es interesante, porque Lacan había dicho que Freud no hacía biología. Sin embargo, Miller propone que hay una "biología" en Freud, y la propone a nivel de la noción de "plasma germinal". No sé si se acuerdan que Freud toma esta noción prestada de Weismann, en el capítulo 6 de "Más allá del principio del placer", es decir, que el cuerpo mortal, lleva en sí el germen de una sustancia inmortal. El desarrollo consiste en poner a Freud en lo más moderno de lo más moderno de la biología. Porque Miller asocia la noción de "plasma germinal" con la noción del "ADN" de Watson y Crick, y propone finalmente que Freud fue un adelantado, que ya había propuesto esta idea del germen inmortal dentro del cuerpo mortal.

En ese sentido, lo califica a Freud de "biologista" y ubica el mismo problema en Lacan y dice que:

"... Lacan coloca a ‘la vida’ entre lo imaginario y lo real". (26)

¿Por qué? Porque coloca al "cuerpo mortal" en lo imaginario, y a ese "germen inmortal" en lo real. Y dice que en el seminario "Aún", a ese "germen inmortal" , le da un nombre: "la letra". "La letra" cumple, en el seminario "Aún", la función del "germen inmortal " real, presente en todo "cuerpo viviente".

Recién en el siguiente capítulo, que se llama "La vida es condición de goce", propone que la vida es condición necesaria, pero no suficiente. O sea, no alcanza solamente con la vida, sino que hace falta el significante también. Y da una definición de "cuerpo viviente":

"El ‘cuerpo viviente’ (...)no se trata del cuerpo de la imagen, de ese que conocemos,(...) el cuerpo especular. No se trata tampoco del cuerpo simbólico, el que repetidas veces trae bajo la pluma de Lacan la metáfora del blasón.(...)

Cuando decimos ‘el cuerpo viviente’ nos alejamos de este cuerpo simbolizado como así también del cuerpo imagen. Ni imaginario, ni simbólico, sino viviente, éste es el cuerpo que está afectado de goce. Nada obstaculiza que situemos el goce como un afecto del cuerpo." (27)

No hay que hacer un gran esfuerzo para entender que el cuerpo del cual está hablando, es el cuerpo real, tridimensional.

Y añade "rápidamente":

"Añado en seguida..." (28)

Dice él. Pero no es enseguida, estamos en la página 26, estuvo 25 páginas antes diciendo que la condición del goce era la vida.

"... que hay una segunda condición que se agrega a la del cuerpo para obtener la condición suficiente. Es la de significante." (29)

Y al introducir la idea ésta, de que el significante es condición de goce junto con la vida, produce una definición de lo que ya en la EOL es el "paradigma 7 " –van a seguir-, que es "el síntoma como acontecimiento del cuerpo". Esta es la nueva definición de "síntoma", la última. Dice:

"Es la del síntoma como acontecimiento del cuerpo, que figura al menos una vez en Lacan." (30)

¿Saben dónde figura? Porque yo estuve enfermo tratando de encontrar dónde figura una vez en Lacan. Por supuesto, en seminarios y escritos, no. ¿Vieron que hay una conferencia que se llama "Joyce, el síntoma"? Que, en realidad, son dos: una conferencia y un escrito. La que nosotros conocemos como "Joyce, el síntoma II", en realidad, es un escrito que Lacan publica en un libro que se llama "Joyce y París". En ese texto, "Joyce y el síntoma II", Lacan dice una vez:

"Y entonces (...), podemos pensar al síntoma como acontecimiento del cuerpo". (31)

Es lo que se llama un "hapax" : es una idea que aparece una única vez. A partir de esa idea planteada, todo va por ahí ahora. De hecho el título completo del libro es "Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo".

Luego sigue un recorrido muy moderado acerca de las nociones de "repetición" y de "muerte". Y, finalmente, llega a una especie de salto temporal, porque es raro lo que hace ahí. Se va a tratar el tema de "Antígona" y, como "Antígona " nos acompañó a nosotros todo un año, me valioso al menos comentar los puntos salientes de lo que Miller propone.

"Antígona es la que dice que el viviente humano tiene derecho a la sepultura, es decir, que persiste en tanto significante más allá de la muerte biológica.(...) Ella mantiene el derecho a la existencia significante del ‘Uno’ más allá de todos los atributos que pudieron serle otorgados. La cuestión no es saber si ha sido bueno, si ha sido malo, ni si es culpable o no. Ha sido sujeto del significante. Antígona es el sujeto que apunta al puro S1 del sujeto, es decir, lo apunta simplemente en su ‘ha sido’. En este lugar del S1,(...) es que Lacan sitúa el llamado ‘retorno a lo inanimado’. Es lo inanimado de la petrificación significante, es lo absoluto del ‘sí- mismo’.(...) es el ‘Uno’ de lo único.

(...) Aquí, su separación del orden de la ciudad, quiere decir que está en un punto donde el Otro no existe." (32)

Curioso, porque nosotros habíamos hecho la lectura exactamente opuesta. No habíamos dejado de encontrar al "Otro" todo el tiempo, en todo el texto de "Antígona". Por eso Lacan deslizó como una representación del fin de análisis, es decir como un esbozo del pase, el momento en que el sujeto se realiza como aquel que no espera la ayuda de nadie, y que en el orden de las pasiones, puede traducirse en desamparo o en desasosiego absoluto, por el hecho de no estar más arrumado a nadie.

Esto es la hilflosigkeit que Lacan propone en el "Seminario 7"(33), es la noción de "fin de análisis" que se maneja en este contexto. Hay un salto de paradigma porque el paradigma de "La ética del psicoanálisis" es un paradigma anterior. Sin embargo, Miller aquí hace este movimiento.

"Desde esta perspectiva, la ética del psicoanálisis apunta a la nada(...) Hay tres versiones de ‘la nada’, que se articulan en "la ética..."(...) ‘muerte significante’,(...) ‘significante de lo único’, y(...) ‘vacío de la vida’." (34)

O sea, "la nada" en tanto que "muerte significante", "la nada" en tanto "significante de lo único", y "la nada" como "vacío de la vida".

"Esto se centra, se afianza y al mismo tiempo se escapa. Se afianza en una antinomia del significante y de la vida, del significante y del ser vivo." (35)

Miren qué interesante la operación: separar al significante y al ser vivo. Pero me parece que es a favor del ser vivo, ese es el problema, al menos en la lectura que yo podría hacer. Si la antinomia fuera entre el significante y el ser vivo, y ustedes no estuvieran muy de acuerdo en que es a favor del ser vivo, habría que preguntarse "¿Y entonces para qué la biología?". Porque si fuera a favor del ser vivo, se necesitaría la biología.

El capítulo 5 del libro, se llama "E l síntoma como acontecimiento del cuerpo" y es donde desarrolla esta noción de síntoma que él recorta de Lacan. Hace un recorrido acerca de algunas cuestiones que Lacan plantea en "Aún".

"En el psicoanálisis,(...) está fuera de cuestión reducir el psicoanalizante al sujeto del significante. Hay alguien. Y decir que hay alguien quiere decir que no está solamente el sujeto del significante." (36)

¿Entienden el movimiento? Hay alguien tridimensional, real y, por lo tanto, está fuera de cuestión discutir si esa presencia real se reduce solamente al significante. Ellos dicen: "Obviamente, no. No se puede reducir eso solamente a la cuestión del significante".

"¿Qué hay además del sujeto del significante, de ese sujeto que si estuviera muerto no lo sabría? Está también el individuo afectado por el inconsciente,(...) el individuo afectado por las palabras." (37)

Interesante: un individuo afectado por las palabras. Vieron qué manera rara de construir la relación de lo que nosotros entendemos por "sujeto del inconsciente". O sea, en vez de decir "sujeto del inconsciente", Miller propone leer en Lacan "individuo afectado por palabras". Y va a mantener esta diferencia a ultranza, porque introduce a Aristóteles. Dice que Lacan felicita a Aristóteles por haber diferenciado claramente la ousia del upokeimenon. Son dos términos griegos que se traducen más o menos así: ousia por "sustancia", es decir, lo que nosotros podemos entender como cuerpo real, tridimensional, lo que él llama aquí "el cuerpo viviente" o "el individuo; y el upokeimenon que, en realidad, es "lo que está por debajo", que daría cuenta en todo caso de la estructura lógica significante. Claramente, Miller toma partido por la ousia y justamente esto es lo que permite introducir la biología.

Es decir que hay una clara posición en relación a la cosa tridimensional y todo el libro está teñido de esto porque, si no, no tiene ninguna justificación incluir la biología. Si consideramos que Lacan echó mano a un millón de disciplinas, en realidad, no le dio un gran valor a la biología en sus desarrollos. Yo no estoy de acuerdo en que se justifique reabrir –como dice él- el "dossier biológico", por la manera en que él lo plantea. A lo mejor, si lo planteara de otra manera, estaría de acuerdo. Pero, me parece, que plantear que "la vida es condición de goce" y, 26 páginas después, agregar el significante y decir: "Añado en seguida esto", es una operación que deja un hueco que no me termina de convencer, tanto como el problema del "individuo afectado por palabras".

Me detengo un instante para conversar con ustedes lo que he planteado hasta aquí.

Asistente: Yo tenía presente una pregunta que le hacen en Baltimore. Alguien le pregunta si él se vale de la topología como herramienta para la exposición de su teoría ...

Esa es la pregunta que a Lacan le hacían todo el tiempo: si la topología era una metáfora –o una analogía-, o qué era. Nadie proponía la segunda posibilidad, porque ya en quien proponía, estaba clara la idea de que era una metáfora: "Ah, esto hay que entenderlo como otra cosa". Es decir, a cada punto de lo que Ud. está diciendo, mediante un modelo topológico, le corresponde un punto en alguna realidad "X". En todos los casos, al menos en todos los que yo conozco, Lacan siempre contestó igual: proponiendo que no se trataba de una dimensión metafórica, sino que él utilizaba esa herramienta para tratar de dar cuenta en forma directa del asunto.

Y como bien decis, no dejó de ocurrirle ese problema en la conferencia de Baltimore. Porque Lacan en esa conferencia hace una pequeñísima referencia, muy por encima, a la banda de Moebius, incluso está el dibujo, supongo que lo debe haber hecho en la pizarra, y, después, en el párrafo siguiente, hace la serie, dice: "Bueno, si ustedes leyeran y vieran esto en la banda de Moebius, en el toro, en la botella de Klein y en el cross-cap..." (escribieron "cross-cut", no sé por qué), y recibe una pregunta de ese tenor. Pero la idea de Lacan fue siempre que no se trataba de una metáfora sino que se trataba de una manera directa de proponerlo.

Tal vez, uno de los motivos por los cuales termina haciendo un escrito sumamente topológico -como es "L’Etourdit"-, sin ningún dibujo, sea para favorecer la idea de que no era una metáfora. Vieron que el escrito de Lacan "L’Etourdit", tiene todo un apartado, una parte importante, donde él propone algunas experiencias topológicas que son muy difíciles de seguir porque no hay ningún dibujo, hay que estar muy en el tema para poder entender lo que hace. En realidad, el trabajo que él hace es extraer una banda de Moebius de un toro. Pero ese trabajo, que podría ser muy sencillo trayendo el modelo y mostrándolo, él lo expone a lo largo de 35 párrafos y me parece que ese es un intento por tratar de anular la dimensión metafórica, como para decir: "No crean que a este dibujo le corresponde otra realidad sino que el asunto es este".

Asistente: inaudible

En realidad, yo traigo el caso de fetichismo porque, lo exagerado del caso en sí, permite ver muy bien lo que estoy tratando de mostrar. Pero tomo el ejemplo de Freud como el caso más extremo, donde uno podría decir que Freud realmente tomó la pizarra y escribió en una hoja de papel el asunto del que se trataba.

En la cita que yo traje de Lacan de "Momento de concluir", Lacan plantea que lo que el analista dice es escritura. No es el acto de sentarse a escribir sino que es esa escritura tal como si estuviera escrita en una hoja de papel como superficie, es decir, esa escritura que no tiene ninguna profundidad y que no admite niveles. Porque, obviamente, todo el contexto de la discusión es la existencia o no del metalenguaje. Eso lo va a decir bien en Baltimore, porque en esa conferencia hay un párrafo dedicado a la teoría de la polifonía. Pero me da la impresión de que la idea es que se consideren los dichos del analista como si estuvieran siendo escritos sobre una hoja de papel, es decir, sin profundidad. No suponer que en eso que el analista dice hay algo escondido, sino que es eso. No sé si te respondo a la cuestión.

Escribirlo en una hoja de papel, concretamente, o sea, sentarse a escribirlo, es otro momento de la producción. Lacan recomendaba que se escribiera, que el caso tomara cierta dimensión espacial. Y a todos nosotros nos ha producido algún efecto hacerlo, sin ninguna duda. ¿Vieron lo que pasa cuando uno se sienta a escribir un caso? Pasa que, como uno se sienta a escribirlo, por lo general para una presentación, entonces, ya no sabe si es lo que escribió o lo que pasó en la presentación. Pero el efecto está.

Varios comentarios inaudibles

Alfredo Eidelsztein: En realidad, el problema de la escritura es por qué no es lineal. En ese caso, todo se podría escribir como "raya, punto, raya", como en el código Morse, que es lineal. ¿Y por qué diríamos que la superficie que corresponde a la noción de sujeto es bidimensional?¿Vieron cómo viene el informe de las acciones de la Bolsa?

Para los viejos como yo, en las películas de Charles Chaplin era una tirita de papel, larga.... Pero la bidimensionalidad aparece con el sujeto, tal como es concebido en la experiencia analítica y su estructura, a mí me parece que requiere un pasaje necesario por el concepto de "letra", o sea, cuando el significante vale por su localización. Cuando el significante vale por su localización ante otros significantes, es que Lacan lo identifica con "letra". Ni siquiera hace falta escribirlo para que tenga dimensión de "letra" en psicoanálisis. Lo que Pablo recién decía: recién en la página 26 se acuerda de la condición primera. Supongan que tienen 26 encuentros un tipo con una mujer. Recién en el encuentro 26, varios meses después de conocerla, la mina se acuerda de una condición: que era casada. Uno podría decir: se acordó un poco tarde, ¿por qué en el 26 recién?

Eso es tomar el texto en función de "letra": leerlo por la posición que tiene. Es como decir: qué raro que aparezca algo después de toda esa cantidad de páginas, que es lo que pasa en sesión, ¿no? Vieron cuando alguien les dice "¿Te conté alguna vez que...?", después de cuatro años, "Yo te había contado que mi padre era...". Y uno podría decir "Pero hombre, ¡es la primera vez que me lo dice!". Eso es tomarlo como " letra", no importa lo que diga: "huérfano", "soltera", no importa la palabra.

Me parece que nos olvidamos, en los últimos seminarios de Lacan, de la función de "letra" de Jacques Lacan. Tomarlo, por ejemplo, como poesía, que todas las frases terminan en... Como el paciente ese, que todas sus frases comenzaban con un "pero". Una vez le dije "¿Vos te das cuenta de que tus frases siempre empiezan con un ‘pero’?". Y él me dijo "Pero, lo que pasa...". Ahí yo quise tomar el "pero" como " letra", y no pude escapar de que él lo tomara según su modalidad de oponerse necesariamente a todo lo que yo decía. Ahí ese "pero" vale como "letra", con lo cual, vale por lo que venía antes, por lo que vino después, y hasta en el pentagrama.

En ese sentido, en relación a lo que vos planteabas, la topología estudia cosas que se localizan en la superficie. El psicoanálisis estudia cosas que se localizan en esa misma superficie. La topología ¿qué es? La topología estudia cosas que escriben, habitan, en una superficie bidimensional. El psicoanálisis es una locura, porque Jacques-Alain Miller dice que no, Freud tampoco. Van a ver que Freud hace eso y lo explica como que no, que hay cosas que vienen del interior del cuerpo. Si vienen del interior del cuerpo, sonamos.

Haydee Montesano: Yo lo que quería agregar, que se viene diciendo de distintas formas, es que en todo caso la escritura remite a la idea de lectura, de la posición que hace de la lectura, un modo de escritura. Y este ejemplo que daba Alfredo me parece que es importante: una cosa es leer la "letra", desde esta condición de la posición y otra es la maniobra que hace el paciente y la intención, en todo caso, del autor, que toma un posible sentido y un significado. Me parece que es la diferencia que habría entre una lectura común y lo que puede ser esa lectura que produce escritura en tanto se hace desde la posición de analista.

Alfredo Eidelsztein: Quisiera retomar varias cosas porque en lo que trabajaste está clarísimo que el juego del niño se lee en dos dimensiones. Aún cuando el niño juega con cubos, plastilina y plasticola, aún en ese caso, de lo que se trata debe ser leído como escrito en una superficie 2D. Lo que me obliga a decir: pero, entonces, para la lectura del analista no hay diferencia si es un texto dicho, o un juego producido con cubos y plastilina por un niño, ya que la superficie en la que se escribe es siempre 2D, no importa la edad, ni quién supuestamente emite ese mensaje.

Vos dijiste que el analista confunde al suponer que el fetiche es 3D. Es así, pero clínicamente también es muy importante no perder de vista que el sujeto confunde, ya que el fetichista hace de algo simbólico, o significante, un objeto tridimensional.

Por eso Lacan trabaja siempre el objeto fetiche y el objeto fóbico juntos, porque son dos maniobras sobre el mismo problema. Vos hiciste lo mismo que Lacan: propusiste primero el fetiche, después pasaste a Hans y las permutaciones. El fóbico va a hacer de eso algo significante por excelencia y va a patalear como un caballo hasta que se lo entienda. El caballo de Hans es el papá, es la mamá, es el papá y son los caballos. O sea, en sí mismo, no es nada. Exagera el fóbico el valor de significante.

A partir de lo que recortaste que dice Jacques-Alain Miller, yo entendí algo que me parecía difícil, que me costaba entender. Él dice que el psicoanálisis es algo que empieza con "un cuerpo que va al analista". Y yo decía: ¿cómo puede ser tan estúpido un hombre tan inteligente? Pero ahora entendí por qué: porque es la preeminencia primera de un goce. O sea: "hay un goce", necesariamente "hay un cuerpo". Todo comienza ahí y después dice: "Hay un cuerpo que va al analista", que es una idea estúpida. ¿Cómo alguien puede decir: "Hay un cuerpo que va al analista"? Andá a una tribu en África con el chaman. Es la preeminencia lo que es inconcebible.

Y lo último que quería decir es que estamos ya llegando, no falta nada, a volver a la condición de la A.P.A. de exigirnos que seamos médicos. Porque si se trata de que todo comienza con un goce que es propio de un cuerpo, deberíamos estudiar cómo ese cuerpo goza. Y estamos volviendo a la década del ’50 a lo chancho, ya que convendría mucho más que hacer psicología en la facultad, estudiar medicina, estudiar ese soporte del goce que es el cuerpo biológico. Es lo mismo que decían los de la A.P.A para obligar...

Todo lo que se articula con el significante pasa a segundo plano. Quería decir dos cosas, porque en mi propuesta original para la reunión de hoy, mi intensión era proponer hacia dónde iba esto. Esto va, ya trabajamos mucho esto el año pasado, hacia el nihilismo. Y yo quería proponer este año: el cinismo. Porque me parece que es la otra cara de la misma cosa.

Alfredo Eidelsztein.: ¿Cómo entendés al "cinismo"?

Como prescindiendo totalmente del Otro. Por eso les había propuesto que, a lo mejor, sería piola que vieran un libro de un francés que se llama Michel Onfray, que salió hace poco publicado y que se llama "Cinismos". Está en la bibliografía, es un libro barato que se puede comprar, de Paidós Argentina, y es muy divertido. Los cínicos –ahí podríamos discutir un rato-, algunos comentaristas dicen que fueron una escuela, otros dicen que no. No hay obra escrita, porque estos tipos no escribieron nada, hay frases sueltas, y los doxógrafos tomaron nota y publicaron...

Es un libro muy lúdico, muy entretenido, muy divertido, se puede leer, se los recomiendo porque es un poco de aire fresco en algunas cosas.

Y en ese libro, Onfray cuenta cuáles eran las costumbres de estos tipos porque, en realidad, lo que ellos proponían era un estilo de vida. Y el estilo de vida era: cagar en cualquier lado y donde yo quisiera; comer la comida en el estado que quisiera, cruda o cocida, era lo mismo; no tener un lugar de residencia fijo, sino dormir donde uno tuviera ganas, al estilo de cualquier perro, por eso se llamaban los "filósofos perros", cuando tenían sueño se tiraban al piso y se quedaban durmiendo ahí; se masturbaban cuando tenían ganas en público. Es decir, una serie de conductas en las que quedaba bien claro que se prescinde del Otro.

El libro a mí me propuso la idea de alguien que está totalmente por fuera del Otro, sin vínculo al Otro. Y no sé si es una psicosis, porque no tenían pensamientos extraños en relación a los dioses, no tenían ningún tipo de experiencia mística.

Y ese libro tiene un apéndice en el que Onfray diferencia bien a los cínicos clásicos de la noción de "cínico" que tenemos hoy. Porque nadie de ustedes negaría que Menem es un cínico. Pero él hace un trabajo muy lindo tratando de diferenciar el "cinismo", como un modo de vida clásico. Porque, aparte, Diógenes era contemporáneo de Platón, o sea, que hay escenas en las que Platón daba toda una explicación y Diógenes le respondía con un pedo. O sea, la respuesta de Diógenes a Platón era un pedo o un eructo.

Entonces, el libro hace una diferencia plena entre el cinismo clásico y el cinismo tal como es entendido en su forma contemporánea. Y me parece que apunta a una idea que es la contracara –aunque va para el mismo lado- de lo que el año pasado trabajamos mucho en relación al nihilismo, la ausencia de valores, la producción de valor por uno mismo, o sea, sin regulación de Otro. Por eso, hago una continuación del desarrollo de Miller. Mi propuesta era que eso llevaba a un uso muy particular del cuerpo, que es el que hacían estos tipos. El fin de análisis milleriano es el final de análisis que se puede asimilar al chiste éste de "Me sigo haciendo pis, después de 20 años de análisis, pero ya no me importa, porque me identifiqué a eso: soy un ‘meón’." Así que se los dejo como para que lo puedan revisar, porque la verdad que es muy interesante el texto.

Asistente: En este sentido, somos más cínicos nosotros que Miller. El cínico es el provocador: caga en el medio de la polis, le contesta a Platón con un pedo... En ese sentido, ¡nosotros estamos en la heterodoxia!

(Risas)

Alfredo Eidelsztein: La verd ad es que el tema me entusiasma. Parece que Pablo abrió una puerta que estaba muy cerrada. ¿Seguís con la segunda parte?

Es algo tarde. Si les parece, les prometo el Episodio II para el año que viene.

Gracias por tanta participación.

 

Notas

  1. Lacan Jacques. Seminario 2, pág., 47 y 48. Ed. Paidos.
  2. Lacan Jacques, Seminario 21, Clase 2, 20 de noviembre de 1973.
  3. Lacan Jacques, Seminario 12, clase del 13 de enero de 1965.
  4. Idem anterior.
  5. Idem anterior.
  6. Lacan Jacques, Seminario 13, clase de 15 de diciembre de 1965.
  7. Idem anterior.
  8. Idem anterior.
  9. Idem anterior.
  10. Lacan Jacques, Seminario 25, clase 3, del 20 de diciembre. [Pablo Peusner, traducción directa del francés]
  11. Idem anterior.
  12. Idem anterior.
  13. Freud Sigmund. "Fetichismo" (1927). AE. Tomo XXI, pág. 147.
  14. Lacan Jacques, Seminario 4, Clase 15 "¿Para qué sirve un mito?", pág. 264. Ed. Paidos.
  15. Lacan Jacques, Escritos 1, pág. 128. Ed. Siglo XXI.
  16. Miller Jacques-Alain, "El lenguaje como aparato de goce", cap. "Los seis paradigmas del goce", pág. 171. Colección diva.
  17. Idem anterior. Pág. 172.
  18. Idem anterior. Pág. 173.
  19. Idem anterior. Pág. 175.
  20. Idem anterior. Pág. 176.
  21. Idem anterior. Pág. 177.
  22. Idem anterior. Pág. 179.
  23. Lacan Jacques, Seminario 2, Clase 6 "Hegel y la máquina". Pág. 119. Ed. Paidos.
  24. Miller jacques-Alain Biología Lacaniana y Acontecimiento del Cuerpo Pag. 8 Colección Diva
  25. Ídem.
  26. Ídem.
  27. Ídem Pag.25-26
  28. Ídem Pag.26
  29. Ídem.
  30. Ídem.
  31. Lacan Jacques Autres Escrits pag. 569
  32. Miller jacques-Alain Biología Lacaniana y Acontecimiento del Cuerpo Pag. 36-37
  33. Lacan Jacques, Seminario de la ética, Clase 23, pág. 362.
  34. Miller jacques-Alain Biología Lacaniana y Acontecimiento del Cuerpo Pag. 37
  35. Ídem.
  36. Ídem Pag.78
  37. Ídem Pag.79

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