Seminario
Los nombres del padre
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Organizado por : PsicoMundo
Dictado por : Lic. Alfredo Eidelsztein
Clase 7:
Seminario Los Nombres del Padre
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La angustia desde la perspectiva positivista – Sujeto lacaniano – Angustia y deseo – El Objeto a en el deseo – El objeto a en la angustia -
Hoy, específicamente, comienza nuestro trabajo sobre la única clase que Lacan dicta del Seminario Los Nombres del Padre. Después de trabajar esta clase, vamos a seguir con todas las citas de Lacan en el conjunto de sus Seminarios y Escritos donde aparezcan los Nombres del Padre, intentando hacer un rastreo doble. Por un lado, tratar de recuperar parte de lo perdido porque el Seminario no se dictó; calculando que, más allá de la decisión de Lacan de no dar el Seminario, seguramente –es un cálculo, bastante psicoanalítico- no debe haber podido evitar decir lo que tuvo ganas de decir en ese Seminario o en el trascurso de los Seminarios siguientes; y segundo, tratar de ir viendo si se producen torsiones o transformaciones del concepto de los Nombres del Padre a partir de este Seminario XI fallido hasta el XXII. Pero, como no tenemos bien fundado lo que quería decir a la altura de este XI fallido, será muy difícil establecer si hay cambio o no. Para obtener eso, uno podría derivar del conjunto de transformaciones de la enseñanza de Lacan y si es un conjunto covariante, si uno maneja más o menos la covarianza, podría deducir de un término que no fue presentado en el origen, pero que empieza a aparecer después, si covaría en el mismo sentido que lo otro. Cada vez hay más herramientas, de lectura muy buenas. La École Lacanienne está editando cosas muy buenas. Hace poco salió el índice de los nombres propios. Incluso, ahora acaba de salir Lacaniana. Los seminarios de Jacques Lacan 1953-1963 de Moustapha Safouan que es un trabajo que pone en continuidad el Seminario del ’53 al ’63. Hay que ver si en la continuidad no pierden el hilo y que no sea progresiva, ingenua, y para eso tendría que aplicar el sistema de covarianza. Ver, como está, por ejemplo sujeto, Otro, transferencia, libido, pulsión... Hacer, cada vez un corte sincrónico del conjunto de los conceptos porque sino te vas a cualquier lado. Como Lacan no se entiende, requiere mucho trabajo de interpretación del texto. Si uno tomase un elemento, por ejemplo esa famosa serie de lo Real en Lacan, entonces lo Real empieza así y termina asá. Pero es un delirio. Siempre la pregunta es lo Real. Todas las conferencias en donde Lacan trabajó mucho Simbólico, Imaginario y Real, van a ver que siempre la pregunta del público es por lo Real. Porque la relación del sujeto a lo Real en el sentido de Lacan, es la pregunta: por qué es lo Real? En el consultorio con cada paciente, cada caso, es: ¿qué es lo Real de ese caso? No supera nunca el estatuto de pregunta que uno pude ir mejorando, profundizando, entendiendo, sosteniendo cada vez mejor retórica y lógicamente, pero si uno no trabaja esto en relación a las concepciones de lo Simbólico y lo Imaginario que se tienen, es ridículo el trabajo sobre lo Real. No existe ese trabajo si uno tiene una propuesta así:
Lo que pasa es que esto así, en realidad cada uno de estos (círculos colorados) es así:
Se cierne el asunto. Entonces uno podría, atravesando esto, si no se pierde de vista que tiene que atravesar esto también:
Hay cada vez más herramientas buenas para leer a Lacan. Sobre el padre hay mucho ya publicado en el conjunto de la enseñanza de Lacan. Hay otro autor Jean-Claude Milner, pero siempre con Milner tenemos el problema de que como no es psicoanalista y para colmo ahora esta tan apoyado en el decir de Jacques-Alain Miller, su lectura queda bastante sesgada. Pero así y todo, ya hay fuertes lecturas del conjunto de la enseñanza de Lacan que a uno le vienen muy bien si no la tiene. Fíjense que estoy citando, además de Jacques-Alain Miller tres o cuatro más, son contados con los dedos de las manos.
Para preparar mi comentario sobre esta clase (la única clase del Seminario Los Nombres del Padre), ya leí eso. De hecho cuando preparé todo el curso ya leí a Miller y los otros materiales que tengo en mi biblioteca sobre el Nombre-del-Padre y los N ombres del Padre: Joël Dor, Norberto Rabinovich y un conjunto de libros de gente de muy buena formación y de distintas escuelas, que uno puede tomar.
En función de eso traigo hoy una propuesta, que es la siguiente: mi impresión es que los autores, como buenos hijos, dijeron así: "Si Lacan dijo los Nombres del Padre, es porque es los Nombres del Padre y ¿cómo se puede justificar?" Entonces utilizan todo lo que tienen, lo que saben de psicoanálisis, su posición como analistas, los que conocen la Biblia, los que saben de filosofía, para justificar que efectivamente es así. Ese es un buen trabajo. Pero hay otro trabajo que se puede hacer, no sé si es mejor o no, a mí me gusta más y por eso voy a proponer hacerlo y es: no aceptar como mía la pregunta de ¿por qué los Nombres del Padre? no que yo tengo un problema –en realidad tengo un problema y es que no entiendo bien la teoría de Jacques Lacan sobre los Nombres del Padre, llegó la hora de confesarlo- Pero desde hace unos cuantos años lo que intento es no quedarme sumergido en que el problema es mío, intento hacer una maniobra. En realidad, intento decir que el problema es de Lacan, él dijo los Nombres del Padre. Tendrá que ser él quien justifique por qué lo dice, no lo tengo que justificar yo. Si Freud dijo que hubo un padre de la horda primitiva, bueno, que lo justifique, no tengo que justificarlo yo. No tengo que buscar yo entre mis casos todos aquellos que sueñan o hablan, especialmente los varones, sobre la muerte del papá, para decir: "He ahí que se ratifica la teoría de Freud". Porque se desplaza la carga de la prueba, y como son producciones novedosas, es quien produce lo novedoso quien tiene que sostenerlo. Entiendan que lo estoy tratando como una tesis; si hay una tesis tiene que estar la justificación de quien sostiene la tesis. En general, no se hace eso. Lo que he leído es que, en general, los autores toman a su cargo la tarea de justificar y, justo, ninguno está en desacuerdo con Lacan, es notable. Leí diez libros de la teoría del padre de Jacques Lacan y están todos los autores plenamente de acuerdo con todo. Nuestro mundo es un mundo muy raro, porque nosotros, los psicoanalistas, estamos todos totalmente en desacuerdo entre nosotros pero todos estamos todo el tiempo de acuerdo con Lacan. Esto sucede, me parece, por este problema, porque estamos asumiendo nosotros lo que quedaría a Lacan, para ser explicado. Eso ha significado, respecto de esta única clase, un problema y es que, directamente, no se la lee en profundidad. Se toma la expresión los Nombres del Padre, se toman dos o tres párrafos de la clase donde estaba presentado por parte de Lacan, y luego se intenta trabajarlo con el un-padre, con la teoría del uno de Lacan, La mujer. Se intentan tomar todas las herramientas que uno obtuvo. Lo que les propongo es trabajar distinto. Me tengo que justificar porque va a ser un trabajo que, de vuelta, nos va a hipotecar muchísimo tiempo y, a esta altura, ni siquiera estoy convencido que terminemos de discutir.
Pero, a pesar de eso, lo que les planteo es obtener de esta clase la justificación de los Nombres del Padre. Y para eso, les propongo hacer algo que no he visto hecho, no niego que quizás exista un artículo o una conferencia o un libro que no haya leído. Pero me sorprende que, en los quince o veinte libros sobre la teoría del padre de Jacques Lacan, ninguno tome el comentario párrafo por párrafo de la clase, al menos –que es lo que voy a intentar hacer hoy- hasta, para los que leyeron la clase, donde Lacan retoma la concepción del objeto a. Uno dice "la retoma ", pero no queda claro por qué la retoma. Él dice: "Esto esta en continuidad con el Seminario X", viene un desarrollo, luego aparece ese esquema que nosotros trabajamos, a mi gusto, bastante bien. Me parece que queda en una posición medio rara en esta clase, uno se pregunta: ¿Qué tiene que ver los Nombres del Padre, con estas cinco modalidades del objeto a? ¿Qué lugar cumple? ¿Por qué esta en el medio? Pero, especialmente, les voy a proponer trabajar hoy lo que está antes. Es decir, luego de la introducción y de los cuatro lugares donde Lacan dice que en su teoría ya había fundamentos suficientes como para que sus discípulos tomen indicación sobre los Nombres del Padre. Hay varias versiones, tengo dos en francés y dos en castellano y la puntuación es distinta en casi todas ellas. Hay un error en todas las castellanas, en la segunda página en el párrafo que dice:
"Me veo frente a la necesidad, me siento tentado de recordar para que no haya demasiada confusión, el carácter radical, totalmente reestructurante que poseen estas concepciones tanto del sujeto como del objeto"
Falta el "no" después de la primera coma:
"Me veo frente a la necesidad, no me siento tentado de recordar..."
No me siento tentado pero lo debo hacer igual. ¿Se dan cuenta de qué? Que él est á cambiando la concepción estructural de sujeto y objeto.
"Me veo frente a la necesidad, no me siento tentado de recordar para que no haya demasiada confusión, el carácter radical, totalmente reestructurante que poseen estas concepciones tanto del sujeto como del objeto"
Bueno, hacía falta hacer esta corrección. Después, me parece que también falta la palabra noÿs en griego, del párrafo siguiente. Más adelante, no dice la estampa de Epinal. Falta la palabra Epinal. Es en el siguiente párrafo:
"En un librito que data de fin de siglo XI, de Scholomo Ben Isaac de Troyes, un ashkenazi, podrán leer extraños comentarios sobre la desgracia de Abraham. (...) Esto no es todo lo que puede verse sobre la estampa de Epinal."
No dice Epinal, se lo agregué yo. Epinal es una ciudad francesa característica por una catedral o basílica o una iglesia. Pero, además es una ciudad que se caracteriza porque en ella se empezaron a hacer determinada forma de dibujos que se conocen como estampas de Epinal. Cuando llegue el momento, les voy a traer estampas de Epinal para que puedan observar a qué se refiere Lacan.
Esos son, al menos hasta ahora, los errores más groseros que encontré. Hay un " no" que se saltearon, que en vez de estampas tiene que decir estampas de la ciudad de Epinal.
Vean ustedes que Lacan, es claro, no se debe sentir cómodo porque no es cómodo ni agradable para el autor que subvierte una concepción, tener que estar destacando él mismo lo subversivo de su propuesta. Porque si alguien que propone una propuesta subversiva tiene que decir: "Y esto es subversivo", algo falló. Porque si digo algo subversivo sobre el sujeto y sobre el objeto en Occidente y tengo que decirles: "Che, y esto es subversivo" o ustedes no son inteligentes o yo no comuniqué lo subversivo o no lo hay nada subversivo. Con lo cual, Lacan no tiene muchas ganas de decir: "Despiértense, despabílense que lo que acabo de decir es absolutamente, radicalmente reestructurante. Es una concepción nueva de sujeto y objeto." Es por eso que les voy a proponer empezar por lo que está antes. Voy a proponer un comentario de esta fórmula:
Alguno de ustedes, ¿vio un comentario detallado de esa fórmula de Lacan? ¿No? Ven que suceden cosas raras. Hay diez libros sobre Los Nombres del Padre, Lacan propone una fórmula, que es esta que escribí en la pizarra. No podemos saber cómo Lacan la escribió, parece que la escribió con los términos de la derecha un poco más alejados. A mí me parece que a está en relación con y con d (A) y en relación con d. Suele estar escrito más abierto, pero quizás porque le salió así a Lacan o porque el primer tipo que hizo la trascripción lo escribió así, pero, de todos modos, no está comentada.
Intervención: ¿Por qué no escribiste una "x" común en lugar de
?
Es una Aleph, no es "x".
Intervención: Ya sé, pero en mi traducción es una "x".
No, es Aleph. Cuando yo era chiquito e iba al shule me encantaba hacer las letras como en la Biblia. Es la primera letra del alfabeto hebreo, que se llama Aleph y que Lacan trabaja bastante en el Seminario IX, toma allí la Aleph y la segunda letra que es Bet. Lacan trabaja ahí, qué quiere decir: Quiere decir casa, etc. Está la teoría matemática de los transfinitos cantorianos, que es una nueva serie de números. Una nueva versión de número inventada por Cantor, que los escribe como Aleph y, para colmo, ese nuevo tipo de números establece toda una serie de números que son distinguidos entre sí por el subíndice. Entonces está
sub 0, sub 1, etc. Son los transfinitos cantorianos. Para todas estas cuestiones matemáticas, como siempre les recomiendo Matemáticas e Imaginación de E. Kasner y J. Newman o La matemática: su contenido, métodos y significado de Aleksandrov, A. D. y otros, que son tres tomos; los temas están mucho más extendidos, muy bien trabajados. Pero el que recomienda Borges, en la Biblioteca personal de Jorge Luis Borges, es el libro de E. Kasner y J. Newman, ahí tienen unas buenas páginas sobre los transfinitos cantorianos.
No sé si observan que la Aleph está, si ustedes quieren, como subíndice, como connotando la a. Eso está muy claramente indicado por los paréntesis. La fórmula es (a<>$ ), y es unitaria ya que se la puede leer con claridad por la función de los paréntesis. Se suelen no escribir los paréntesis que Lacan coloca en las fórmulas y son sumamente importantes. Habitualmente dejamos los paréntesis adentro. Por ejemplo: s(
), nunca olvidamos de escribir entre paréntesis porque si lo olvidásemos no podríamos leerlo, no podríamos leer "de". Pero la fórmula del fantasma, sí la solemos escribir sin el entre paréntesis. Esa fórmula debe ser escrita entre paréntesis, como la pulsión y demás.
Aquí está escrita la fórmula del fantasma invertida. Para todos aquellos que conocen la teoría de Lacan de la sustitución de la concepción de perversión como el negativo de las neurosis por el inverso, ustedes saben que se escribe de la misma manera (a<>$), con la salvedad de que la flecha va invertida. Y
aquí está connotando este a y lo está poniendo en posición de angustia. Es la dimensión más basal de la angustia, que es cierta función del objeto a. Lacan va a articular eso al deseo del Otro [d(A)]. Esta es la posición del sujeto afectado por la angustia como sujeto del deseo.
Si Lacan dice: "Les tengo que advertir, aunque no tengo ganas, que lo que estoy diciendo es absolutamente subversivo", Lacan considera que lo más probable es que la gente no considere el valor subversivo y ahí, quizás, haya un problema epistemológico grueso, que es como se transmite lo subversivo. Lacan es de la idea de que lo subversivo es imposible de ser transmitido, especialmente cuando se trata del sujeto. Cualquier concepción subversiva del sujeto es imposible de ser transmitida. Si yo produzco la subversión en mi concepción de sujeto, si se la quiero transmitir a otro, en el pasaje de la transmisión el otro ya no lo recibirá en forma subversiva. Tendrá que hacer un trabajo, ese otro, para recuperar el valor subversivo. Pero es intransmisible. Cada vez que yo transmito una concepción subversiva, inexorablemente, si me quedo en eso, lo que encontraré es un retorno al statu quo ante. Es por eso que lo que propone Lacan es hacer un trabajo para recuperar lo subversivo de Freud. Requiere un trabajo de cada uno y por eso mi crítica a los que dicen: "Lacan dice que hay los Nombres del Padre, esto seguramente es así, y se podría justificar de los siguientes modos". Para mí, lo que hay que hacer es someter a la pregunta de por qué es así y cada uno tendrá que hacer el trabajo de recuperar lo que eso tiene de subversivo. Mí impresión es que Lacan lo dice así, considerando que su público es un público común que para nada va a hacer ese trabajo. Con lo cual, creo que lo dice para el registro, para que quede para el registro, para las actas.
Les propongo trabajar, entonces, yendo para atrás y establecer esas concepciones que él considera subversivas sobre sujeto y objeto. Nos va a servir para leer esa fórmula que presenté. Y a partir de allí, seguir, haciendo un trabajo muy interesante que empieza a proponer aquí Lacan que lo concluye un poco más adelante, y es: considerar que el mito del asesinato del padre es absolutamente contrario al espíritu subversivo del psicoanálisis, pero que permite, da las condiciones, si uno lo trabaja, de ir más allá. La lógica que estoy utilizando es la que utiliza Lacan y es parecida a la que utiliza respecto del comentario sobre Dora. Salió publicado bajo la forma de un Escrito Intervención sobre la transferencia que es el Escrito correspondiente al Seminario que nunca va a aparecer, porque no hay registros del mismo, sobre el comentario de Lacan de Dora. Ustedes saben que para Lacan además de los errores que Freud mismo estableció en ese análisis fallido, por eso fragmentario, termina en un acting de Dora, hay errores del propio Freud. El error fundamental de Freud, es trabajar con la noción de Edipo natural. Freud lo levanta bajo otra perspectiva que es: "No interpreté la corriente homosexual de Dora ni la transferencia a tiempo". Lacan dice que el verdadero problema es que Freud trabajaba una concepción del Edipo natural, hasta ese momento. Natural en el sentido del hombre para la mujer y la mujer para el hombre. Y que a pesar de eso, de que Freud tenía el obstáculo de trabajar con el Edipo natural, si hubiese logrado hacer lo que él mismo Freud dice que no hizo, esto es interpretar, introducir en el análisis de Dora, la interpretación del interés de Dora sobre la Sra. K como corriente homosexual, eso era incorrecto, pero necesariamente hubiese relanzado el análisis. Se acuerdan que Freud lo frena en la serie de los fumadores; o sea: "Usted ama a la serie constituida por su padre, el Sr. K y a mí. Usted nos ama a nosotros tres y el problema suyo es que usted no quiere reconocer que, como buena histérica que es, nos ama." "¿Así que yo los amo?", dice Dora. Lacan dice que se va del análisis con la sonrisa de La Gioconda. ¿Se acuerdan el trabajo sobre la madonna? "¿A sí?, ¿los amo? miren cómo los dejo." Como nadie va a decirle al otro: "Lo que pasa es que tú me amas", uno queda en una posición complicada porque la prueba del lado del otro es facilísima, ya que si me voy te demuestro que no te amo, en todo caso tú me amarás a mí y advendrá como problema si tú te lamentas porque que yo me haya ido. Y podríamos tomar que la publicación del caso podría ser el lamento de Freud porque Dora se fue.
Eso hubiese sido absolutamente inexacto desde la perspectiva teórica y desde el contenido del material del caso. Pero lo hubiese relanzado igual; es decir, lo hubiese sacado del: "Usted me ama a mí". Hubiese advenido la pregunta: Pero entonces, ¿qué se ama? ¿Qué amo? ¿Qué amas? Aunque Dora hubiese dicho: "No, yo no la amo". Pero, entonces, "Usted ¿qué ama?". "Yo de ella quiero información, quiero saber."
Lo que Lacan dice sobre el mito del asesinato del padre de Freud, es que es absoluta y totalmente incorrecto, pero que habilita a superar impasses sobre la concepción del padre, al menos desde la perspectiva de la teoría de Hegel y rectificando -otra vez más rectificando a Freud- no respecto de la religión, sino de la iglesia. Lacan, entre otras de las cosas que siempre le critica a Freud, fue haber confundido religión con iglesia. Por ese espíritu ingenuamente universalista de Freud, Freud mismo no se dio cuenta que estaba hablando de la religión imperante en su cultura, que es la religión cristiana y siempre habló de La religión, como que toda religión va acompañado del enaltecimiento del padre, etc. Y Lacan dice: "Se equivoca, está hablando del conjunto de concepciones propias de la iglesia".
Entonces, se trata de que podamos hacer el trabajo de por qué el mito del asesinato del padre, si es incorrecto, nos permite superar tanto las concepciones de la iglesia entorno al padre y la teoría de Hegel sobre el origen del hombre. Con lo cual, ven que de vuelta no encontramos en el problema del origen y, si ustedes quieren, es por ese motivo por el cual partimos de una función de
para a, el origen; y, por el otro lado, la otra: el objeto oral. Vieron que, Lacan, lo retoma también en esta clase. Lo que nos estamos preguntando es qué teoría, qué versión del origen se permite. Respecto de Hegel tenemos, exactamente, el mismo problema pero ya dentro de la enseñanza de Lacan. En general, los comentaristas dicen: "Lacan fue al comienzo hegeliano y después antihegeliano" . Lacan hace otra lectura y, para nosotros que no sabemos mucho del asunto, dice lo siguiente: "La única forma de contrarrestar el positivismo que reinaba en el psicoanálisis en el momento en que yo empiezo a enseñar es, según mi cálculo, la única estrategia con la que cuento, es reintroducir las nociones hegelianas sobre la esencia humana del Umwelt humano". No se trata de la posición positivista. "Eso me fue necesario hacer porque reinaba en el psicoanálisis, dice Lacan, el positivismo." Nosotros mismos ya hicimos algo en relación a una crítica al positivismo en las primeras clases de este curso. Y Lacan dice: "Pero esa herramienta me sirve para reintroducir el problema de las condiciones sociales del mundo humano." Es decir, el mundo humano no es de materia, como diríamos modernamente, sino que el mundo humano es humano, es social. El ser humano adviene en un mundo humano. A pesar de lo cual, Hegel, intenta resolver un problema lógico del origen de lo humano, pero ese problema del origen está fallido, la rectificación a esa teoría del origen la aporta Freud, pero no es con el mito del padre de la horda primitiva. Para el problema del positivismo vamos a trabajar una propuesta que leí sólo en Lacan y, si mal no recuerdo, solamente aquí es planteada de esta manera, y es que hay una hipótesis de base para el ejercicio de una ciencia positiva, para una concepción positivista del mundo que el positivismo mismo desconoce. Para eso vamos a tener que trabajar la noción de la filosofía griega antigua noÿs, intelecto, inteligencia y, al menos, inteligible. Humildemente propongo, empezar a trabajar con auxilios: buenos diccionarios, comentaristas prestigiosos (Kojève, Hyppolite) para meternos un poco con Hegel y ver hasta dónde nos lleva; Ferrater Mora utilizando su diccionario para ver noÿs, inteligible, inteligencia e intelecto, trabajar un poco en Platón, Aristóteles y Plotino al menos. Sabiendo, los que no sepan nada de eso, que la entrada es muy provisoria entonces las conclusiones son muy hipotéticas. Pero, me da la impresión, que por más hipotético y provisorio que sea uno no tiene que dejar de hacerlo porque si no la empresa no progresa nunca.
Vamos a leer párrafo por párrafo. Después de los cuatro lugares donde Lacan dice que se desarrolla en su enseñanza la teoría sobre el Nombre-del-Padre que habilita la extensión a los Nombres del Padre, se pregunta al inicio de la clase. Después de eso viene un doble espacio. Todos los que establecen el texto ponen que hay un doble espacio, salvo la versión francesa que esta en la Escuela Freudiana, allí no está el doble espacio. Dice:
"Pueden remitirse a estos seminarios para ver en qué dirección quería proseguir mi discurso; hay allí, de un modo ya muy avanzado en su estructuración, algo que hubiera podido permitirme dar el paso siguiente. Este seminario se conecta al de la angustia. ¿Por qué, en qué?"
Son dos preguntas, en castellano faltan los signos de puntuación, pero es muy claro.
"Antes de ir más lejos... lo que mi seminario sobre la angustia ha aportado...
"Hemos dado allí todo su peso a fórmulas tales como: la angustia es un afecto del sujeto."
Con lo cual, tenemos ahí, por primera vez, una definición nueva de la angustia. Con Freud teníamos que no hay afectos del inconsciente, si lo hubiese, sería la angustia. Una definición media rebuscada, pero es una. Y luego, está la serie de definiciones que Lacan contempla, en esta misma clase, que es la expresión directa de libido insatisfecha. Cuando la libido o la energía psíquica no está elaborada psíquicamente, no está tramitada psíquicamente para volver a los términos de Freud, y se manifiesta como tal, su registro es angustia. Vamos a acentuar, de eso, lo directo.
"...la angustia es un afecto del sujeto. Ubicarla también en función de la estructura, la del sujeto definido como el sujeto que habla, que se funda, que se determina en un efecto del significante."
Entonces, tenemos que sujeto es efecto del significante. El juego del significante produce un efecto fundamental, más fundamental aún que la pérdida de objeto, que es el registro subjetivo. Adviene sujeto por el interjuego de los significantes, es un efecto de ese juego. He ahí que, si hay significantes, del juego de los mismos se desprende un sujeto. Tanto es así que Lacan llega a proponer que se lo podría desprender, prácticamente, de meros significantes escritos como letras y analizados lógicamente sin que haga falta el registro de un decir y la presencia de un cuerpo. Se podría extremar este argumento sin que hiciese falta, en última instancia, el registro de un decir, ni siquiera la presencia de un cuerpo. Se podría hablar –en el extremo- de efecto sujeto por el mero registro de significantes, por ejemplo producidos al azar por las tiradas de una moneda, y analizado lógicamente con las premisas del psicoanálisis. Es decir, la carta robada: se puede hacer advenir de ahí un sujeto; con lo cual, el sujeto es mero efecto del significante. En la clínica psicoanalítica no trabajamos con el sujeto así planteado, en general, porque siempre nos vinculamos a un efecto sujeto vinculado a una persona. Nos viene a consultar una persona y nosotros, en relación a esa persona, tratamos de establecer las coordenadas del efecto sujeto que ataña a esa persona. Pero esa persona no es el efecto del significante y esa persona, el caso, no es el sujeto. El sujeto es el efecto de los significantes que están en interjuego, al menos, en la historia de esa persona y sus relaciones con otras personas. Ahora, eso es efecto sujeto, pero además Lacan propone que hay un afecto del sujeto. Lo que les propongo establecer es la pregunta de si sujeto, en ambos casos, significa lo mismo. Entiendan ustedes que si yo hiciese la serie de símbolos tomados del registro del lanzamiento de una moneda, tendría lo siguiente:
+ + - - + - + - + + - -
Y si hiciese con esto una transformación en los números que corresponde según la serie de La carta robada e hiciese, a su vez su pasaje a letra quedaría algo así como:
+ + - - + - + - + + - -
2223333222
Uno puede decir que, a partir de un análisis mínimamente extenso de una serie planteada a partir del registro de la tirada de una moneda a la que se le aplique una lógica de números de 1, 2, 3 y que re-escrita en una lógica cuaternaria de letras se puede, dice Lacan, leer de aquí: sujeto, Otro, yo, relación al otro Imaginario y muchas otras cuestiones. Ahora, este efecto sujeto que se desprende de aquí, tendría que hacerlo mucho más extenso y recordar, de memoria, esta clave para decirles dónde estaría aquí el sujeto.
Les advierto que para Lacan la b funciona como abro paréntesis [(], y la d como cierro paréntesis [)]. Para Lacan, hay efecto sujeto allí donde en la cadena se registra un doble paréntesis:
(...(...)...)
Es en el doble paréntesis, donde Lacan registra el efecto sujeto. Sobre este doble paréntesis, si lo trabajásemos como b y d en función de esta clasificación, les podría demostrar que no puede haber más de dos paréntesis abiertos sin que, para que pueda aparecer un tercero abierto, cierre uno. No pueden aparecer tres consecutivos abiertos, antes del tercero tiene que aparecer uno de cierre. Eso es imperioso por las propiedades de éste.
Con lo cual, yo puedo escribir:
Lacan propone que esta forma de vincular los términos es lo que permite leer, en una serie así, sujeto. Ahora, este sujeto, esta dimensión del sujeto, les pregunto yo: ¿Será la misma que cuando decimos la angustia es un afecto del sujeto? Porque es muy difícil pensar que sobre esto se pueda aplicar la angustia. Si la aplicásemos, me parece, que sería un delirio porque inexorablemente sí la angustia requiere de alguien, éste no. Uno puede leer un argumento y decir: "Evidentemente, este argumento ha llegado a un impasse", el argumento mismo, y no hace falta ningún cuerpo que este allí presente, ni siquiera evocado. Es por eso que, Lacan, dice que uno lo podría obtener de una piedra en la soledad del desierto con jeroglíficos, donde quien la escribió murió hace miles de años y el destinatario también. Sin eso, igual, se puede desprender una lectura y de esa lectura de los elementos se puede leer un asunto que está en juego allí. Esa es una dimensión del sujeto: sujeto como efecto del significante. Pero además, Lacan nos dice que la angustia es afecto del sujeto. En ese caso, lo que les propongo, es que hay que hacer una lectura donde ahí sujeto sí requiere, inexorablemente, de alguien. "Pero, ¿cómo? A usted eso, ¿no lo angustió?", "Ahora, que surgió el tema, deduzco que me debería haber angustiado. Pero en su momento, si quiere que le sea sincero, yo no me sentí angustiado." Ahí viene la pregunta: "¿Y cómo cree usted que pudo suceder, que algo que usted mismo dice que es eminentemente angustiante, en su momento no lo angustió?" Ven que para eso siempre me hace falta la persona. Entonces, tenemos que una dimensión del sujeto es puro efecto del significante. No, necesariamente, el efecto del significante sobre alguien. Se pueden desprender de ese alguien qué efectos sujeto tenemos igual: Artemio Dupin, Sherlok Holmes. ¿Vieron que cuando el perfecto viene y le dice: "Vamos a entrevistar al detenido", ellos siempre contestan: "No me hace falta. Tráigame los elementos, déjeme a mí pensar, yo me prendo la pipa, pienso bien el asunto y le digo quien es el asesino. Yo no tengo que ver a nadie" Se puede resolver el asunto sin ir a la persona. En general, la policía tan positivista, intenta sacar el asunto de la persona; por eso la tortura. Los policías torturan porque no pueden hacer el camino inverso, que es: no me hace falta tanto la persona, yo tengo que deducir el asunto del contexto significante. Por ejemplo, dónde estaba escondida la carta. En lo real positivista de la escena no se la iba a encontrar. Esa es una dimensión de sujeto que no me requiere la presencia de ninguna persona. Pero la angustia sí. Angustia es un afecto; es una forma en la cual alguien considerado como sujeto de la palabra, sujeto del significante, es afectado por el significante. Nosotros tenemos que pensar las condiciones de esa afectación. No es la mera presencia del significante lo que justificaría que ninguno de nosotros este angustiado. Y es muy importante que lo pensemos para ver el orden en que vamos a poner las cosas. Digo, estamos pensando en el origen, estamos pensando en el asesinato del padre como origen, el padre como origen de lo humano. Lacan dice que es erróneo pero que da las pistas de salida para el impasse positivista de cómo surge lo humano. En Hegel, la solución para lo humano, es lógica. Hegel tiene, ustedes saben, al menos como título, la dialéctica del amo y el esclavo, que es un mito como el de Freud. Y como el de Freud, es un mito antropogenético, nos da cuenta de la génesis de lo humano. En la génesis de lo humano que hace Hegel, jamás dice: "Vieron ustedes que..." o "Dada la existencia de tal cosa...". Freud dice: "Existió una horda primitiva, en la cual el macho gozaba de todas las mujeres y expulsaba a los otros machos". Ese es un dato aparentemente mítico –mito científico dice Freud-, pero la estructura de ese dato es como si fuese material: Hubo hordas primitivas. Suponiendo que haya sucedido esto, parto de la existencia de la horda primitiva. Hegel no requiere partir de nada que haya habido, es mera lógica. Hegel parte, en su pregunta, de cómo surge lo humano a partir de una mera lógica. Lacan dice que la vía de Freud es fallida y la vía meramente lógica también. Por pura lógica no surge lo humano y la salvedad que esta poniendo es la angustia. Ahí toma la crítica de Kierkegaard a Hegel, cuando Kierkegaard dice que es un gran sistema conceptual pero absolutamente fallido, según la lectura de Lacan, porque olvida la angustia. Lacan lo articula y dice: "Al mito antropogenético (génesis del hombre) de Hegel, demuestra su falsedad la existencia de angustia". Por eso, nosotros para hablar de los Nombres del Padre necesitamos los desarrollos de Lacan del Seminario anterior, porque es la angustia lo que dará salvedad al sistema hegeliano antropogenético.
Entonces tenemos: efecto del significante y afecto. Al sujeto humano hablante, lo caracteriza un afecto propio del significante, que es la angustia. Si es afecto del significante, a ustedes les queda claro, que por mera definición no hay angustia en los animales. Los perros ladrando a la noche. Uno dice: "¡Uy! ¿Qué pasa?"; o las gallinas haciendo ruido en el gallinero a la noche, un griterío de locos, uno dice: "Entró un zorro". Uno deduce de ese griterío. O, las corridas desesperadas de los animales en el comienzo de un incendio en la selva. Uno se puede dar cuenta que se está incendiando la selva sin ver humo y sin oler el fuego por la estampida de los animales. Pero a todo ese tipo de reacciones, no le podemos aplicar el término angustia. Porque si es un afecto del significante tiene que estar operante el significante y el significante, entonces, requiere de la doble definición que un sujeto es lo que un significante representa frente a otro significante. O, un significante lo que representa a un sujeto frente a otro. Como en los animales esto no sucede, no hay angustia. Partir de la angustia, como hace Lacan para los Nombres del Padre, hace salvedad a una concepción del surgimiento del ser humano tanto por el dato histórico (Freud) como por la elaboración lógica (Hegel). Son casi argumentos axiomáticos, son definiciones. Comenzamos con estas definiciones. Leo:
"¿Dónde y en qué momento –referencia al nivel de la sincronía- en qué momento este sujeto es afectado por la angustia?"
Tomaron la precisión de tiempo, ¿no? Lacan dice dónde y cuándo y dice: "Ese cuándo es sincrónico". Ahí ya nos fuimos de tema porque nosotros estamos habituados a tomar que la sincronía es por fuera del tiempo. Y sincronía no es a-temporal. Esa es una distinción que en la enseñanza de Lacan opera y es lo que yo escribí así:
Pero también les decía que tenía que introducirse así:
Está el devenir del tiempo, es muy importante que lo piensen porque para Hegel el ser del hombre es devenir en el tiempo. Yo no sé Hegel, no sé Kierkegaard, balbuceo Lacan y leí mucho Freud. No me pidan más. Pero, igualmente les digo, si leyeron algo de Hegel saben que para él, el ser del hombre está concebido como surgido a partir de la dialéctica de la lucha a muerte, por puro prestigio, que producen amo y esclavo, por el deseo de reconocimiento. Hegel, hace del ser del hombre un devenir en el tiempo. Es decir, no hay ninguna sustancia material del ser del hombre, solamente, transformaciones inscriptas en el transcurso del tiempo. La esencia del tiempo como transcurso. Hay otra forma de posicionarse respecto del tiempo que es la sincronía. En griego sin no es sin, es con. Simpatía, es tener patos con el otro. Sincronía es una dialéctica introducida en la ciencia por Saussure y su Curso de lingüística general, donde él opone, para la lingüística, una perspectiva sincrónica y una perspectiva diacrónica. Esta última es las transformaciones del uso de los términos de la lengua en el trascurso del tiempo. Pero, también está el acceso sincrónico que no quiere decir sin el tiempo, sino trabajar con la operatoria simultánea de todas las variables. El tiempo no concebido en el trascurso de un devenir permanente.
Si no se fundan estos cuatro o cinco temas de las concepciones humanas, después se dice cualquier cosa. Y Lacan está fundando una lógica muy estrictamente, párrafo por párrafo, en un Seminario que él ya sabe que no va a seguir dando. Así que estos párrafos son cruciales para la concepción de Lacan en este momento. Lacan dice: "Hay una dimensión de sujeto que es efecto significante." Yo les propondría llamar a eso: sujeto lacaniano. El único que define así al sujeto es Lacan. En este sentido, hay una concepción de sujeto exclusivamente de Lacan, es el sujeto puro efecto del significante. Eso no requiere ni palabra dicha, ni cuerpo biológico presente. Es mero interjuego de significantes. Además, Lacan propone, una definición de angustia que va a ser la contraria a la positivista y por eso, de vuelta, la necesidad de aclarar bien la perspectiva positivista que es: miedo es el aspecto frente al objeto, angustia es lo mismo sin el objeto. "A mí me dan miedo los perros". Eso es miedo. Cuando yo tengo miedo y no sé a qué, eso es angustia. Entonces, el positivista dice: "Es miedo sin objeto". Pero allí se lo esta haciendo derivar del positivismo, de la presencia o no del perro. Lacan va a criticar, en los párrafos que siguen, esta cuestión de la oposición a la concepción positivista de la angustia: la angustia es miedo sin objeto. Y se pregunta sobre la angustia definida como afecto del sujeto. En ese caso, me veo en la necesidad de decirles a ustedes: "No debe ser el sujeto lacaniano el mero efecto del significante". ¿Cuándo, para ustedes, hay sueño?, ¿cuándo hay pesadilla?, ¿cuándo dormir tranquilo? y ¿cuándo sueño de angustia?
Pesadilla cuando falla el deseo de dormir, sueño cuando se presenta la otra escena dentro de la escena del dormir, ¿y sueño de angustia? Porque ahora, ya no hay que confundirlo con pesadilla. Y no alcanza con decir el sueño que te despierta, porque no es pesadilla y porque no siempre te despierta. Lacan dice: "Cuando en el sueño es tomado como afecto negativo una parte cuerpo". Cuando es tomada una parte del cuerpo, cuando en el sueño sentimos que se nos toma de la pierna, que está el agujero y nos toman de la pierna y la pierna se va, o que nos tiran de un dedo, que nos arrancan los ojos o que nos muerden. Cuando algo del cuerpo es tomado, pero tomado en el sentido de la garra. No pierdan de vista que siempre hemos hecho, en psicoanálisis, una relación muy fuerte entre angustia y cuerpo. Es por eso que nosotros seguimos trabajando con una nueva vuelta el argumento freudiano de la angustia de castración. La única angustia que hay es angustia de castración; si es de castración, no sabemos qué queremos decir con eso, pero tiene que ver con el cuerpo. Como el efecto significante no da cuerpo, ahí ya sí requerimos cuerpo. Con lo cual, la dimensión de sujeto que se nos presenta ahí es una cierta concepción de la persona. Es la persona esencialmente concebida como hablante, ser hablante, hablante ser.
Ahora, Lacan se pregunta: dónde y en qué momento. Pero este momento no se refiere, como hace Freud, a la angustia de castración asociada a la resolución del Edipo, entre tres y cinco años, un período fuertemente angustiante para los niños, diría un psicoanalista de niños. No pongo en tela de juicio esto, lo que pongo en tela de juicio es que la noción que Lacan trabaja de momento no es esa: entre los tres y los cinco años. Dice:
¿Dónde y en qué momento –referencia al nivel de la sincronía-...?
No de la diacronía. Con lo cual, lo que nosotros requerimos es que la pregunta por el en qué momento, ese momento no tenga que ver ni con la evolución, ni con los años, etc. No estamos hablando de la angustia de los ocho meses de la que hablan los libros de poli cultura, la típica angustia de los ocho meses. Ahí, el tiempo está utilizado en diacronía: después de los siete meses y antes de los nueve. Lacan dice: dónde y en qué momento. Ese momento es el momento como están concebidos los tres tiempos lógicos. Siempre luego que hay una elección forzada y antes que aparezca una escansión vacilante, hay una angustia. Es una frase que se me acaba de ocurrir. Pero ese tiempo es un tiempo de sincronía porque está totalmente por fuera de la flecha del tiempo, en la diacronía, no es marcable en el calendario ni en el reloj, pero tiene que ver con secuencias de lo que es antes y de lo que es después. Por eso, está en la vertiente del tiempo. Un antes y un después lógico. Lacan dice que el error ahí es la prisa. Y la prisa se caracteriza por algo vinculado al tiempo. ¿Qué es prisa en lógica como Lacan propone en El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma? Saltearte un paso. Prisa como falla lógica a nivel temporal es saltearse un paso. Un ejemplo:
- "Pero, ¿cómo?, ¿Vos le propusiste casamiento sin antes haber establecido si ella te quería?"
- "Me sorprendió, me dijo que no"
- "¿Por qué te sorprendió?"
- "Porque yo pensaba que me quería"
- "¿Cómo ‘pensabas’?, ¿No sabías si te quería o no?"
-"No, ahora que me preguntás no. Ella nunca me había indicado claramente que me quería".
-"Ah, entonces te salteaste el establecer que te quería, antes de ofrecerle casamiento".
Pero ese antes, es lógica pura, no es diacronía. Entonces, nos estamos preguntando en esa dimensión por la angustia.
Allí Lacan dice: "Ver esquema del pizarrón"
"Aquello que, sea cual fuere este momento, momento sobre el cual vamos a extendernos, aquello por lo que el sujeto está afectado en la angustia, es, lo he dicho, el deseo del Otro."
Entonces, la angustia es afecto sobre el sujeto, ¿de qué? ¿Qué lo esta afectando? El deseo del Otro. Tenemos primero lógicamente el deseo del Otro y luego el afecto que produce el deseo del Otro que es el registro de angustia en el sujeto –aclarémoslo desde ya- no siempre. Tienen que estar dadas ciertas condiciones para que el deseo del Otro afecte como angustia.
"Está afectado de un modo que debemos entender inmediato, no dialectizable, y es en esto que la angustia, en el afecto del sujeto, es lo que no engaña."
Cuando el sujeto enfrenta el deseo del Otro de una manera inmediata, sin que nada medie, sin mediación; Lacan dice "... sin que sea dialectizable...", esto es sin que tenga los vaivenes de la dialéctica. El deseo así, se registra como un afecto de angustia, cuando es inmediato. Pero como no es dialectizable, entonces no engaña. Lacan dice que la angustia es el afecto que no engaña, pero no engaña porque no dice nada.
Intervención: Es lo único que da certeza.
Lo dice de una forma variable, porque cuando trata el problema de la certeza asocia angustia y acto. Entonces, verdaderamente, lo que dice Lacan es que lo que termina dando certeza es el acto. Lo que dice de la angustia es que no engaña. Pero no engaña en el sentido en que no implica ningún sentido. El deseo del Otro está presente en forma directa, inmediata, sin que sea dialectizado y, al no poder ser dialectizado es un afecto que no engaña, pero no engaña porque no dice nada. Es en ese sentido, téngalo muy presente, porque tampoco dice que el análisis va bien. Muchos analistas se ponen muy contentos y dicen: "He ahí el primer registro de la angustia en análisis". Entonces, lo vinculan a la transferencia –no sé por qué motivos- y lo suelen enmarcar como el primer momento, o un momento significativo del análisis. Pero si no engaña es porque no dice nada. También puede ser el momento previo a la finalización del encuentro con ese analista y, por otra parte, no pierdan de vista, que la angustia es de un sólo tipo y que no es propia del encuentro con el analista. Es decir, los sujetos neuróticos que nos consultan suelen ser personas que padecen de angustia por la falla de la posición fantasmática. Y que a pesar de eso, de ser sujetos que padecen de angustia, no tomamos esa angustia como indicador de nada prospectivo que este sucediendo. En análisis tampoco habría que hacerlo. La emergencia de angustia es, ahora nosotros podemos decir, afecto del sujeto por la presencia inmediata del deseo del Otro, pero como no está dialectizada no nos dice nada. En la medida en que empiece a dialectizarse, ahí ya no sabremos qué dice. No lo sabremos con certeza. Una vez que lo dialecticemos ya perderemos la posibilidad de la certeza sobre su no engaño. Con lo cual, todo lo que empecemos a decir estará caracterizado por la posibilidad del engaño, por la estructura misma de la palabra. ¿Es verdad o no es verdad esto que dijimos? Sigo leyendo:
"Les he dicho de la angustia, en la que ustedes de este modo pueden ver dibujarse lo que no engaña al nivel más radical –que todo lo que ha sido derivado en el discurso de Freud- se inscribe su función de señal."
Es en eso que es señal. Como el deseo del Otro se presenta en una forma no dialectizada, esto es: cómo, entre el deseo del Otro y el sujeto no hay operatoria significante, es claro que lo podemos seguir a Freud (¡Miren la vuelta que hace Lacan!) en el sentido de aceptar su fórmula es una señal. De este modo, en el mundo humano no hay señales porque esta transformado en la lógica del significante. Pero, si estamos diciendo que allí está ausente la operatoria significante, efectivamente la podemos tomar por señal, pero señal de nada.
Intervención: La inmediatez sería tomada como señal.
No, la inmediatez es la causa. Es porque el deseo del Otro se presenta en forma inmediata, que despierta angustia. La angustia es un afecto de ese encuentro con el deseo del Otro en forma inmediata. Inmediato, quiere decir para Lacan, que no hay operatoria significante en el medio.
Intervención: ¿Pero eso no sería como señal porque no sería significante?
No, la angustia es señal. Pero la inmediatez en sí no es nada. La inmediatez es la forma en la que estoy diciendo que falta algo, que en el medio no hay nada. Entre el deseo del Otro y el deseo del sujeto tiene que haber algo. Digámoslo: es la fórmula del fantasma. Faltando la fórmula del fantasma el deseo del Otro nos impacta de tal manera que nosotros lo registramos como angustia. Lacan dice: "Freud la definió como señal. Y bueno, no está tan lejos lo que yo digo". Si está diciendo que no hay la operatoria significante, no hay la escena, como el drama escénico que el fantasma permite armar, el marco del fantasma, entonces, efectivamente, puede reconocer que Freud tenía razón. Es señal, pero no señal de una libido insatisfecha. Estamos a dos meses de que Lacan defina a la libido como el órgano faltante; ya no es más la energía psíquica. Estamos a sesenta días de esa fórmula. Así que, para Lacan, la libido ya no es energía psíquica. Lacan dice: Es señal, ¿señal de qué? Que falta significante, porque si hubiese significante, habría significante pero ninguno de ellos funcionaría como señal. Con lo cual, la angustia es señal que no señala nada. Está señalando la ausencia de material. Una vez que le agreguemos ese material, desaparecerá como angustia, dejará de ser señal, será significante y ahí ya aparecerá la ambigüedad. No el vacío, la ambigüedad. "¿Qué hago? ¿Me quedo en la ferretería o tomo la beca?"
Intervención: En el Seminario IX Lacan dice:"Sensación frente al deseo del Otro".
Sí, sensación. Pero me parece que así purificamos mejor lo que queremos decir, es el impacto. Fue afectado por una esquirla de la angustia. Algo que golpeó, metafóricamente dicho, sobre el sujeto. Y, efectivamente, hay señal. Pero es una paradoja definirlo como señal. Sería la única señal en el mundo que no señalaría nada. Es la paradoja de la angustia. Uno cuando está angustiado, sabe que está angustiado, eso requiere una acción, pero eso es imposible porque la angustia no te permite leer en ella cuál debería ser la acción correspondiente. ¿Vieron que uno está como león enjaulado cuando está angustiado? Justamente, lo que más tipifica eso es que uno no sabe qué hacer. No se va de dónde viene pero tampoco sabe para dónde va. Es un afecto francamente manifestado, pero como manifestación, es manifestación de nada.
"No hay forma de situar esa función, si no es en este nivel.
"Planteándolo así se confirma. Y continúa siendo válid o, como Freud mismo lo sintiera lo bastante como para mantenerlo, que todas las primeras formulaciones que ha dado de la angustia, transformación directa de la libido, etc., continúan siendo comprensibles."
Vale decir que, para Lacan, las fórmulas de Freud nos siguen siendo comprensibles porque dejamos caer todo lo otro y nos quedamos con directo. Formación directa de la libido. Lacan dice: no es formación y no es libido, pero es algo que impacta directamente, sin la mediación de la operatoria significante. El sujeto es efecto del significante, pero queda impávido e inerte con cualquier manifestación del Otro que no esté tamizada por el significante.
Intervención: Ahora, si no hay significante mediando, ¿hay sujeto?
Bueno, yo ya había hecho la salvedad y decía que para ese caso teníamos que poner ‘persona’. Porque, ¿cómo a b b d van a estar angustiadas?
Intervención: Hay persona y no hay sujeto.
En ese "no hay", hay una posición analítica, hay posición para asumir. Por ejemplo, deformo un poco el recuerdo infantil, pero para mi mamá y yo, para la relación esa sería así: "Mamá estoy angustiado" , "Bueno, anda al baño".
No era así. Yo no le decía a mi mamá que estaba angustiado, pero cualquier cosa que yo le decía mi mamá me mandaba al baño. "¿Por qué no vas al baño?", "Porque no tengo ganas" y esto se repetía. Hoy podríamos decir: "Tomate una pastilla", una mamá más moderna, diría: "Tomate algo". Otra sería: no hay sujeto manifestado en el fenómeno pero nosotros suponemos, que a partir de un trabajo puede advenir, a partir de una posición que nosotros hacemos de suposición. Nosotros suponemos sujeto. Es la lógica que utiliza Lacan del griego para concebir esa dimensión del sujeto. El sujeto está supuesto, es un sujeto acéfalo. ¿Qué quiere decir sujeto acéfalo?, ¿Hay o no hay? No hay, pero si hacemos un trabajo, advendrá. Y advendrá bajo una lógica que nos permitirá decir sobre su estado antes. ¿Se entiende la lógica? "Ah, no. Entonces a usted, evidentemente, lo afectaba mucho tal cosa y tal otra". Pero eso se puede decir cuando el sujeto ya advino en función de un cierto malestar. "¿Sabe qué? Fui a visitar a mi tía ¿Se acuerda de esos años que yo le decía que no me acordaba nada? Mi tía me dijo que yo estaba muy mal esos años. Yo no me acuerdo de nada." ¿Qué hacemos con eso? Hay una posición muy rara que es la psicoanalítica, y nosotros decimos: Donde el eso era el sujeto debe advenir. Pero al advenir, ¿en qué posición estaba? ¿Lo estaba antes? No, no estaba antes, no había sujeto antes. En ese sentido, es muy interesante para la pulsión pensarlo, porque no se puede decir entonces: "Usted gozaba". En todo caso se gozaba, o se gozaría. Esa, debería ser una situación catastrófica. Uno connota eso y el sujeto después puede decir que sobre eso asume una posición, y esa posición revierte su interpretación del estado anterior. "¿Pero entonces mi vieja fue una basura? Porque si yo estaba re angustiado y estaba con mi tía y ella me visitaba... ¿Mi mamá no se daba cuenta que yo estaba muy mal? ¿Por qué no me llevó de vuelta con ella? ¿Por qué yo fui el único de los cuatro hermanos que quedó con la tía?" Con lo cual, ese trabajo, hace a un cambio del estatuto de la madre, que connotará también la relación de la madre ahora, viva o muerta, que implica algo necesario de esa dimensión hasta que, por ejemplo, cambió de madre. "¿Pero entonces qué? ¿Yo voy a tener que reconocer que mi madre fue mi tía? Bueno, en realidad, yo le decía mamá ahora que me acuerdo." Se empiezan a producir esas cosas. Con lo cual, no lo hay, no lo había. Pero la posición psicoanalítica es muy rara, epistemológicamente hablando es insostenible, salvo entre nosotros, para cualquiera es magia, pero magia "versera". Pero resuelve un montón de problemas discursivos, en psicoanálisis, que es decirle a alguien q ue no gozó, alguien que está presente que testimonia que no gozó, que él gozó. Uno puede sugestionarlo, o lo ponés donde no está en esta historia escrita. Pero no porque no esté no se puede trabajar. El trabajo es una temporalidad que pone en relación al futuro con el pasado y que el pasado empieza a advenir yendo hacia el futuro, no volviendo hacia él. Lo que Lacan trabaja, aprovechando en francés, es el futuro anterior. Hablemos de eso y a partir de hablar de eso advendrá, entonces, un posicionamiento posible para usted, que nos permitirá leer hacia atrás, sacar conclusiones.
"¡Pero entonces mi mujer siempre me engañó!" Ahí no hay que decir mucho, cuando un tipo dice eso... Nunca digan: "Sí" Porque después el tipo vuelve con la mujer y ustedes quedaron re peleados. "Y, en función de lo que vos decís..." El "me" está puesto en tela de juicio. Porque, en realidad, lo empezó a engañar ahora, desde que lo acaba de decir. Pero es claro a partir de que lo acaba de decir, que podemos entender por qué no se le paraba. "Entonces a mí no se me paraba porque yo estaba enojado con ella. No es entonces como yo pensaba antes, que ella se iba con otro porque a mí no se me paraba. Cuando yo la descubrí con el gerente era el año ’85. Y a mí se me dejó de parar en el ’87. Pero entonces es porque yo estaba enojado." Y ahí, es el "yo" el que queda entre comillas. Porque si uno hiciese la pregunta positivista: "¿Pero usted se sentía enojado en el ’87?" Porque si se sentía enojado en el ’87 no estaría toda la experiencia desplegada. ¿Para qué hubiese venido? Si estaba enojado, le rompe un palo de amasar en la cabeza, la echa por hija de p..., y se acabó todo. ¿Entienden el problema? Con lo cual, la respuesta que requerimos es esa: Esta eso (esas letras), alguien que asume una posición frente a eso y sobre puede advenir, entonces, un reposicionamiento que nos permita leer para atrás, y en ese leer para atrás adviene discursivamente la posibilidad de hablar como si hubiese sujeto. Pero es una ficción discursiva. Es mucho mejor que agarrar y decir: "Usted estaba enojado. Eso estaba reprimido en usted." Es la explicación freudiana, que todo ya estaba. Como Lacan esta tratando de hacer un poco más lógico y racionalista el sistema, empieza a quitar todo esto. "Si a usted ya no se le paraba, usted ya estaba enojado y ese enojo estaba reprimido." ¿Por quién? "Entonces, usted reprimió." Todas esas adjudicaciones que parecen muy responsabilizantes, son ridículas. Es por eso que Lacan dice que hay que entender muy bien la lógica del acto, por el cambio de la posición del sujeto. El sujeto es posterior al acto, entonces, ¿cómo aplicarle a ese las consecuencias del acto si no es el mismo que estaba antes del acto? ¿Qué estatuto tiene el que estaba antes? En realidad, es supuesto. Acá estamos en el ’63, Lacan ya estaba trabajando en el IX, X: deseo del analista y Sujeto supuesto Saber. A partir de ahí, da una nueva versión del Sujeto supuesto Saber y es que al saber, el psicoanalista le supone un sujeto. No sólo la versión tan obvia de que si vas a consultar a un profesional producido por la universidad suponés que sabe, y cuando descubrís que no sabe (como todos los productos de la universidad) vas a otro. Y si te quedás con ese suponés que sabe un montón. La suposición de saber está en la consulta a un arquitecto, a un ingeniero, a un médico y a un analista. No hay que perder de vista que a un analista también, se supone que sabe. Eso nos revierte un poquito el problema del amor que Freud requería siempre existente entre el paciente y el analista: Hace falta que lo ame. Freud tenía el delirio que todas las histéricas lo amaban a él. Es el problema de Dora, lo acabamos de ver. Freud, estaba persuadido que si una histérica, linda y joven se quedaba en silencio, estaba pensando en él. ¡El tipo tiene un delirio! Ustedes tienen un paciente y viene y les dice esto: "Sabe lo que me pasa a mí, yo estoy conversando con una chica linda, si se queda callada yo pienso que está pensando en mí." ¿Ustedes que dirían? Paranoia, este está paranoico, tiene un delirio paranoico. Es un delirio autorreferencial de base erotomaníaca. Eso le pasaba a Freud. Él creía que todos estaban pensando en él cuando se quedaban callados. Lacan dice. Despejemos el problema del amor que tiene que ver con la posición de Freud. No se trata de amor, se trata de saber. Pero hay, entonces, una relación con el analista como suposición de saber, pero también hay una posición del analista que es: a un saber le suponemos un sujeto. Es una vuelta lógica interesante que sigue haciendo del psicoanálisis algo absolutamente conjetural. Es mucho más lindo poder decir: " Había sujeto, estaba enojado, lo reprimió, la falta de erección era el síntoma como retorno de lo reprimido ". Es más lindo decirlo así, más convincente. Primero, porque hace cien años que se dice, y la idiotez dicha hace cien años... Una idiotez de vuestra familia sostenida cien años, a ustedes los hace creyentes total. Son cuatro generaciones. Una idiotez sostenida cuatro generaciones, cuando la idiotez esta así cocinada, es muy difícil persuadir a alguien que no. Pero, a parte, tiene la virtud positivista de suponer que en la materia está la cosa de la cual viene. Nosotros estamos trabajando con un perfil creacionista y es que las cosas provienen, con las que operamos nosotros, allí donde no era. Pero si no era, ¿de qué hablamos? De un sujeto supuesto. Nosotros lo suponemos, es la posición del analista sino trabajás con el goce. Si trabajás con el goce ya no. Siempre hay goce, goce en el cuerpo y depende de lo que cada uno hace con eso. Nosotros decimos no, a ese goce le suponemos un sujeto. Suponerle un sujeto ya es dialectizarlo. Si hay mucho goce, poco goce, goce torcido, goce muy desagradable para la propia persona, la posición analítica es suponer un sujeto. Por ejemplo, los psiquiatras no suponen un sujeto. Escuchan media hora y le dicen a la madre: "Es esquizofrénico. Y tiene que tomar esto, esto y esto y no se va a curar nunca más. Tráigalo el mes que viene." No hay que hablar, no hay nada que preguntar, por eso se deprimen tanto. O está re loco en el hospital o está re deprimido. En Hombre mirando al sudeste había un psiquiatra que tocaba la trompeta, estaba hecho pelota. Y claro, por esa desuposición de sujeto, su práctica como médico, queda esterilizada total, es un repartidor de pastillas. Y salvo que sea un joven psiquiatra mirando a Estados Unidos y pensando ya en irse, con el DSM IV, cuando llega allá se quiere morir porque el DSM IV no se usa en Estados Unidos. Ya no se usa en ningún lugar del mundo salvo en los hospitales argentinos que creen que se usa en Estados Unidos. Es divino el malentendido ese. Pero el psiquiatra no supone sujeto, supone que en el cuerpo algo funciona mal y listo.
Sigo leyendo:
"Qué es lo que no habré dicho hasta ahora en referencia a la angustia, oponiéndome a la tradición psicologizante que distingue a la angustia del miedo por sus correlatos, especialmente el correlato de la realidad..."
Acá viene la crítica fuerte al positivismo y a las concepciones de acceso a la cosa que caracterizan al psicoanálisis y a otro tipo de accesos. Entonces:
"... aquí cambio las cosas, diciendo de la angustia: ella no es sin objeto, ese objeto a del cual he delineado lo mejor que puede las formas fundamentales: aquello que ha caído del sujeto en la angustia, ese objeto a, que es el mismo que designo como la causa del deseo."
Nosotros como causa del deseo ya lo teníamos, en esta clase, hay que empezar a trabajar fuerte la idea de objeto caído. Porque nos va a ser requerida, esta noción, en relación a la angustia. Podría ser la connotación del objeto en la angustia. Entonces, el objeto a causa del deseo opera en la fórmula lacaniana de la angustia.
Ella no es sin objeto. De este "no es sin", hay que seguir los destinos. Lacan directamente propone en el Seminario XIV La lógica del fantasma, a diferencia de Freud, operatorias concretas de la lógica del inconsciente. No dice que rechaza los tres principios aristotélicos de la lógica predicativa clásica: identidad, no-contradicción, tercero excluido, como decía Freud. Lacan empieza a proponer una operatoria concreta, empieza a decir cual es la lógica del inconsciente. Ya tenemos alineación y separación en el Seminario XI producidas, que es la base. Y en el Seminario XIV propone la operación Omega () en una clase, a la siguiente la va a llamar operación alienación y hasta le da una tabla de verdad a la operación Omega:
Todas son verdaderas, salvo la verdad "Yo soy, yo pienso" que es falsa. Es verdad que yo soy y es verdad que yo pienso pero "Yo pienso y yo soy" es falso, todas las demás son verdaderas.
Esto fue un gran problema para mí, porque encontré un autor que, en 1913, escribió una operación que se llama la Operación de Sheffer, que se escribe así: p/q y que tiene la misma tabla de verdad. Es decir, que no es un invento de Lacan. La operación Omega de Lacan, es O grande, A mayúscula. Nosotros decimos petit a y grand A, pero es de otro.
Tenemos la operación
y otra operación que Lacan dice que tipifica el inconsciente -es la única vez que lo dice, es muy interesante- es este: "No es sin". De ese "no" escribe la tabla de verdad y no le da nombre. A esta la llama operación
y operación alienación. ¿Vieron que la lógica de alienación y separación termina siendo como una lógica de alienación en el decir de Lacan de los años siguientes al Seminario XI? Acá aparece operación
y luego operación alineación. Pero también propone que corresponde concebir como propio de la lógica del inconsciente una operación... Alienación y separación están pensadas como "y" y como "o". Hay dos "o" en lógica aut y vel. Lacan asocia el "o" de la alineación al vel. Pero ya están articulados a operaciones lógicas. Va a proponer que este "no es sin" es también una legalidad, una lógica, propia al inconsciente pero no da tabla de verdad ni más connotaciones. Pero, observen ustedes que, para Lacan no es una forma que él tiene de decirlo. Termina siendo una lógica predicativa propia del inconsciente.
Nosotros tenemos el objeto a concebido por Lacan como el objeto a causa del deseo. Es aquella falta que opera como causa. Pero hay otra modalidad de operatoria del mismo objeto a causa del deseo que es cuando éste opera en la angustia. Y, cuando opera en la angustia, lo designa como caído del sujeto. El problema lógico que nosotros tenemos que trabajar es cómo vamos a hacer para escribir esta relación: deseo del Otro y objeto a como caído. ¿Por qué la manifestación directa del deseo del Otro, se registra para sujeto como objeto caído? Esa es la lógica que tenemos que llegar a escribir bien ya que si nosotros somos capaces de hacer este paso, no así como lo deja Lacan no-articulado, ya estamos en la clínica. Porque así está expresado conceptualmente. De hecho les advierto, que si no hacen un trabajo importante con los términos de Lacan, ni siquiera se ve la relación. Porque estamos hablando de lo que desea el Otro, en todo caso en relación al sujeto, pero ¿por qué cuando hay angustia eso se registra como objeto caído del lado del sujeto? ¿Por qué esta captura implica de este lado objeto caído? Observen ustedes, que no estamos diciendo ningún funcionamiento anómalo del deseo del Otro. Como le gustaría a un psicoanalista de niños: No es una madre voraz -siempre son voraces las madres de los niños en análisis-. O, el padre siempre distraído entonces no intermedia donde el deseo entra... Siempre las fieras ahí. No lo escribimos distinto, no lo connotamos, es el deseo del Otro. Ahora, hay cierta dimensión de presencia del deseo del Otro que angustia. Pero no es una función del deseo del Otro, eso es lo que estoy tratando de decir, sino que opera sobre el sujeto de manera tal que se registra que afecta como angustia. Y su lógica, o sea lo no observable, es que para el sujeto el objeto a causa del deseo está funcionando como objeto caído. Para completar la frase y decirlo bien, caído de sí. ¿Vieron que después, al final de la clase, está Edipo con sus ojos por el piso? Caído de sí. Entonces, la pregunta es: ¿Por qué el deseo del Otro puede producir un afecto sobre el sujeto de la índole de la angustia que explique? Implica que el objeto a en vez de funcionar como causa del deseo esta operando como caído de sí. Lo que estoy tratando de acentuar en vuestros oídos que este caído de sí no es el funcionamiento normal del deseo. Hay algo que esta fallando. Yo no digo que en todas las vidas tienda a ser bastante regular y repetido la emergencia de angustia, pero siempre que hay angustia el objeto en vez de estar funcionando como causa esta funcionando como caído. Es en relación al caído, es lo último que les voy a proponer, que tendríamos una hermosa forma de proveer el sostén. Lo que provee el fantasma es el sostén. Es decir, si hay fantasma el objeto no está caído. Lo que estamos diciendo es que no hay operatoria fantasmática. Y la operatoria fantasmática es del lado del sujeto.
Intervención: Vela y desvela el objeto.
Invierte la posición, lo pone adelante. Lo que provee el fantasma es una torsión de esto: (a<>$ ) que hace que se produzca esto: ($<>a ). Ahí tampoco lo tengo, pero no está caído de mí. Me habilita un acto para intentar conseguirlo. De esa manera lo sostiene, sino es caído y deja en la mera angustia.
Lo que tenemos que hacer es trabajar bien esta lógica. Lo que pasa es que, además, la vamos a trabajar de tal manera para establecer cómo esto rectifica a Hegel, cómo esto rectifica a Freud y cómo esto es una salvedad para el positivismo en psicología. Hacemos una crítica al positivismo en general porque se tragaron un pescado sin darse cuenta. Lacan lo va a trabajar, ya les di las indicaciones, noÿs, inteligentia (en latín), inteligencia, intelecto, inteligible.
Nosotros, lo primero que tenemos que percibir, para entender, es que cuando el deseo produce angustia, si es la angustia que estamos trabajando en psicoanálisis, que manifiesta la sustitución del funcionamiento del objeto a como causa es, por objeto a caído. No es la ferocidad del deseo, es la falla fantasmática del lado del sujeto. Nosotros lo que siempre queremos poner acá es una madre que pide mucho. ¿Qué psicoanalista de niños no va a decir ahora la "boca del cocodrilo"? Los psicoanalistas de niños se llenan la boca con la "boca del cocodrilo", poniendo aquí un exceso. Lo justifican poniendo un plus. Esto es tanto que el niño se ve tragado, devorado. Ahí es cuando los analistas de niños se hacen todos kleinianos. Porque empiezan a usar esa imaginería más que el niño mismo, que es la imaginería kleiniano de las cosas que comen, etc. Y si lo que piensan es que esto ha sido mucho, sino se lo piensa como mucho, lo que se dice es que no ha operado la mediación del Nombre-del-Padre. No es lo que está proponiendo Lacan. Lo que él dice es que el objeto causa en vez de estar operando como causa y movimiento, esta operando como lo que se cae de mí. Y la diferencia entre la causa operando como motor de movimiento y lo que cae de mí, es la función fantasmática. No la presencia excesiva de esto [d(A)] o la presencia directa de esto porque no esta operando el Nombre-del-Padre. Acá lo directo, lo no dialectizable, es la ausencia del sentido significante que provee el fantasma, la escena. Me falta una escena para ser el objeto faltante causa, en lugar de objeto caído.
Intervención: Entonces, está anulada la causa.
Está transformada. El objeto en lugar de ser motor de movimiento, es objeto caído. Y el afecto, con la gran salvedad del decir coloquial entre nosotros, en vez de deseo funciona como angustia. Lo que falta en vez de deseo funciona como angustia.
Intervención: Es el envés, como vos decías una torsión...
No, está dialectizado, me cuesta decir el envés. Porque para producir enveces hace falta significantes. Lacan dice no dialectizado y, por no estar dialectizado, en lugar de ser deseo es angustia. Con lo cual, ustedes vean que hay una oposición entre el funcionamiento del objeto a en el deseo y en la angustia. Y ahora tenemos una lógica para entender por qué. El problema clínico que se plantea es que aquí en mi decir aparece una manera notablemente salutífera de fantasma. Y en el decir lacaniano el fantasma tendría que ser aquello que habría que disolver o atravesar, o como se quiera decir, en la experiencia analítica. Pero hasta por el engaño. El deseo engañoso en el mundo humano es salutífero porque la cuestión está cuando te encontrás con la cosa que no engaña. ¿Qué hacés cuando algo no engaña? Lacan siempre dice, que es una lógica fuerte -y la dice por sus discípulos, esto es el retorno de su propio decir seguro- los desengañados engañan. no hay peor engaño que el desengañado. Porque la ficción es sostenedora de la posibilidad de la existencia del acto del deseo.
Lo último, lo digo ahora y lo retomo la próxima, todo psicoanálisis orientado a full, con toda la lógica sobre el goce, esos analistas que sólo hablan del goce, obviamente ya no hablan más del deseo. Ya los escucharon, no es un diagnóstico mío, son mayoría. Ya no hablan más del deseo. Se trata de la política sobre el goce. A veces, en un paper, te dejan puesto un deseo. Ahora, esa forma de encarar la cuestión del goce en oposición al deseo, hace una clínica que se olvida de la angustia. Entre los analistas del goce ya no se habla tanto de angustia. Porque la angustia quedó registrada como una modalidad de goce. Y al ser una modalidad del goce, uno no se puede dar cuenta de qué índole se trata. Uno puede decir: Se trata de uno goce, qué hará con el goce y en realidad se trata de que no hay forma de vehiculizar el deseo porque en vez de estar funcionando como causa, está funcionando como objeto caído. Y no es lo mismo el objeto a funcionando como causa que como objeto caído. En Chile, yo trabajo con un grupo de gente, una sociedad de analistas, que tiene una revista que se llama Objetos caídos. Es gente divina, igual que nosotros que por supuesto hacen lo que pueden, pero me parece que creyeron que se trataba del objeto a, como si fuese la forma más radical del objeto a. Y no es la forma más radical del objeto a, es la forma no operativa y patológica del objeto a, el objeto caído. Porque si no, ¿a qué vamos? ¿Hay que arrancarse los ojos al final del análisis como Edipo? ¿Hay que estar pateando los ojos de uno? Además es complicado si te los sacaste ya no sabés dónde están. Porque hay una cierta idealización de eso. Objetos caídos como si fuese un nombre del objeto a. Pero es el nombre de la falla de una función y quizás de las peores, donde la vida es una mera lamentación de lo perdido. Si no hay acto posible...
Intervención: Es una melancolización.
Y podríamos darle la vuelta. Es difícil decirlo porque una cosa es el lamento por el objeto perdido y otra cosa es decir: "Soy una mierda". Con melancolía hay que justificar ese paso: que es que el sujeto testimonie que es una mierda. No dejo de sentir que estás muy próxima a lo que yo quiero decir. Pero, me da la impresión que, para llegar a melancolía habría que hacer una inflexión más. Por ejemplo, Edipo no termina melancolizado. Es un ciruja, desgraciado, que anda de pueblo en pueblo, que lo tienen que llevar, come de la limosna y duerme en la calle, es un linyera. Porque es expulsado de la ciudad y es basura en ese mundo. Pero no está melancolizado. Está esa frase que dice: "Ahora que nada sé, es que soy un hombre". Podría haber terminado melancolizado, pero me parece que habría que conseguir como una inflexión más.
Intervención: En relación a la escena.
Claro, que ese objeto caído se equipare al yo. Porque no es "Me falta algo", es "Yo no valgo nada". Para Freud la melancolía es el sujeto que anda diciendo por el mundo que es una porquería, que no tiene valor. Un melancolizado seguro que no es un sujeto del deseo, pero no todo sujeto al cual le falle la operatoria de sostén del deseo, y entonces el objeto causa le funcione como objeto caído, necesariamente está melancolizado, o es melancólico.
18 de Julio de 2003