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Seminario
Sexología
sexologia@edupsi.com
http://www.edupsi.com/sexologia

Organizado por : PsicoMundo

Dictado por :
Lic. Virginia Martínez Verdier y Dr. Carlos Alberto Seglin


Clase 9

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TEMARIO:

1.- Proceso de sexuación Determinantes biológicos prenatales, en la infancia y en la pubertad. Dr. Carlos A. Seglin

2.- Proceso de sexuación. Detreminantes psicólógicos, vinculares y sociales. Infancia y adolescencia. Lic. Virginia Martínez Verdier.

3.- Bibliografía.

1.- Determinantes biológicos de la sexualidad

Dr. Carlos A. Seglin

La sexualidad de las personas se halla enmarcada en una contexto biológico que determina entre algunas cosas sus características morfológicas externas e internas , su capacidad reproductiva y sexoerótica, y las posibilidades de responder corporalmente frente a un estímulo sexoerótico.

Analizaremos cómo durante el transcurso de la vida estos condicionamientos biológicos condicionan y posibilitará el ejercicio de la sexualidad.

Vida prenatal.

Ya en la concepción ocurre el primer determinante biológico, ya que de la unión de los dos gametos, femenino (el óvulo) y masculino (el espermatozoide) el futuro ser humano será genéticamente macho ( si el espermatozoide presenta el cromosoma sexual Y) o genéticamente hembra ( si el espermatozoide presenta el cromosoma sexual X).

Así mismo algunas alteraciones cromosómicas tendrán repercusión el las futuras posibilidades de la sexualidad de las personas. Vayan por ejemplo estos casos:

Frente a la ausencia de cromosoma X proveniente del espermatozoide, lo que determinaría un patrón cromosómico 44X0 (el de una hembra humana normal sería 44XX) la persona presentará un Síndrome de Turner: baja talla, genitales internos infantiles, esterilidad.

Si el cigoto se conforma con la fórmula 44XXY , es decir un patrón cromosómico masculino con un cromosoma X de exceso. El varón nacido tendrá alteraciones en sus genitales externos ( hipospadias, testículos no descendidos) , esterilidad, retraso puberal y aspecto corporal feminoide. Es el Síndrome de Klinefelter.

Algunos estudios correlacionan alteraciones con exceso de cromosoma Y ( p.ej. 44XYY)

con personalidades severamente agresivas y violentas.

Otras alteraciones genéticas también presentan perturbación del desarrollo puberal y cursan con disminución de la fertilidad. El más frecuente es la trisomía del cromosoma 21 o Síndrome de Down. Si bien las mujeres portadoras del síndrome pueden ser fértiles, los varones habitualmente no lo son.

Esta determinación del sexo genético (macho o hembra) será la que ocasione que el embrión, que permanece en un estadío de indiferenciación hasta que alrededor de las 11 semanas se hace evidente la diferenciación de los genitales externos. Los tejidos que darán origen a la uretra masculina se pliegan y cierran desde la base hacia el extremo, conformándose a su alrededor el cuerpo del pene.

En la hembra, este pliegue uretral permanece abierto originando los labios menores y la entrada de la vagina.

Dos eminencias laterales, los tubérculos labio escrotales darán origen en el macho al escroto y en la hembra a los labios mayores.

Los órganos genitales internos provienen también de estructuras embrionarias que se desarrollan o atrofian según sea el estímulo hormonal dado por la gónada embrionaria.

En el embrión de cuatro a seis semanas aparecen en el embrión unas estructuras paralelas a la línea media llamadas mesonefros . De su diferenciación en el embrión XY se desarrollarán las vesículas seminales, los conductos deferentes y los epidídimos.

Al final del segundo mes de embarazo aparecen unas estructuras llamadas conductos de Müller.

Si el embrión es XY la gónada se diferenciará hacia testículo y atrofiará los conductos de Müller que quedarán como restos embrionarios.

En la hembra la persistencia de la gónada indiferenciada permitirá el desarrollo de las trompas de Falopio, el cuerpo y cuello del útero y cuatro quintos internos de la vagina .

Las gónadas femeninas (ovarios) se mantendrán dentro de la cavidad abdominal durante el resto de la vida. En cambio en el macho la gónada masculina(testículo) migrará hacia fuera de la cavidad abdominal durante la última etapa de la vida fetal o durante los primeros momentos de la vida extrauterina, alojándose en el escroto o bolsa.

Esta migración pareciera estar determinada por los niveles hormonales de las gónadas y alteraciones en su constitución pueden impedir total o parcialmente el descenso (criptorquidia)

Infancia

Durante la infancia no hay grandes cambios en tamaño o actividad del cuerpo erótico, lo que no implica que la estimulación de las regiones genitales y perigenitales no sea placentera. De hecho la autoestimulación genital es buscada por los niños y niñas apenas pueden disponer de la coordinación neurolocomotora necesaria para hacerlo.

En el varón aparecen erecciones espontáneas durante el sueño o provocadas por auto o heteroestimulación desde los primeros momentos de la vida postnatal y aún se han detectado durante la vida intrauterina.

En las niñas puede aparecer tumefacción de las mamas y flujo vaginal (y aún una pseudo menstruación) durante las primeras semanas, debido a la persistencia de hormonas femeninas maternas que pasan por la placenta.

No se presentan cambios en los niveles hormonales durante la infancia, salvo situaciones patológicas. Así es que los genitales externos e internos prácticamente no varían en aspecto ni función en esta etapa de la vida.

Pubertad

Posiblemente por un proceso de maduración del hipotálamo, que se vuelve menos sensible a los niveles hormonales producidos por las gónadas, llegada la segunda década de la vida el sistema de autorregulación hipotálamo- hipófisis- gónada se desequilibra y esto lleva a aumentar la producción de neurohormonas que estimulan la producción de los factores de estimulación hormonal en la hipófisis.(una pequeña glándula que articula el funcionamiento neuro endocrino, ubicada en la base del cerebro, alojada en una cavidad de la base del cráneo llamada silla turca.

Estas hormonas estimulan a su vez el crecimiento y maduración de las gónadas.

si se trata de un varón los testículos producirán fundamentalmente testosterona. Si se trata de una mujer los ovarios producirán estrógenos y progesterona.

La testosterona producida por los testículos ocasionará a su vez la aparición de los caracteres sexuales secundarios: vello corporal, aumento de la masa muscular, crecimiento de la laringe(que modificará la voz y se hará más grave) , crecimiento del tamaño del pene y aparición del vello pubiano, axilar y facial.

Los estrógenos en la niña producirán el aumento de las glándulas mamarias, la distribución femenina de la grasa corporal y la maduración del útero y de la vagina, que adquirirán aptitud para la cópula y la reproducción.

Los cambios producidos en los genitales externos e internos se denominan caracteres sexuales primarios. Los que ocurren fuera de los genitales ( vello, crecimiento mamario, modificación del sudor, masas musculares, distribución de la grasa corporal, modificaciones en el tamaño de la laringe, adquisición de aspecto femenino o masculino) se denominan caracteres sexuales secundarios.

Alrededor de los 10 ½ años las niñas presentan su primera menstruación o menarca, con una amplia variabilidad entre los nueve a los quince años dependiendo de factores raciales, climáticos y hereditarios. el pico de crecimiento puberal ocurre previamente a la menarca, continuando su crecimiento durante dos o tres años más. Luego de esta etapa se produce el cierre de los cartílagos de crecimiento de los huesos largos y el crecimiento se detiene.

La pubertad ocurre en los varones aproximadamente un año más tarde que en las niñas (alrededor de los 11 ½ años) igualmente con amplia variabilidad.

En los varones podríamos homologar a la menarca el momento en que se produce la primera eyaculación sea por polución nocturna o por autoestimulación. A esta primera emisión de semen se la denomina egarca o semenarca.

La semenarca ocurre paralelamente al momento de mayor crecimiento en talla (pico puberal). continuando el crecimiento hasta el cierre de los cartílagos de crecimiento, que ocurre entre tres y cinco años posteriores.

2.- PROCESO DE SEXUACION: DETERMINANTES PSICOLOGICOS , VINCULARES Y SOCIALES.

INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Lic. Virginia Martínez Verdier

INTRODUCCION:

En una misma persona coexisten diferentes vertientes sexuales que se integran en un todo particular y único.

Es así que en el momento de la concepción de un sujeto podemos considerar la existencia de un sexo cromosómico o genético (XX determina sexo femenino y XY, masculino).

El sexo gonadal corresponde a los óvulos en las mujeres y los espermatozoides en los varones.

El sexo morfológico se refiere a las características que tienen los genitales externos femeninos y masculinos, así como las características sexuales secundarias de cada sexo.

El sexo psicológico está íntimamente relacionado con la identidad sexual.

El sexo legal es el que se atribuye en el momento del nacimiento y figura en los documentos del sujeto.

El sexo socio-cultural es el asignado por la familia y la cultura, en relación a los roles y comportamientos que deben cumplir los varones y las mujeres. Todas estas vertientes que se articulan en cada persona pueden coincidir entre sí o no; dependerá de diversas cuestiones hormonales durante el embarazo o el desarrollo postnatal y de la crianza recibida el que una persona pueda o no hacer coincidir plenamente su identidad sexual con cada una de esas vertientes.

La identidad es una estructuración psicosocial que permite a las personas reconocerse como sí mismas. Es la capacidad de decir YO SOY. Se va construyendo a lo largo de la vida, acorde a la integración de las características básicas de la personalidad, las experiencias vitales, las relaciones vinculares fundamentales y las pautas culturales.

Los primeros años de vida dejan marcas indelebles en la constitución de una identidad sana o enferma, fuerte o débil, equilibrada o no.

La identidad sexual forma parte de la identidad en general de una persona.

La identidad de género es aquella que se produce por la asignación social acorde al sexo biológico. Es lo que la sociedad espera de cada persona acorde a su sexo femenino o masculino.

La identidad de rol es la identidad que cada uno asume en función de su historia o su deseo, y puede coincidir o no con su identidad de género. Por ejemplo, una persona puede nacer y sentirse mujer, pero desear a otra mujer, o realizar actividades tradicionalmente esperadas de los hombres.

Ambas identidades (de género y de rol) forman las dos caras de una misma moneda: la identidad sexual.

Sigmund Freud estudió hace casi 100 años, la sexualidad infantil. Revolucionario para su época, declaró que los niños son sexuales y expresan su sexualidad de diversas maneras a lo largo de su infancia. Menciona así las zonas erógenas (boca, ano y genitales), las cuales son estimuladas por la energía sexual (libido), que evoluciona hacia la integración de una identidad sexual.

John Money desde hace 40 años se dedica a profundizar cómo se constituye la identidad sexual. Parte del estudio de variantes sexuales no habituales, y hace hincapié en el papel que juega la cultura durante los primeros 8 años de vida en la constitución de una identidad equilibrada o no, normal o perversa. Conceptualiza el Mapa de amor como un esquema mental que construye cada persona -durante sus primeros 8años de vida- y que indica cómo deben ser sus vínculos de amor, su amante idealizado y las modalidades sensoriales y amatorias satisfactorias para ese sujeto. Los juegos sexuales durante la infancia y los ensayos de cortejo promueven el desarrollo del esquema corporal y facilitan la afirmación de los mapas del amor. Nuestra sexualidad adulta estar  regida por la constitución saludable o no de nuestro mapa de amor.

EVOLUCION PSICOSEXUAL O PROCESO DE SEXUACION:

PRIMERA INFANCIA: 0 a 5 años.

Durante el primer año de vida, la sexualidad del niño se expresa fundamentalmente a través de la boca. A través del chupeteo en los primeros 6 meses y del morder en el segundo semestre, el bebé logra el reconocimiento de sensaciones placenteras y displacenteras así como el conocimiento del mundo externo. Con el cambio de los pañales y la limpieza de sus genitales el bebé reacciona con sonrisas y manifestaciones placenteras. Pronto llevará sus manos hacia ellos para repetir esas experiencias de placer. En el varón se hace más evidente ya que su pene responde biológicamente con una erección.

Aunque la boca es la zona erógena de utilización preponderante del bebé, también su piel cumple funciones fundamentales para la constitución de una personalidad sana. El contacto es una necesidad que permanece a lo largo de toda la vida; pero, durante el primer año permite la estructuración de la confianza básica como modelo vincular afectivo y sexual. Sabemos que la ausencia de contacto suficiente puede llevar a situaciones de inanición emocional.

La posibilidad de experimentar caricias y cuidados amorosos asegura al bebé que su cuerpo es valioso y digno de ser querido. Siendo el tacto un sentido básico en las relaciones sexuales, el tocar y ser tocado son experiencias imprescindibles en los primeros años de vida ya que dejan la impronta de las conductas futuras con respecto a la intimidad física y afectiva.

Durante el segundo y tercer año de vida la sexualidad infantil se expresa fundamentalmente a través de los esfínteres anales y uretrales. Los chicos lucharán activamente por controlar o no sus impulsos. Primeramente descubrirán el placer por expulsar y luego lo harán por retener.

Dada la cercanía de los esfínteres con los genitales, si los niños viven como sucia y desagradable esta zona, probablemente desplacen también esa vivencia hacia la sexualidad genital futura.

Igualmente durante este período, el movimiento muscular ocupa un lugar importante en la expresión de la sexualidad. El niño siente que puede comenzar a dominar su cuerpo, que puede independizarse del apoyo permanente del adulto, que ya no es un bebé. Esas vivencias, resultado de sus experiencias cotidianas, son altamente placenteras para él. Así mismo le permiten estructurar la confianza en sí mismo, en sus capacidades y su fortaleza.

En general podemos decir que un niño o niña a partir de los 2 o 3 años tiene ya establecida una primera identidad sexual, se reconoce como varón o mujer, aunque no tenga aún muy claro porqué. Desde su nacimiento, la cultura le ha mostrado que cada sexo utiliza diferentes elementos o actúa de diferentes maneras. Descubre sensaciones genitales en respuesta a presiones, compresiones, roces y contactos; aprende a jugar con sus sensaciones corporales, entre ellas el rítmico chupeteo del pulgar. Descubre partes de su cuerpo y sus genitales, así como sensaciones de placer y displacer que estructuran las bases de sus caminos sexuales adultos.

El control de los esfínteres obedece al mismo patrón de desarrollo muscular que el necesario para una adecuada respuesta sexual adulta.

Entre los 3 y 5 años el niño comienza a identificarse con su padre o madre y hace fuertes ensayos de coqueteo hacia uno de sus padres o niños del sexo opuesto. Comienzan los "noviazgos" vividos muy seriamente. Estos ensayos están modelados por lo que viven en su entorno familiar y ambiental (televisión, jardín de infantes, vínculos familiares). Es la etapa de la curiosidad y el juego sexual, toque y contacto de las zonas erógenas entre niños y niñas de la misma edad y aún del mismo sexo, así como juegan a montarse entre ellos realizando ritmos pélvicos.

El contacto corporal, el estímulo de toda la piel es buscado abiertamente por el niño. Caricias, mimos, cosquillas, abrazos son sumamente placenteros para él.

En este sentido, se torna habitual que insistan por todos los medios dormir en la cama de los padres y con los padres. Desde despertarse de noche, hacerse pis en su propia cama, enfermarse, o simplemente para mirar televisión, los chicos de esta edad intentan lograr su objetivo: el placer de sentir el contacto corporal.

Los genitales comienzan a ocupar un lugar preponderante; tanto el conocimiento de los propios

(autoestimulación), como de los ajenos, para comparar las diferencias entre los sexos y entre los cuerpos de los chicos y de los adultos. Así mismo esa curiosidad sexual se extiende a la necesidad de investigar cómo se hace un bebé. En esta edad los niños manifiestan conductas exhibicionistas con sus actitudes sexuales, las muestran abiertamente. La exploración de sus genitales es la conducta más habitual de esta edad. Los genitales responden fisiológicamente congestionándose en las nenas y con erección peneana en los varones, ya que las caricias despiertan su excitación que es vivida por los niños con mucho placer; pero los niños de esta edad no le atribuyen a esta respuesta sexual la intencionalidad y el sentido que tendrá luego de la pubertad.

Los juegos exploratorios irán configurando su esquema corporal y su identidad sexual; que se desarrolle saludablemente o no dependerá de la actitud de los adultos hacia las manifestaciones sexuales de los niños.

SEGUNDA INFANCIA: 6 a 9 años.

Este período fue llamado por Freud "de Latencia" ya que el niño logra reprimir sus fuertes impulsos sexuales y los encamina hacia la posibilidad de aprendizaje y el desarrollo de la sociabilidad.

Sin embargo, la latencia pasa a ser en realidad la búsqueda de la intimidad a través del pudor. No quiere que lo vean cuando va al baño y quiere bañarse o cambiarse solo. Sus manifestaciones sexuales continúan pero a escondidas, ya no se exhibe públicamente como en los años anteriores. Las actividades compartidas con otros niños suelen realizarlas en estado de tensión, risas y bromas. Es la época de los secretos, los chistes "verdes", las charlas con doble sentido. Es su manera de escapar a las normas fijadas por los adultos, y eso les da mucho placer.

Ya aprendieron que su ser varón o mujer es una condición permanente que depende de la biología y no de la ropa, los adornos o la profesión. A esta edad los varones tienen un papel sexual más estereotipado y rígido que las nenas; éstas aceptan mejor los juegos de los niños que viceversa.

Comienzan a formarse los grupos con afinidades. La amistad entre ellos pasa a ocupar un lugar importante. Los adultos son dejados afuera.

La curiosidad continúa ocupando un lugar importante en la vida del niño de esta edad. El deseo de saber le permite aprender y conocer el mundo que lo rodea. En relación a la sexualidad, la actitud investigadora también es importante para conocerse a sí mismo, a su cuerpo, sus sensaciones e interesarse por conocer a los otros. Es un patrón de conducta que podrá repetirse en el futuro. Desean saber qué es la menstruación, cómo se tienen los hijos, qué es el embarazo, cómo es el parto y cómo fueron su embarazo y su parto.

Hacia los 8 años los compañeros de juego romántico suelen cohesionarse en una aventura amorosa como ensayos de una pareja, a veces estable, y a veces, como sucesivas parejitas. La fantasía de atracción erótica incide sobre la identidad: "Ella gusta de mí", "Nadie gusta de mí," "Todas gustan de él porque es lindo", "Yo soy feo", son experiencias infantiles que generan expectativas y sufrimientos.

La sociedad refuerza permanentemente los modelos que cada sexo debe seguir, a través de los padres, otros adultos, los compañeros y los medios de comunicación masivos.

Un entorno receptivo y permisivo puede ayudar a desarrollar una autoimagen y autoestima valoradas, estrategias y recursos personales y sociales. Un entorno prohibitivo y descalificador, puede fijar esas imágenes denigradas, inhibir la adquisición de recursos y empobrecer la autoestima.

PREADOLESCENCIA: 10 a 13 años.

Aclaración previa:

En el Proceso de sexuación interjuegan permanentemente instancias biológicas, psicológicas, sociales y culturales. En ese sentido, cuando describimos un período evolutivo lo estamos haciendo desde una media poblacional, social y cultural. Podemos generalizar, pero debemos poner especial cuidado cuando consideramos a sectores sociales que escapan a esa media.

En general, en los sectores populares se observa que las manifestaciones sexuales se adelantan en la edad, ya que ante la aparición de los cambios fisiológicos de la pubertad, los estímulos externos empujan hacia una actuación sexual más temprana.

En la infancia marginada, las etapas que habitualmente describimos se funden y confunden. La falta de red familiar, de personas significativas que ocupen los roles tradicionales que sostienen el crecimiento hacen que estos "niños adultos" adquieran rápidamente actitudes que los exponen a mayores riesgos: prostitución infantil, violencia, abusos, enfermedades transmisibles sexualmente.

En los sectores medios se produce una "moratoria psicosexual", es decir, que aunque un sujeto de 11/12 años esté fisiológicamente maduro, su maduración psicosexual se completará a los 18/20 años, y por lo tanto actuará en consecuencia con esa última edad.

Definiendo términos:

La pubertad se refiere al período en que se manifiestan los cambios físicos de la maduración sexual (entre los 12 y 18 años aproximadamente).

La prepubertad se refiere al período inmediato anterior al desarrollo de los caracteres sexuales primarios y secundarios (10 y 12/13 años).

La adolescencia se refiere a los procesos psicológicos de adaptación a las condiciones de la pubertad.

La preadolescencia acompaña a la pubertad, pero puede prolongarse por mucho tiempo, independientemente de la progresión de la maduración física, por dificultades en la adaptació n a los cambios.

Características de la prepubertad y la pubertad:

Los cambios físicos van sucediéndose paulatinamente desde los 7 años de edad y se aceleran después de los 10/11 años (estirón).

El límite descriptivo entre la prepubertad y la pubertad es difuso en relación a las edades, ya que a una misma edad se observan desarrollos diferentes en los diferentes chicos. Así mismo el estirón se inicia más tempranamente en las mujeres, precediendo a la menarca.

El desarrollo genital se presenta con grandes variaciones en el tiempo, tanto en la edad de inicio como en su duración total. Esta última puede llevar entre dos años y medio y cuatro a¤os.

Los caracteres sexuales primarios están determinados por influencia hormonal, fundamentalmente estrógenos en las mujeres y testosterona en los varones. En las mujeres acaece la menarca (primera menstruación), a partir de la cual comienzan a liberarse los óvulos y a producirse el desarrollo mamario.

En los varones comienzan las poluciones nocturnas; su inicio no siempre indica capacidad reproductiva, ya que puede haber una infertilidad relativa hasta los 15/6 años por no haberse completado aún la maduración adulta de la espermatogénesis.

Caracteres sexuales secundarios: en ambos sexos aumenta la estatura, la sudoración, crece el vello pubiano y axilar, y se redistribuye la grasa corporal en forma femenina (caderas) y masculina (aumento de la masa muscular). En los varones se producen modificaciones de la voz y comienza a crecer la barba.

Características de la preadolescencia:

El aumento cualitativo de los impulsos lleva a un resurgimiento de la pregenitalidad, produciéndose una regresión a las conductas habituales de los 2 o 3 años de vida (oposicionismo, rebeldía, terquedad, exhibicionismo, gusto por la suciedad y el desorden o su reacción opuesta, etc.). El chico de este período es más inaccesible y es más difícil de controlar.

Sobresale su preocupación por los órganos sexuales, su función, integridad y protección. En este período no se interesa aún por relacionar sus genitales con situaciones amorosas y su satisfacción.

Demuestran su curiosidad sexual a través de chistes, secretos y cuchicheos.

Es habitual el interés por coleccionar objetos o formar grupos.

Suelen aparecer síntomas transitorios como descarga de tensión: miedos, tics nerviosos, dolores de cabeza, de estómago, comerse las uñas, tartamudear, jugar con sus cabellos, tocar constantemente todas las cosas.

Progresivamente los chicos comienzan a probar nuevos comportamientos abandonando los de su niñez, por lo cual se manifiestan con inestabilidad en sus conductas y emociones, que variarán de un chico a otro y aún en un mismo chico.

La estimulación de los genitales es una actividad que se realiza naturalmente desde el nacimiento. Somos los adultos los que la significamos como positiva o negativa ante los niños. Durante este período los chicos la realizan en la intimidad, como modo de sentir placer, de canalizar ansiedades y de conocer su propio cuerpo; pero la masturbación no alcanza aún la imperiosidad de la adolescencia.

Los varones se relacionan casi exclusivamente con compañeros del mismo sexo. Son agresivos con las mujeres de su edad, las atacan, tratan de evitarlas, se muestran presumidos y burlones. Expresan sus impulsos pregenitales a través de una gran inquietud motora, voracidad, actitudes sádicas, actividades anales (lenguaje obsceno, rechazo por la limpieza, gusto por los olores, habilidad en la producción onomatopéyica y de ruidos) y juegos fálicos exhibicionistas.

La chicas en su segunda infancia ya habían realizado una represión masiva de su pregenitalidad, por lo cual se dirigen más abiertamente al sexo opuesto; se muestran agresivas y seductoras en el juego del pseudoamor. Su mayor conflicto se manifiesta con la madre, necesitando "liberarse" de ella. Realizan una orientación decisiva hacia la realidad, adaptándose a ella. Se manifiestan como "señoritas", aceptando normas y comportándose adecuadamente a lo que se espera de ellas.

ADOLESCENCIA: 13/14 a 18 años.

La pubertad es un acto de la naturaleza, la adolescencia es un acto humano y cultural.

La adolescencia temprana (13/14 a 15 años) es un período de transición que mantiene características preadolescentes pero con franco movimiento hacia el desarrollo y la maduración adolescente.

Los cambios biológicos de la pubertad (la adquisición de la capacidad reproductiva y el crecimiento físico) determinan un elevado aumento del deseo sexual. Este genera a su vez una actitud negativa o positiva con respecto al propio cuerpo y a las normas morales de la sociedad que los culpabiliza, produciéndose sentimientos contradictorios.

La manera adolescente de sentir y expresar la propia sexualidad depender  de la personalidad, de las experiencias infantiles, de las actitudes familiares y de la sociedad en la que vive. Algunos reprimen totalmente sus emociones; otros manifiestan sus sentimientos sólo a través de las fantasías; otros buscan el contacto con el otro sexo.

Las actividades sexuales que desarrollan pueden ser autoeróticas, juegos sexuales o acto sexual coital. Una preocupación habitual del adolescente es cuándo iniciar este último. Recordemos que biológicamente la respuesta sexual es completa (deseo, excitación y orgasmo).

La masturbación suele ser vivida con culpa desde dos vertientes opuestas: por remitirlo a una conducta prohibida y vergonzosa o por ser considerado infantil en vez de satisfacer sus necesidades con una persona. Las pautas culturales suelen determinar que la masturbación sea más habitual en los varones que en las mujeres adolescentes.

En realidad, la masturbación es una conducta sexual positiva en varios sentidos: permite conocer el funcionamiento y las sensaciones del propio cuerpo, lo cual ser  favorable para posteriores encuentros sexuales funcionales; ayuda a descargar las ansiedades y angustias comunes de esta etapa del desarrollo; así como distanciar la necesidad de comenzar el ejercicio de una actividad sexual para la cual puede no estar aún maduro.

La genitalidad se instala definitivamente como zona predominante de satisfacción sexual. Los impulsos -sexuales y agresivos- estimulados por los cambios hormonales suelen descolocar a los adolescentes quienes sienten que no pueden controlarlos.

Una manera de defenderse de esos impulsos es volver a tener conductas infantiles conocidas: comer mucho o hacer dietas, constipación, desprolijidad, suciedad, orden o limpieza exageradas, etc.

La polaridad pasividad-actividad y la ambivalencia de sentimientos reaparecen fuertemente, lo cual determina fluctuaciones en el estado de ánimo, cambios en las conductas y en la capacidad de ver la realidad.

Las polaridades en un mismo sujeto pueden ser rebeldía/sumisión, aislamiento/sociabilidad, egoísmo/ altruísmo, sensibilidad/torpeza, dedicación/indiferencia, aceptación/rechazo, cuidado físico/ abandono, etc. Estas polaridades nos muestran que los cambios psicológicos que se van produciendo no son lineales ni definitivos.

Durante la adolescencia se deberá lograr la renuncia a la dependencia paterna y la búsqueda de otros del afuera como fuentes de satisfacción sexual. Este proceso atraviesa por diferentes momentos hasta poder establecer relaciones parentales y extra familiares maduras.

La separación amorosa que hace el adolescente de sus padres, produce que la energía sexual fluya libremente creando intensas situaciones de tensión, ansiedad, angustia y síntomas físicos diversos.

El adolescente temprano elige sus propias normas, leyes y valores, independientemente de la autoridad paterna.

En el varón, la primera búsqueda hacia el afuera está puesta en el amigo del mismo sexo, estableciendo relaciones idealizadas de complementación recíproca. En esta etapa de "homosexualidad transitoria" los adolescentes aprenden a ser varones desde los juegos sexuales o las charlas íntimas que les permiten identificarse con su mismo sexo. Habitualmente estas relaciones terminan abruptamente permitiendo el pasaje hacia la heterosexualidad.

Las mujeres también dan gran importancia a las amistades, pero con cualquiera de los dos sexos. Esta actitud surge de "tendencias bisexuales" normales que con el desarrollo dejarán paso a las elecciones hetersosexuales. El riesgo a esta edad es que la necesidad de identificaciones temporales empuje a la adolescente a relaciones sexuales prematuras. Las amistades, los enamoramientos, el estudio, los deportes, las fantasías protegen a la adolescente de conductas sexuales impulsivas. La declinación de la bisexualidad marca la entrada en la adolescencia propiamente dicha.

En la adolescencia propiamente dicha (15 a 18 años) los cambios son decisivos, la vida emocional más intensa y profunda. Los adolescentes realizan el camino desde el "Quién soy yo?" hacia el "Este soy yo".

Aunque las relaciones amorosas van definiéndose paulatinamente hacia la heterosexualidad, a£ú estos vínculos no son maduros. Su permanencia produce que la energía sexual autoerótica pase a satisfacerse en el vínculo con el otro. La intensa ansiedad lleva a esta edad a desarrollar "hambre" de cosas y personas. La incorporación exagerada de alimentos o la impulsividad en el cambio indiscriminado de relaciones con los otros -los otros no son vividos como personas sino como objetos de necesidad para descarga de ansiedades- va cediendo a medida que se define la identidad sexual.

Para poder desprenderse definitivamente de los padres de la infancia, los adolescentes suelen recurrir a actitudes de soberbia, arrogancia y rebeldía, desafiando las normas paternas. Este es un período de transición que finaliza con el desprendimiento.

A esta edad la energía sexual posibilita un desarrollo importante de la creatividad y la fantasía, así como la hipersensibilidad de los sentidos. El escribir un diario íntimo permite canalizar ansiedades, conectar las fantasías con la realidad e inhibir las actuaciones sexuales o agresivas. También la intelectualización y el ascetismo son modos de canalización de la tensión.

Dos sentimientos son predominantes: la tristeza por el desprendimiento de los padres de la infancia y el estar enamorado. Este enamoramiento es básicamente tierno y romántico además de una fuente de satisfacción sexual. Por momentos puede provocar el temor de crear una nueva dependencia y sometimiento emocional. La persona destinataria de este primer amor suele tener aspectos semejantes o francamente diferentes a alguno de los padres.

Las necesidades sexuales de los adolescentes son un hecho. Actualmente la edad de inicio de la vida sexual activa de ambos sexos promedia los 16 a 17 años. Las diferencias de maduración entre la edad biológica y la edad psicoemocional ocasionan que el deseo sexual no acompañado por la posibilidad de reflexión y toma de conciencia de los riesgos existentes, exponga a los adolescentes a enfermedades transmisibles sexualmente y a embarazos no deseados. Estos riesgos suelen ser generados por:

La adolescencia tardía (aproximadamente hasta los 24 años) es una fase de consolidación de la estructura de personalidad que alcanza una madurez relativa.

El cuerpo comienza a reconocerse como un todo erógeno. No predomina una zona en particular. Cada persona irá descubriendo -en función de su historia y su personalidad- qué partes de su cuerpo son más sensibles y agradables para sentir placer.

Aunque la madurez sexual debería llevar a esta posibilidad, la cultura incide en dar predominancia al placer genital. A los varones les resulta difícil integrar la sensibilidad de todo su cuerpo, o incluso, no lo creen necesario. En ese sentido, no sólo inhiben la posibilidad de alcanzar niveles superiores de satisfacción, sino que esta actitud puede determinar diversos trastornos sexuales.

Recordemos:

La identidad sexual continúa reafirmándose y reestructurándose a lo largo de toda la vida. Los cambios políticos, económicos y sociales, las modas y las diversas crisis vitales (casamiento, nacimiento de los hijos, divorcio, climaterio, etc.) vuelven a hacer entrar en conflicto al sujeto, el cual se replantea su postura ante la vida, sus valores y su sexualidad.

3.- BIBLIOGRAFIA:

- Blos, Peter. Psicoanálisis de la adolescencia. Ed. Mortiz. M‚xico. 1971.

- Escardó, Florencio. Sexología de la familia. Ed. El Ateneo. Bs.As. 1961.

- Flores Colombino, Andrés. Educación Sexual. Ed. Dismar. Montevideo. 1991.

- García Fernández, José. Guía práctica de educación sexual para el educador. Ed. Medusa. Pamplona. España. 1990.

- Martínez Verdier, Virginia; Fernández, Gloria; Seglin, Carlos A. Educación para el amor y la salud sexual: Porqué, para qué, cómo, cuándo y dónde. Jornada Implicancia de la sexualidad en el trabajo con menores. Consejo Nacional del Menor y la Familia. Bs.As. 1996.

- Pomiés, J. y Entel, A. La educación sexual de 0 a 18 aNos. Ed. Vivir. Bs.As. 1986.

- Seglin, Carlos La primera vez. Una gu';ia para los que inicianm su sexualidad. Ed. Planeta. Bs. As. 1996.

 

NOS DESPEDIMOS HASTA LA PROXIMA.

DISCULPAS POR LA TARDANZA!


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