Seminario
El pensamiento de Donald D.
Winnicott
http://wwww.edupsi.com/winnicott
winnicott@edupsi.com
Organizado por : PsicoMundo
Coordinado
por :
Lic. Andrés Nelken
Clase 5:
Función materna
Claudia Yoel
Transferir clase en archivo
.doc de Word para Windows
El individuo hereda un proceso de maduración que puede llevarse a cabo en la medida en que exista un ambiente facilitador que se adapte a las cambiantes necesidades del individuo en crecimiento.
El ambiente facilitador es el que debe proporcionar sostén (holding), manejo adecuado, en su forma y timing(handling), y presentar el objeto que permitirá al niño tener una experiencia de ilusión y un momento de omnipotencia absoluta, incondicional, en la cual cree crear el objeto(subjetivo), que además forma parte de él. Este objeto es creado, aunque para que lo sea debe ser hallado.
El medio permite el desarrollo espontáneo, desde dentro hacia fuera, desde ese núcleo espontáneo y único que es el recién nacido. De manera tal que éste pueda vivir a ese medio que satisface sus necesidades como creación de sí mismo y como parte de sí.
Al comienzo" el otro aporta "su capacidad de adaptacion y sostiene la existencia naciente del bebé haciéndose cargo de los cuidados; lo ayudará a habitar un cuerpo; como espejo que refleja su propio ser naciente en su mirada viva confirmará su existencia, y como "objeto real que sobrevive" a los ataques le abrirá el camino hacia la realidad externa, hacia el mundo.
Ulteriormente como objeto de amor, como objeto de deseo, como rival y como aquel con quien se comparte el propio mundo interno, la transicionalidad, desde el juego compartido hasta la experiencia cultural.
Un desarrollo verdadero es el que se produce por la actualización y el despliegue de las potencialidades que el sujeto trae; del registro que de las experiencias tenga, y del ejercicio de su imaginación creadora para otorgarles sentido a estas experiencias. Así esas potencialidades del individuo se van actualizando, y, al interactuar con los objetos, la vida biológica se va haciendo vida psicológica, y los acontecimientos, experiencias personales e historia.
Los comienzos del self se producen cuando comienzan a aparecer los primeros esbozos de autoconciencia, y el yo cumple una serie de funciones, una de las cuales es el desarrollo de esa cierta capacidad de tener experiencias, de registrarlas. Cuando de habla de Yo se habla de funciones, cuando se habla de self se habla de persona.
Las funciones yoicas las cumple la madre al principio. La madre es un yo auxiliar y la fortaleza o no del yo va a depender de la adecuacióon de la madre para cumplir esas funciones.
W. postula dos órdenes de necesidades: las necesidades del Yo, que son prioritarias y deben ser satisfechas por una madre-medio ambiente, detrás de la cual estará la persona, y las pulsiones, que son satisfechas por la madre-objeto de la pulsión y cobran importancia cuando la integración permite que las sensaciones que promueven puedan encuadrarse en el campo de una experiencia vivida como propia.
Las necesidades instintivas son secundarias y vividas al comienzo como ajenas. Son las libidinales y las agresivas, derivadas de la movilidad primaria, del erotismo muscular.
La importancia de las necesidades instintivas se hará evidente cuando haya un núcleo de ser verdadero, capaz de transformar las actividades que los instintos suscitan en el bebé en experiencias personales.
Las necesidades del yo permiten el nacimiento del self verdadero y de la vida psicológica.. Holding, handling y presentación del objeto son las tres necesidades del Yo que deben satisfacerse. El objeto adecuado para satisfacerlas es la madre medio ambiente, detrás de cuyo amor está la madre persona.
La satisfacción de la primera conduce a la integración, la satisfacción de la segunda conduce a la personalización, la satisfacción de la tercera a la creación de la realidad a partir del propio despliegue.
La adecuada satisfacción de estas necesidades constituye la base del nacimiento de un self verdadero, fruto de un desarrollo verdadero, y su despliegue ulterior.
Al comienzo, la conexión mental cuasi perfecta del bebé y su madre proporciona al bebé un sostén, un holding metafórico que hace posible el holding o sosten material, al captar la madre cómo, cuándo y de qué manera debe proporcionarlo.
La segunda necesidad es el handling manipuleo, o sea los contactos físicos, las caricias, los cuidados corporales, haciéndose extensivo al mantenimiento de las constantes térmicas, el nivel de estimulación auditiva y visual adecuada. Así, captando las necesidades primarias del bebé, la madre se adapta activamente a las mismas.
La tercera función de la madre es presentar el objeto, que en primera instancia es el objeto de la pulsión, el pecho en la experiencia que denomina primera mamada teórica, pero que ulteriormente es la realidad misma que la madre de ir presentado a su hijo en la medida en que éste vaya siendo capaz de otorgarle a la misma un sentido. A esta captación de sentido la llama comprensión.
Más adelante la madre deberá reflejar el gesto espontáneo de su hijo consagrándolo, y reflejando en su mirada al hijo, para que éste vea confirmada su existencia, al mirarse en la mirada de la madre. Al verse a sí mismo reflejado; su existencia, su unicidad serán así convalidadas por esa madre que no expresa en su mirada sus propios deseos, sino que lo refleja..
Al comienzo del desarrollo normal se parte de una unidad primitiva. Esta unidad está garantizada por un mecanismo psíquico, la identificación primaria, conforme con la cual, desde el punto de vista vivencial, madre y bebé son una unidad; así, la comunicación entre ellos será directa y total, no necesitará de gestos ni señales en este primer momento. Si la conexión de la madre con su hijo es perfecta y no es perturbada, se sentarán las bases de la empatía y de toda comunicación profunda posterior.
El hijo exigirá de su madre una adaptación perfecta a sus necesidades primarias, de manera tal que pueda sustentarse su creencia en su omnipotencia absoluta y directa, y pueda sentirse creador de ese objeto que lo satisface y que es parte de él.
El bebé debe creer que satisface sus necesidades mágicamente.
Al necesitar algo surge en el niño la preconcepcion de eso que necesita: ése es el primer esbozo de creación, el medio capta esa necesidad y proporciona un objeto que se adecua más o menos a aquel que el infante crea, en el momento en que lo crea, ni antes ni después, y en el lugar en que lo crea; de ese encuentro nace la experiencia de ilusión, y de esta experiencia nace el ser en acto, porque la madre siendo, ha dejado que su hijo sea.
W. dice que se parte de una dependencia absoluta (Mahler: fases autismo-simbiosis) y después el individuo se dirige idealmente hacia la independencia que nunca es absoluta. Pasa de una dependencia absoluta hacia una dependencia cada vez más relativa hasta adquirir suficiente grado de independencia y libertad. Este camino pasa por la conciencia de la dependencia.
La primera parte de la función materna es la de dar al niño la oportunidad de una experiencia de omnipotencia, siendo la desadaptación la segunda. Normalmente, la adaptación de la madre resulta en una falla adaptativa gradual, y esto desemboca en la función familiar de introducir gradualmente el principio de realidad para el niño.
El ambiente es adaptativo y luego desadaptativo. El tránsito de la adaptación a la desadaptación se vincula íntimamente con la maduración de cada individuo, y, por ende con el paulatino desarrollo en el individuo de los complejos mecanismos psíquicos que le posibilitan pasar de la dependencia a la independencia.
En la fase de dependencia absoluta, el bebé necesita condiciones ambientales que posean ciertas características: que satisfagan sus necesidades fisiológicas, que sean estables, dignas de confianza. El sostenimiento protege contra la afrenta fisiológica; toma en cuenta la sensibilidad epidérmica del bebé (tacto, temperatura, sensibilidad auditiva, visual, sensibilidad a las caídas; así como el hecho de que el bebé desconoce la existencia de todo lo que no sea él mismo.
El sostenimiento incluye toda la rutina de cuidados a lo largo del día y de la noche y sigue los cambios (físicos y psicológicos) casi imperceptibles que van teniendo lugar en el crecimiento y desarrollo del bebé.
El sostenimiento comprende en especial el hecho físico de sostener el bebé en brazos y que constituye una forma de amar.
Todo esto conduce a la instauración de las primeras relaciones objetales del bebé y a sus primeras experiencias de satisfacción instintiva. La salud mental del individuo se apoya en este cuidado materno, en el que apenas se repara cuando no hay complicaciones y que es continuación de la provisión fisiológica que caracteriza al estado prenatal. Esta provisión ambiental proporciona a la criatura un importantísimo apoyo del ego.
El resultado de un buen cuidado materno consiste en que el bebé lleva en sí una continuidad existencial que constituye la base de la fuerza del ego; mientras que el fallo de dicho cuidado produce la interrupción de esa continuidad a causa de las reacciones provocadas por las consecuencias del fallo en cuestión, con el consiguiente debilitamiento del ego. Semejantes interrupciones constituyen el aniquilamiento y van asociadas con un dolor de característica e intensidad psicóticas. En esta etapa el bebé es un ser inmaduro que en todo momento se halla al borde de una angustia inconcebible. Esta angustia es mantenida a raya por la importantísima función que la madre desempeña: su capacidad para ponerse en el lugar del bebé y saber cuales son sus necesidades.
Para ello la madre se identifica con el bebé que crece en sus entrañas, lo cual le permite emplear una potente capacidad para intuir las necesidades del bebé. Esta identificación con el bebé es una identificación proyectiva, dura cierto tiempo después del parto y poco a poco pierde importancia. A medida que el bebé se va separando necesariamente de la madre, ella se muestra dispuesta a aflojar su identificación con el bebé.
La preocupación maternal primaria es una actitud espontánea, es una disposición que en determinado momento surge en la madre (replegándose) que le permite vincularse por una vínculo de identificación primaria con su hijo
La madre, por medio de su identificación con el bebé, sabe cómo se siente el bebé y por lo tanto es capaz de darle casi exactamente todo cuanto necesita en forma de sostenimiento y de provisión de un medio ambiente general.
Lo que el bebé necesita al principio es una adaptación viva a sus necesidades de maduración.
El término procesos de maduración se refiere a la evolución del ego y de la personalidad, e incluye toda la teoría de ello, instintos y sus vicisitudes, así como las defensas en el ego en relación con el instinto
La madre y el padre ponen en marcha un proceso de desarrollo que da por resultado la existencia de un "huésped" dentro del cuerpo de la madre, luego en sus brazos y más tarde en el hogar provisto por los padres. Los padres dependen de las tendencias heredadas por la criatura. Los padres pueden proveer lo necesario para que el niño esté sano, en el sentido que alcance la madurez propia de cada etapa de su vida. Si el éxito los acompaña en esta tarea, entonces los procesos de maduración de la criatura no se ven bloqueados, sino que reciben satisfacción y pasan a formar parte del niño.
Esta adaptación a los procesos de maduración del niño es sumamente compleja y exige muchísimo de los padres.
Al principio es la madre quien constituye el medio ambiente posibilitador, para lo cual necesita apoyo del padre del niño, familia y medio ambiente social más inmediato.
En la fase de dependencia absoluta lo que el niño necesita es un elevado grado de adaptación para que su proceso de desarrollo no sufra ninguna deformación.
Durante la fase de dependencia absoluta el bebé no dispone de medio alguno que le permita ser consciente de la provisión materna.
El estado de dependencia absoluta corresponde al estado inicial del bebé, cuando aún no ha separado lo "distinto de mí" de lo que es "parte de mí", pues no está equipado todavía para esa tarea. El objeto es un objeto subjetivo, no percibido objetivamente. Aún si es "repudiado", "puesto fuera", el objeto sigue siendo un aspecto del bebé.
El desarrollo tiene lugar debido a la experiencia del bebé con respecto a la conducta adaptativa de la madre. Esta conducta de la madre hace posible que el bebé encuentre fuera del self lo que necesita y espera. Por medio de la experiencia de un quehacer materno suficientemente bueno el bebé pasa a la percepción objetiva, si ha heredado la tendencia, y además, si ha recibido la dotación perceptual y la oportunidad para ello.
En un determinado momento del desarrollo el niño necesita que la madre empiece a fallar. Si continua una adaptación perfecta, la madre perpetua la simbiosis.
La madre está siempre "traumatizando" dentro de un marco de adaptación y así el bebé pasa de la dependencia absoluta a la dependencia relativa. Pero si el resultado difiere del de un trauma, ello se debe a la habilidad de la madre para percibir la capacidad que tiene su hijo en cada momento de emplear nuevos mecanismos mentales.
La manipulación (handling) sirve para describir la provisión ambiental que corresponde vagamente a la instauración de una colaboración psicosomática. El inicio de las relaciones objetales es complejo. No puede tener lugar sin la provisión ambiental de la presentación objetal, realizada de tal forma que el bebé sea quien crea el objeto.
El bebé imagina que va a ser acariciado y es acariciado, eso le produce sensaciones de calor, etc que van reforzando el vínculo de lo imaginario y el cuerpo y empieza a imaginar entonces qué es lo que pasa, a través de la imaginación que le da un sentido a esas maniobras. Y esa conjunción qque se va dando entre lo que el chico imagina, lo que recibe del medio que no reconoce todavía como recibido del medio, va produciendo una unión psicosomática
Poco a poco se va integrándo y personalizando, se va instalando en ese cuerpo que ahora es su cuerpo.
En el bebé se desarrolla una vaga expectación que tiene su origen en una necesidad no formulada. La madre adaptativa presenta un objeto o manipulación que satisface las necesidades del bebé, y de esta manera el bebé empieza a necesitar justamente lo que la madre le presenta. De este modo el bebé llega a adquirir confianza en su capacidad para crear objetos y para crear el mundo real.
En la medida en que la madre responde adecuadamente se vive una experiencia de ilusión que permite gradualmente entrar en la posición depresiva donde se constituye la realidad externa a través del despliegue agresivo del bebé que choca contra ella. Un medio que no tolera los ataques del niño y no se adecua produce una inhibición precoz de todas las posibilidades del niño.
En un determinado momento las necesidades vinculadas con la movilidad primaria necesitan para su satisfacción de un medio que oponga resistencia, necesita chocar contra algo. Es consciente de ello y en ese momento coloca al objeto fuera de la órbita de omnipotencia del yo, lo que significa para el niño una fractura. Porque el mundo externo se forma como una disociación de esa unidad.
A partir de ese momento también se da la diferenciación entre realidad y fantasía. Hasta ahora todo obedecía a su omnipotencia mágica, no distinguía el mundo de él pues el mundo hacía los mismos movimientos que él hacía. Cuando empieza a fallar, hay partes del mundo que ofrecen resistencia; el chico imagina algo y no se cumple. Si el fallo es gradual, va a ir distinguiendo más claramente el sí mismo de lo que no es él mismo, y descubre la alteridad de la madre como objeto significativo y el mundo.
Si es vivido como ataque, la falta de adaptación hace que el mundo externo irrumpa dentro de la unidad y la fractura. Es la súbita desilusion que se produce cuando la madre se desconecta y falla masivamente y en forma continuada.
En la fase siguiente, la de dependencia relativa, la adaptación va disminuyendo poco a poco y el bebé comienza a ser consciente de su dependencia. Cuando la madre permanece alejada durante un periodo superior a la capacidad del bebé para creer en la supervivencia de la madre, la angustia hace acto de presencia, lo cual es el primer indicio de que la criatura es consciente. Antes, por el contrario, la ausencia de la madre no hace más que privar al bebé de la especial habilidad materna para salvaguardarlo de todo ataque exterior, con lo que se impide una eficaz instauración de ciertos avances esenciales en la estructuración del ego infantil.
La fase que sigue a esa en la que la criatura tiene cierta conciencia de que necesita a la madre se caracteriza por el hecho de que la criatura empieza a comprender que la madre es necesaria. La duración aproximada de esta fase es entre los 6 meses y 2 años.
Cuando la criatura alcanza los 2 años se han producido ya algunos acontecimientos que la preparan para enfrentarse con la pérdida.
Al finalizar la posición depresiva el niño crea una objetosímbolo del objeto materno interno que le permitirá hacer frente a sus ansiedades depresivas. Hará con este objeto(transicional) que se encuentra en su horizonte (pero que él cree haberlo hallado) lo que quiera.
Función materna | Dependencia | Desarrollo del bebé |
Sostener. La percepción se basa en la empatía |
Absoluta | Integración. (se da alrededor de los 6 meses) Se parte de un periodo inicial no integrado de psique y soma |
Manipular. La percepción se basa en la captación.Actitud proveedora y protectora que responde a las nuevas señales que emite el niño. |
Relativa | Personificación (entre los 5-6 meses) existencia psicosomática individual |
Presentación de
objetos. La percepción se basa en la facilitación |
Independencia | Realización (alrededor de los 3 años)capacidad de relaciones con objetos. |
Si la falla ambiental es prolongada, aparecerán precozmente defensas "mentales", como un mecanismo de adaptación. Son estas pautas de reacción (defensas), las que sacan al bebé de la continuidad existencial en el bienestar de su cuerpo.
La huella del sufrimiento corporal, la reacción mentalizada de defensa del periodo inicial, y la situación de dependencia frustrada quedan congeladas. Esto es: no queda un registro simbolizado de la situación conflictiva inicial.
Por lo tanto, estos conflictos tempranos no tienen la posibilidad de aparecer en ninguna forma de alusión simbólica.
Cuando mayor sea la integración alcanzada por el niño, más gravemente puede ser herido por un trauma (entendiendo por trauma la destrucción de la pureza de la experiencia individual a raíz de la intrusión de un hecho real demasiado súbito e impredecible) -herido o sometido a un sufrimiento, por oposición a impedirle alcanzar la integración.
En dichas situaciones, el niño pequeño, en ese momento, congela la situación de fracaso y la cataloga. Inmoviliza ese momento de fracaso y registra como en slides lo sucedido. Un adulto que vive una situación traumática, hace lo mismo: en el momento archiva lo sucedido, lo cataloga y lo congela. Pero está allí al alcance para poder ser revivido con mucha más facilidad.
En cambio en el chico muy pequeño, en la medida en que no hay representaciones verbales, las fallas precoces quedan catalogadas como una especie de cicatriz, quedando la situación traumática escindida o si es muy intensa produciendo la formación de un falso self.
En las etapas tempranas del desarrollo, en la etapa de dependencia casi absoluta, un derrumbe en el ámbito de confiabilidad del "ambiente previsible promedio", se manifiesta en una falla total o falla relativa, en la instauración de la estructura de la personalidad y de la organización yoica.
Las fallas en la relación madre-hijo que ocurren más adelante, desde el comienzo de la disolución de la simbiosis, pueden originar enfermedades psicosomáticas.
Todas las teorías del desarrollo temprano consideran un periodo inicial de indiscriminación, de simbiosis, de no-integración, y reconocen la función indispensable de una madre sostenedora que provee al infante de un Yo auxiliar, dado que el Yo del bebé solo se empieza a formar gracias a los cuidados y estímulos que la madre le proporciona. En este periodo las provisiones maternales inadecuadas provocan angustia vital, de aniquilación. Para el niño, la inadecuación de la provisión ambiental es sentimiento de malestar; quedando un registro no simbolizado del mismo; como una impronta corporal inconsciente
El verdadero self se desplegará espontáneamente de dentro hacia fuera, y el medio nunca será su modelador, sino solamente facilitador de ese desarrollo.
El niño ejerce su creatividad primaria al crear el objeto subjetivo, y esta experiencia de omnipotencia contribuye al establecimiento, al nacimiento del self verdadero. El niño debe vivir un momento de omnipotencia absoluta, una experiencia de ilusión necesaria, en la cual cree crear el mundo, que además forma parte de él.
El bebé ejerce su creatividad primaria, si el medio se lo permite; si la adaptación de la madre es óptima, creará de su necesidad al objeto subjetivo; este no será vivido como un alter, es creado por el bebé y forma parte de él, sobre él se ejerce una omnipotencia incondicionada mágica, sin mediación de actos, directa y no limitada por la realidad externa, que aún no tiene para el bebé vigencia. El niño crea un objeto, que desde otra perspectiva halla. , pero debe crearlo y no hallarlo. Desde la perspectiva de la madre, ella logra sustentar la experiencia de ilusión y la omnipotencia primara de su hijo, captando su necesidad y adaptándose a ella. Dejando que el bebé cree al objeto, porque gracias a la madre lo halla donde y en el momento en que lo creó.
El bebé desarrolla una expectación que tiene su origen en una necesidad no formulada. La madre adaptativa presenta un objeto de manipulación que satisface la necesidad del bebé, de esta manera el bebé empieza a necesitar justamente lo que la madre le presenta.
El bebé desarrolla una confianza básica en su capacidad de crear, de poner el mundo, la madre da al bebé un breve periodo en que la omnipotencia es cuestión de experiencia. Así el bebé va integrándose, personalizándose y va realacionandose con el mundo externo(al cual al comienzo no reconoce como externo a él siendo a la vez cada vez más él mismo.